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Tribuna
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Las pymes necesitan una voz firme que las defienda
Las pymes requieren estabilidad normativa, un marco fiscal predecible, acceso ágil a la financiación y acompañamiento en la digitalización y transición energética
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En un país donde más del 99% del tejido empresarial está compuesto por pequeñas y medianas empresas, hablar del futuro económico de España es hablar, necesariamente, del futuro de sus pymes. Estas empresas no solo representan la mayor parte del empleo, sino que son también un motor de cohesión territorial, innovación y sostenibilidad.
Pero, para que puedan desempeñar ese papel con plenitud, necesitan algo más que buenas intenciones: necesitan políticas eficaces, instituciones que las comprendan y, sobre todo, una representación firme, conocedora de su realidad y valiente en su defensa.
Las pymes tienen voz propia
Las pymes requieren estabilidad normativa, un marco fiscal predecible, acceso ágil a la financiación y acompañamiento efectivo en los procesos de digitalización, internacionalización y transición energética. También necesitan ser escuchadas antes de que se legisle en su nombre. No pueden ser tratadas como versiones reducidas de las grandes empresas ni como elementos retóricos en los discursos políticos. Las pymes tienen voz propia, intereses específicos y desafíos particulares que solo pueden abordarse con una interlocución solvente, constante y rigurosa.
Por eso, definir el perfil de quien debe liderar una organización como Cepyme es algo más que un ejercicio político: es una cuestión estratégica. España necesita una representación empresarial que no se limite a ser decorativa ni a ejercer como apéndice de otras instituciones. Hace falta una voz independiente, capaz de dialogar, pero también de disentir; dispuesta a negociar, pero sin renunciar a señalar lo que no funciona. Y, sobre todo, se requiere alguien con conocimiento profundo del mundo pyme, con experiencia directa en su complejidad, y con la autoridad moral que solo dan los hechos y el compromiso sostenido.
Ese liderazgo debe ser firme, pero no sectario; abierto al diálogo, pero no acomodaticio; moderno, pero no superficial. La persona que represente a las pymes debe entender que no está gestionando un cargo, sino una causa. Y esa causa exige carácter, independencia, y la capacidad de hacer oír la voz de millones de empresarios que, día tras día, sostienen este país desde la discreción, la responsabilidad y el esfuerzo.
Hace falta una voz independiente, capaz de dialogar y de disentir; dispuesta a negociar y señalar lo que no funciona
En definitiva, las pymes no necesitan un portavoz ocasional, sino un defensor permanente. Alguien que entienda su lenguaje, comparta sus preocupaciones y transforme esas inquietudes en propuestas viables. Solo así podremos construir un modelo económico más equilibrado, más justo y resiliente. Y solo así, también, la representación empresarial tendrá sentido, legitimidad y verdadero impacto.
Además, es imprescindible que quien lidere esa representación entienda el valor del dato, del análisis y del diagnóstico real. No se puede defender con eficacia lo que no se conoce en profundidad. Informes rigurosos, estudios sectoriales, barómetros de confianza empresarial y otros instrumentos de medición deben formar parte del día a día de quien aspire a representar a las pymes, para anticipar tendencias, alertar de riesgos y proponer reformas con fundamento.
Otro aspecto esencial es la ejemplaridad. La legitimidad no se proclama, se construye. Y en una organización como Cepyme, esa legitimidad nace de la conducta ética, de la transparencia y de la renuncia a cualquier privilegio o interés personal. Representar a las pymes exige austeridad, integridad y una independencia a prueba de influencias externas. Porque solo desde esa altura moral se puede mirar de frente a los poderes públicos y exigir respeto para quienes crean empleo y sostienen la economía.
Un constructor de puentes
Finalmente, el perfil que necesitan las pymes es también el de un constructor de puentes. La interlocución con los sindicatos, con las grandes empresas, con los distintos niveles de la administración o con los organismos internacionales no puede ser superficial ni reactiva. Debe ser estratégica, coherente y orientada a resultados. Las pymes necesitan a alguien que no solo las defienda, sino que logre que se las escuche, se las entienda y se legisle pensando en ellas desde el primer momento.
Para ayudar de verdad a las pymes, es necesario empezar por reducir las cargas administrativas que las ahogan, simplificando trámites, armonizando normas y promoviendo el uso real de herramientas digitales accesibles. Hay que avanzar hacia una fiscalidad más equitativa, que incentive la inversión, premie el crecimiento y no penalice el tamaño. Se necesita también facilitar el relevo generacional, impulsar la formación dual y fomentar la cooperación empresarial como vía para aumentar la competitividad.
Junto a ello, es imprescindible garantizar que las ayudas y subvenciones lleguen de forma eficaz y ágil, evitando cuellos de botella burocráticos. Las pymes necesitan certidumbre regulatoria, canales de diálogo fluidos y una red de apoyos técnicos y financieros que no dependa de la suerte o del tamaño de la empresa. Y requieren una política industrial que las tenga en el centro, entendiendo que sin ellas no hay innovación real, ni empleo estable, ni desarrollo territorial.
Para ayudar de verdad a las pymes, es necesario empezar por reducir las cargas administrativas que las ahogan, simplificando trámites
Cepyme debe estar presidida por alguien que haga una defensa firme y documentada del tejido empresarial, que apueste por dotar a la organización de herramientas de análisis y diagnóstico, y que esté comprometido con una representación independiente.
La presidencia de la confederación precisa una voz clara en momentos de confusión, y una presencia constante allí donde debatan las grandes decisiones que afectan al sector. Su liderazgo no debe ser impostado ni coyuntural; ha de ser el fruto de una trayectoria de compromiso, de una convicción profunda en el valor de las pymes y de una voluntad decidida de servir, no de servirse. Por eso, cuando se habla de lo que las pymes necesitan, también se está hablando de quién puede liderarlas con legitimidad y eficacia.
Cuando se habla de lo que las pymes necesitan, también se está hablando de quién puede liderarlas con legitimidad y eficacia
Por eso, resulta fundamental que las organizaciones que representan a las pymes estén lideradas por personas con una visión clara, con conocimiento real de su ecosistema y con la determinación de defender sus intereses sin ambigüedades. Solo así será posible dotar de coherencia y eficacia a las demandas del sector, estableciendo una interlocución útil tanto con los poderes públicos como con el conjunto de los agentes económicos y sociales.
En tiempos de incertidumbre y transformación, las pequeñas y medianas empresas necesitan más que nunca una representación sólida, profesional y rigurosa. Una representación que no se limite a reaccionar, sino que anticipe y proponga; que no solo reclame, sino que construya. Porque solo desde esa actitud propositiva se podrá consolidar un tejido empresarial fuerte, dinámico y preparado para afrontar los desafíos del futuro.
* Fernando Jesús Santiago Ollero es presidente y consejo General de los Colegios de Gestores Administrativos
En un país donde más del 99% del tejido empresarial está compuesto por pequeñas y medianas empresas, hablar del futuro económico de España es hablar, necesariamente, del futuro de sus pymes. Estas empresas no solo representan la mayor parte del empleo, sino que son también un motor de cohesión territorial, innovación y sostenibilidad.