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¿Quién tomará las riendas en las futuras disputas comerciales de la UE con China?
El papel de los coches eléctricos en los avances de la inteligencia artificial, la flexibilidad del sistema eléctrico y otros elementos estratégicos son clave en nuestra economía futura
El 29 de octubre, la UE adoptó finalmente aranceles adicionales a la importación de vehículos eléctricos chinos de hasta el 35%, además de su régimen actual del 10%. Como respuesta, sería lógico que los fabricantes chinos de vehículos eléctricos intentaran eludir esos aranceles invirtiendo directamente en Europa. Además, el gobierno chino podría utilizar estas inversiones para ejercer influencia sobre los miembros de la UE, en lo que podría considerarse una Iniciativa de la Franja y la Ruta 2.0.
Sin embargo, algo contraintuitivo parece estar ocurriendo: el gobierno chino aparentemente está instruyendo a sus fabricantes de vehículos eléctricos y baterías para reducir o incluso detener las inversiones en Europa. Esto se observa en el anuncio de Dongfeng Motor Group de detener las inversiones para la producción de automóviles en Italia y en los planes aplazados de Chery Automobile en España.
¿Por qué haría esto Pekín? Las razones oficiales para la decisión de Dongfeng parecen estar relacionadas con el apoyo de Italia a los aranceles de importación de la UE y con la preocupación de Pekín de qué nuevas plantas en Europa podrían contribuir a aumentar el exceso de capacidad en el mercado de vehículos eléctricos, especialmente en Europa, donde el crecimiento de este mercado está siendo más lento de lo esperado.
Más allá de estas motivaciones, la realidad es que el gobierno chino también podría estar anticipando que la nueva administración estadounidense adopte una postura aún más dura hacia los vehículos eléctricos chinos. En particular, Estados Unidos ha impuesto un arancel de importación del 100% a estos vehículos, es decir, más del doble del arancel de la UE. Adicionalmente, Estados Unidos planea prohibir el software y hardware chinos en todos los coches que circulen por sus carreteras. La motivación detrás de esta decisión es la posibilidad de que los "vehículos conectados" representen una amenaza para la seguridad nacional. Además, Estados Unidos no tiene intención de aceptar nuevas inversiones de China para la producción de vehículos eléctricos, y mucho menos ofrecer subsidios bajo la Ley de Reducción de la Inflación (IRA), como están haciendo algunos países europeos para atraer inversiones chinas. En otras palabras, la UE aún tiene un largo camino por recorrer para que sus restricciones comerciales sobre los vehículos eléctricos chinos se asemejen a las de Estados Unidos.
Esto plantea la cuestión de cuánto puede la administración estadounidense presionar a la UE para que haga más. Existe un caso claro en el que la administración Biden ha llevado a la UE a alinearse: los controles de exportación de productos relacionados con semiconductores (equipos de litografía para semiconductores avanzados en el caso de los Países Bajos). Además de los semiconductores, Estados Unidos ha presionado a la UE para que imponga restricciones a las empresas exportadoras de tecnología 5G, por lo que no se puede descartar una medida similar en el sector de los vehículos eléctricos.
¿Son los vehículos eléctricos un sector estratégico? Aunque muchos puedan ver los vehículos eléctricos como simples automóviles, su papel en los avances de la inteligencia artificial mediante la conducción autónoma, la flexibilidad del sistema eléctrico como baterías móviles y otros elementos estratégicos de nuestra economía futura se harán evidentes para todos. Así que, mientras todos esperan ansiosos las elecciones presidenciales en Estados Unidos de la próxima semana, el futuro presidente, ya sea demócrata o republicano, será firme con China. Por las razones antes expuestas, tal vez solo sea cuestión de tiempo antes de que el futuro presidente de EE.UU. logre inducir a sus principales aliados a colaborar en la contención de China. La instrucción de Pekín de reducir las inversiones en fábricas de vehículos eléctricos en Europa podría percibirse ahora como una represalia contraintuitiva, pero podría terminar teniendo sentido en este contexto.
El futuro presidente, ya sea demócrata o republicano, será firme con China
Todo esto forma parte de un desarrollo geopolítico más amplio en el que Estados Unidos está impulsando a sus principales aliados a reducir su exposición a China. En la mayoría de los casos —-particularmente en la UE, Japón y Corea del Sur— la dirección es la misma que la de Estados Unidos, aunque la velocidad de implementación puede variar. La UE podría verse obligada a acelerar su proceso de "de-risking" después de las elecciones estadounidenses, lo cual también implicaría que los productores de vehículos eléctricos chinos que ahora están retrasando sus inversiones en Europa podrían perder la oportunidad de reconsiderar su decisión.
*Alicia García Herrero es economista jefe para Asia-Pacífico en Natixis
*Leon de Graaf es defensor de la sostenibilidad en Sustainable Public Affairs
El 29 de octubre, la UE adoptó finalmente aranceles adicionales a la importación de vehículos eléctricos chinos de hasta el 35%, además de su régimen actual del 10%. Como respuesta, sería lógico que los fabricantes chinos de vehículos eléctricos intentaran eludir esos aranceles invirtiendo directamente en Europa. Además, el gobierno chino podría utilizar estas inversiones para ejercer influencia sobre los miembros de la UE, en lo que podría considerarse una Iniciativa de la Franja y la Ruta 2.0.
Sin embargo, algo contraintuitivo parece estar ocurriendo: el gobierno chino aparentemente está instruyendo a sus fabricantes de vehículos eléctricos y baterías para reducir o incluso detener las inversiones en Europa. Esto se observa en el anuncio de Dongfeng Motor Group de detener las inversiones para la producción de automóviles en Italia y en los planes aplazados de Chery Automobile en España.
¿Por qué haría esto Pekín? Las razones oficiales para la decisión de Dongfeng parecen estar relacionadas con el apoyo de Italia a los aranceles de importación de la UE y con la preocupación de Pekín de qué nuevas plantas en Europa podrían contribuir a aumentar el exceso de capacidad en el mercado de vehículos eléctricos, especialmente en Europa, donde el crecimiento de este mercado está siendo más lento de lo esperado.
Más allá de estas motivaciones, la realidad es que el gobierno chino también podría estar anticipando que la nueva administración estadounidense adopte una postura aún más dura hacia los vehículos eléctricos chinos. En particular, Estados Unidos ha impuesto un arancel de importación del 100% a estos vehículos, es decir, más del doble del arancel de la UE. Adicionalmente, Estados Unidos planea prohibir el software y hardware chinos en todos los coches que circulen por sus carreteras. La motivación detrás de esta decisión es la posibilidad de que los "vehículos conectados" representen una amenaza para la seguridad nacional. Además, Estados Unidos no tiene intención de aceptar nuevas inversiones de China para la producción de vehículos eléctricos, y mucho menos ofrecer subsidios bajo la Ley de Reducción de la Inflación (IRA), como están haciendo algunos países europeos para atraer inversiones chinas. En otras palabras, la UE aún tiene un largo camino por recorrer para que sus restricciones comerciales sobre los vehículos eléctricos chinos se asemejen a las de Estados Unidos.
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