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Tribuna
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'Zeitenwende', cambio de época, ahora sí que sí
Cabría esperar que el compromiso del canciller entrante Merz de "liderar Europa" tenga recorrido. Les ha costado, pero cuando identifican un problema y se ponen a ello, ejecutan con rigor y precisión envidiables
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Esta primera semana de marzo se escribe un punto de inflexión histórico desde Europa y sobre todo Alemania. Hablamos no solo del programa de 800.000 millones de euros para rearmar Europa presentado por la Comisión y enfrentar la cruda realidad de la retirada de EEUU en su apoyo en la guerra de Ucrania. Hablamos del cambio de actitud y propósito de la nueva coalición alemana del CDU-CSU y el SPD en política económica y hasta filosofía política para asumir la realidad. Bajo el mismo espíritu de encarar con realismo, fe y determinación el futuro, cabría esperar que el compromiso del canciller entrante Merz de "liderar Europa", que ha estado descabezada desde la crisis del euro, tenga recorrido. Les ha costado, pero cuando identifican un problema y se ponen a ello, ejecutan con rigor y precisión envidiables.
Ahora podemos hablar con toda propiedad de 'zeitenwende', cambio de época, una expresión a la que dio vida el saliente canciller Scholz durante el estallido de la guerra de Ucrania en un artículo, y con cuya significación e interpelación jamás estuvo a la altura. Ahora sí, con Merz, Alemania se hace con las riendas de su destino y decide aparcar el freno de deuda constitucional, el 0,35% del PIB que ha lacerado la inversión e hizo del país una excepción, un canario en la mina en los mercados globales de capital desde que estalló la Gran Crisis Financiera y EEUU lideró la salida a base de concatenar estímulos monetarios y financieros. La psicología social, anclada en los temores inflacionistas de los excesos de la República de Weimar, corría profunda. Hasta que llegó algo más fuerte, la necesidad de adaptación. Sólo a un Vance, vicepresidente de EEUU, se le ocurre sugerir a los alemanes cómo lidiar con su pasado.
Hasta qué punto este 'zeitenwende' tiene fondo da una idea el propio lenguaje. “Schuld” o “deuda” en alemán es sinónimo de “culpa”. La aversión instintiva que suscita la deuda es parte de esa psicología social alemana y explica en general el prosaico entendimiento que profesan en finanzas, a diferencia del mundo anglosajón. Comparado con una ciencia como la física, apenas tienen laureados en economía.
Nos marcó toda una época. La gestión de la crisis del euro prescrita por Merkel estuvo basada en el principio de contención de deuda encapsulado en el Pacto de Estabilidad y Crecimiento de marzo del 2010 que todo el mundo entendió y suscribió constitucionalmente. Pero ahí nos quedamos. Hasta tal punto llegó ese enroque dogmático que, cuando a la periferia le tocó apretarse el cinturón, no compensaron con mayor demanda interna, consumo e inversión para equilibrar el todo. Y después, cuando el país tuvo tipos de interés en negativo durante varios años (se les pagaba por tomar dinero), no lo aprovecharon para financiar agresivamente políticas de inversión expansivas (infraestructura, defensa, I+D). Buena parte de la pérdida de competitividad frente a EEUU estos 20 años se perdió por ahí.
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Que un partido que suscribe la ortodoxia financiera reconozca la realidad del efecto autolesivo que ha tenido una falta de inversión secular, es ciertamente meritorio, por trascender el diagnóstico la ideología ('políticas keynesianas son de izquierda'), y marcar un propósito de contemporización con la gravedad de unos tiempos realmente críticos. Y es que, tras la criba del 'wokismo' justamente perpetrada por el advenimiento en Occidente de la derecha política y sin sucumbir a la tentación de nacionalismos populistas, lo que genuinamente le queda a esta derecha europea genuina es abrazar el realismo en su forma más cruda. Hechos y verdades: “objetivismo epistemológico” en expresión de Ayn Rand. Por estos lares, Ortega ya nos avisó de la impertinencia de la realidad para recurrir si no se la afronta. 'Zeitenwende'.
Bajo la misma filosofía, y antes de que se escandalicen mis queridos liberales de laboratorio, es obligado señalar que en absoluto se rescinden los principios clave sobre los que debe gestionarse una economía desde el sector público, equilibrio presupuestario e integridad fiduciaria del dinero. Que por algo son principios. Con razón han subido los tipos de interés de mercado a 10 años en toda Europa hasta casi 0,3%. Y a medio plazo, veremos si se puede mantener ese 'Estado de bienestar' en su actual formulación.
Lo que sí es esperanzador, es la reiteración para ponerlos en contexto, un ejercicio que sin duda ha realizado la Comisión, toda vez que el gasto en defensa está fuera de las normas fiscales. Esta es la comparación con EEUU que presenta niveles de deuda pública sobre PIB del 25% superiores a la UE, y sobre todo, arrastra un déficit fiscal presupuestario al 7%, más del doble que el nuestro. Con estos planes recortamos la distancia de deuda en un 5% y en déficit anual en un 1%. Para la realidad que afrontamos, los planes de rearme europeo y de infraestructura alemán son bien oportunos.
En un reciente artículo, Forget the US — Europe has successfully put tariffs on itself, Draghi remarcó las dos deficiencias estructurales de la economía europea desde la oferta y la demanda agregada. Autoinfligidas. Por el lado de la primera, barreras internas, que se corresponden con aranceles en mercancías de un 50% y en servicios hasta de un 100%, constriñen el tránsito entre Estados de la Unión Europea a niveles de menos de la mitad de lo que ocurre en EEUU, “algo impensable para una economía integrada”. Letta y su plan sobre el Mercado Único han señalado el potencial.
Es “la obsesión por reprimir la demanda agregada”, en palabras de Draghi, donde la comparativa UE-EEUU es más sangrante y lo que este 'zeitenwende' viene a paliar. De nuevo, hechos y perspectiva. Como es sabido, desde la Gran Crisis Financiera, los niveles de deuda pública llevan creciendo décadas y la participación de los bancos centrales mediante la compra de títulos públicos ayudando a gestionarla, ha constituido una práctica secular. Lo que se conoce como “monetización de déficits”. EEUU empezó con las prácticas de QE siete años antes que el BCE en 2015, y además tuvo un estímulo fiscal superior en múltiplos al europeo durante el covid. “Desde el 2009 al 2024”, EEUU ha inyectado a su economía hasta cinco veces más fondos que Europa vía déficits primarios -14 billones de euros frente a 2,5 en la eurozona.”
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Conviene, pues, guardar perspectiva y rigor con la lectura de los hechos y reconocer que buena parte de la maravilla americana en productividad e innovación que ha permitido a su economía en EEUU superar a la europea los últimos 15 años, viene explicada por estas pautas de estímulo. Pautas amparadas, eso sí, en el privilegio exorbitante del dólar y financiadas por el resto del mundo (incluidos los ahorros europeos), por no existir propiamente competencia como contábamos aquí en el post '¡Cuidado, Trump, con lo que deseas!'. Con proyección y al medio plazo, este 'zeitenwende' viene precisamente a poner límites a esa deriva.
Y mientras, en paralelo, EEUU parece empeñado en perjudicar irremisiblemente ese privilegio que les ha permitido vivir por encima de sus posibilidades, antagonizando al resto del mundo. Las tropelías trumpistas siguen su curso. Socavamiento de marcos institucionales y consensos históricos, internos y externos. Tarifas sí, tarifas no, perjudicando la predictibilidad y estabilidad necesaria para las decisiones de gasto de capital corporativo al largo plazo. La estanflación, caída de economía real e inflación, rondando. Y la falta de capacidad fiscal para gestionar una recesión, porque se la han gastado ya. Pero sobre todo un 'hubris', una prepotencia de la clase política fuera de límites para reconocerlo. Nadie se atreve a decir nada al emperador. Un 'zeitenwende' propiamente americano también está en curso... ¿O es el mismo? Ay, si Rand levantara la cabeza: ¿qué han hecho con el dólar? Se lee como un libro abierto.
*Fernando Primo de Rivera, autor de
Esta primera semana de marzo se escribe un punto de inflexión histórico desde Europa y sobre todo Alemania. Hablamos no solo del programa de 800.000 millones de euros para rearmar Europa presentado por la Comisión y enfrentar la cruda realidad de la retirada de EEUU en su apoyo en la guerra de Ucrania. Hablamos del cambio de actitud y propósito de la nueva coalición alemana del CDU-CSU y el SPD en política económica y hasta filosofía política para asumir la realidad. Bajo el mismo espíritu de encarar con realismo, fe y determinación el futuro, cabría esperar que el compromiso del canciller entrante Merz de "liderar Europa", que ha estado descabezada desde la crisis del euro, tenga recorrido. Les ha costado, pero cuando identifican un problema y se ponen a ello, ejecutan con rigor y precisión envidiables.