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Se busca eurodiputado para trabajar por el comercio
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Se busca eurodiputado para trabajar por el comercio

El sector se juega en Bruselas su futuro y necesita que en el Parlamento haya quien trabaje por el sector

Foto: Varios maniquíes en una tienda de ropa en Barcelona. (Europa Press/David Zorrakino)
Varios maniquíes en una tienda de ropa en Barcelona. (Europa Press/David Zorrakino)

En el bajo del edificio de 13 rue del Percebe, del genial dibujante Francisco Ibáñez, don Senén regentaba un pequeño comercio de ultramarinos o colmado en el que siempre encontraba modos de engañar a los clientes con el peso y la frescura de las mercancías, vender productos de mala calidad, o robados, o de negarse a vender lo que los clientes necesitaban como, por ejemplo, barras de hielo cuando hacía calor. Su tacañería y su fama de ser el comerciante más tramposo del barrio daban lugar a escenas de humor sin parangón. Desconozco si las historias de Don Senén son el origen de la falta de consideración social y política que tiene hoy nuestro sector. La realidad es que, hoy en día, pese a que todos pudimos comprobar en las semanas más duras de la pandemia que quienes trabajan en el sector poco tienen que ver con Don Senén, el comercio es el gran olvidado de nuestros sectores productivos en la inteligencia colectiva.

De nada sirven las grandes cifras. El sector del comercio supone en España el 14,0% del PIB o, lo que es lo mismo, más de 5 veces más lo que aporta el sector agrario, por ejemplo. Emplea a 3,2 millones de personas o posibles votantes (17% del total) y lo conforman 770.000 empresas, de las que 393.287 pertenecen al comercio minorista donde los ocupados suponen 1,8 millones de personas en toda España (el 8,9% del total de ocupados de la economía y el 60,9% del total del comercio). Se trata de un sector que contribuye de forma notable a la generación de riqueza y bienestar, tanto en los centros urbanos, como en el medio rural, actuando como elemento vertebrador imprescindible para la vida en los pueblos.

Conviene tener en cuenta además que el sector del comercio afronta cada día un tsunami regulatorio que afecta de lleno a su actividad. Tan solo en el año 2023 se aprobaron o modificaron 1.140 normas que afectan al sector en los ámbitos local, autonómico, nacional y europeo. Esto supone una media de 3,1 normas nuevas al día. La mayor parte de estas y, en especial, las que afectan a los productos de alimentación, son propuestas, discutidas y finalmente aprobadas en el ámbito comunitario. El sector se juega en Bruselas su futuro y necesita que en el Parlamento haya quien trabaje por el sector.

Durante el próximo mandato del Parlamento Europeo será clave la triple transición (digital, sostenible y de personas) que han de afrontar las empresas de distribución en Europa en los próximos cinco años, para lo que se necesita una inversión de 600.000 millones de euros. El desarrollo de todo el paquete de normas de reporte (diligencia debida, trabajos forzosos, etc.), los desarrollos reglamentarios del pacto verde con nuevas obligaciones medioambientales, la propuesta sobre plazos de pago o la revisión de la directiva de prácticas comerciales desleales son solo algunos ejemplos de lo que está por venir. Solo en el ámbito de sostenibilidad, energía y cambio climático se esperan 600 actos delegados durante el próximo mandato.

El comercio es el gran olvidado de nuestros sectores productivos en la inteligencia colectiva

Este sector debe considerarse como prioritario por parte de nuestros representantes en las instituciones europeas. Necesitamos eurodiputados dispuestos a trabajar por los intereses del sector comercial, que demuestren conocer, entender, compartir y defender las necesidades propias de las personas que trabajan en él y que se esfuercen por acordar normativas que favorezcan la competitividad y el desarrollo empresarial en el sector. La defensa de los intereses del comercio debe guardar consonancia con su importancia económica y social. Para ello, los grupos políticos han de elegir a las personas más idóneas entre sus candidatos y ocupar cargos de relevancia en las comisiones más estratégicas como las de mercado interior, agricultura, medio ambiente y políticas alimentarias. Senén era un personaje de ficción. La realidad del sector del comercio es muy distinta. La plaza sigue vacante y la causa lo merece.

*Felipe Medina, secretario general técnico de ASEDAS.

En el bajo del edificio de 13 rue del Percebe, del genial dibujante Francisco Ibáñez, don Senén regentaba un pequeño comercio de ultramarinos o colmado en el que siempre encontraba modos de engañar a los clientes con el peso y la frescura de las mercancías, vender productos de mala calidad, o robados, o de negarse a vender lo que los clientes necesitaban como, por ejemplo, barras de hielo cuando hacía calor. Su tacañería y su fama de ser el comerciante más tramposo del barrio daban lugar a escenas de humor sin parangón. Desconozco si las historias de Don Senén son el origen de la falta de consideración social y política que tiene hoy nuestro sector. La realidad es que, hoy en día, pese a que todos pudimos comprobar en las semanas más duras de la pandemia que quienes trabajan en el sector poco tienen que ver con Don Senén, el comercio es el gran olvidado de nuestros sectores productivos en la inteligencia colectiva.

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