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Tribuna
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La cobardía de probar cosas o el Máximo Producto Viable
Vamos a tener un hijo, probamos un año, y si no se nos da bien, lo devolvemos
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La jornada de cuatro días, las vacaciones ilimitadas, los equipos autogestionados, un nuevo organigrama, el trabajo remoto, y un largo etcétera de iniciativas que pueden requerir a una empresa tener que adaptarse, innovar, ser más ágil o quedarse atrás. O sea, todo lo que puede traer riesgos. Aquello que jugará en contra de algo y a favor de otro algo. O de otros. La miseria: probar. Hacerlo como test. Suena así: "Vamos a ponerlo en marcha un poco a ver qué tal va, hacemos un test y, si eso, pues ya vamos viendo".
Te cuento con ejemplos por qué es una miseria:
- Te quiero contratar, a ti, VP de lo que sea, pero mira, vente gratis un año y, si funcionas, pues lo hablamos.
- Vamos a tener un hijo, probamos un año, y si no se nos da bien, lo devolvemos.
- Te quiero, pero no nos casamos porque a mí lo del compromiso no me va, que yo no sé lo que va a ser de mí dentro de un año.
- Quiero subir el nivel de liderazgo en la empresa, hacemos un team building y un curso y a ver qué tal. (Esto, por cierto, es como si Hansi Flick, el entrenador del Barça, hubiera conseguido lo que ha conseguido mandando a los futbolistas de La Masía a pasárselo bien un día jugando al paintball y otro, a un curso de Wim Hof, y ya).
Suena ridículo, ¿verdad? Pero es que si lo haces en un ámbito, lo estás haciendo en otros. Aunque sea sutilmente. Si no has devuelto a tus hijos, pero has lanzado una idea de vacaciones ilimitadas solo para ver si el equipo está listo, pues habría que preguntarse para qué tuviste hijos. Porque nadie te testeó para saber si estabas capacitado. Sino que te has capacitado haciéndolo.
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Ni siquiera tuvo que venir nadie a decirte "demuéstrame si eres capaz de ser un buen padre, una buena madre y así creeré en ti". O sea, "equipo, demostradme que sois capaces de tener una jornada de 4 días y entonces creeré en vosotros". En "jornada de 4 días" pones lo que quieras, por supuesto. Yo pongo este ejemplo para provocar [una reflexión].
He observado que muchas veces no se hace algo por el miedo que da equivocarse, por cómo va a reaccionar un equipo si no sale bien eso que igual saldría bien, pero vamos a probar #novayaserqué.
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Y la mayoría de veces con lo que me he encontrado es con un equipo que perfectamente puede asumir errores, pero con responsables de equipo que no pueden soportar lo que van a pensar de ellos cuando se equivoquen. Líderes que no se manejan bien con la dificultad, porque la relacionan con su imagen personal, su anhelo de perfección o idea de éxito, y su personaje pero no su ser.
Personas que en verdad no soportan equivocarse por cobardía. Repito, por cobardía. Cuando tú le dices a alguien que "vamos a probar", lo que en verdad estás diciendo es que no crees que seáis capaces de lograrlo. Si de verdad quieres algo, entonces no probarás, sino que te comprometerás.
Lo harás con una voluntad de "para siempre". Aunque dure poco por las cosas de la vida. Si de verdad crees que una jornada de cuatro días es una de las maneras de contribuir a que las personas que trabajan en tu empresa tengan una buena vida - en general-, pues hazlo. Pero hazlo del todo.
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Con esa voluntad de largo plazo. Aunque se rompa, aunque duela por el camino, aunque salga mal, aunque se te vean las torpezas y las inseguridades, aunque quedes mal y fracases. Eso sí, si lo haces, si te comprometes de verdad, y por tanto, te preparas para ello con quienes te importan, ya verás que siempre, siempre, estarás más cerca de conseguirlo que si "pruebas".
Y si fracasas, que sea alquimia, o sea, que te sirva para subir el nivel de un equipo que en verdad solo puede subir el nivel si les dotas de competencias para atravesar dificultades. O sea, es gracias a la dificultad que ganas competencias para atravesarlas, precisamente.
Por si hay alguien por aquí amante de los MVP (Mínimo Producto Viable, Minimum Viable Product), es importante saber que no conflictúa lo que digo con hacer un Producto Mínimo Viable, pero hay un matiz: hay quien hace el MVP porque se ha comprometido a hacerlo posible, arda Roma y su MVP es solo para ver en qué se está equivocando, y mejorar.
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Y hay quien lo hace por cobardía, esto es, poniendo a prueba a otros y no a ellos mismos. El camino: hacer ese mínimo producto con tu máximo. O vas a por todas, o no vayas. Porque recibes lo que ofrendas. Y lo que ves fuera, sale de lo que cultivas dentro.
Lo noble: crear hoy lo que quieres vivir mañana, así como todo lo que quieras vivir al final de tus días. Sin testeos. Con amor, pues. Porque para qué ibas a querer testear lo que amas, si lo amas.
La jornada de cuatro días, las vacaciones ilimitadas, los equipos autogestionados, un nuevo organigrama, el trabajo remoto, y un largo etcétera de iniciativas que pueden requerir a una empresa tener que adaptarse, innovar, ser más ágil o quedarse atrás. O sea, todo lo que puede traer riesgos. Aquello que jugará en contra de algo y a favor de otro algo. O de otros. La miseria: probar. Hacerlo como test. Suena así: "Vamos a ponerlo en marcha un poco a ver qué tal va, hacemos un test y, si eso, pues ya vamos viendo".