El reciente informe gubernamental revela que la descarbonización deficiente del sistema eléctrico causó el apagón, responsabilizando a Red Eléctrica y empresas generadoras y distribuidoras por la inestabilidad
La presidenta no ejecutiva de Redeia, Beatriz Corredor. (EFE/Daniel González)
Mes y medio después del fatídico Apagón, el Gobierno hace público un Informe bastante documentado, del que se desprende que la causa raíz del problema está en una planificación y ejecución deficientes del proceso de descarbonización del Sistema Eléctrico (Plan Nacional Integrado de Energía y Clima, PNIEC). Sin embargo, la conclusión oficial es que la responsabilidad recae conjuntamente en Red Eléctrica, operador del Sistema, y en las empresas de generación y distribución. Curiosamente, esa conclusión coincide con la propuesta que al día siguiente al Apagón planteó el Gobierno a esas mismas empresas.
Nuestro Sistema Eléctrico, como cualquier otro, está compuesto por generadores eléctricos de distinta naturaleza y consumidores de diversa índole. Generadores y consumidores están conectados entre sí a través de líneas de transporte de muy alta tensión (400 KV y 220 KV), subestaciones eléctricas que las interconectan de forma directa o mediante transformadores de tensión, y líneas de distribución a menor tensión que las de transporte. Las líneas de transporte y las subestaciones principales pertenecen a la empresa Red Eléctrica, que además es responsable de la gestión global del Sistema. Los generadores eléctricos y el sistema de distribución son de las distintas empresas eléctricas que tenemos, entre las que destacan Iberdrola, Endesa y Naturgy. Los consumidores somos la industria, las empresas en general y los ciudadanos.
La energía eléctrica es un ente difícil de almacenar y es por ello que el Sistema Eléctrico se debe mantener siempre en equilibrio: la energía que se genera debe ser igual a la que se consume, y no solo en cantidad, también en características. En efecto, la energía eléctrica que utilizamos es de naturaleza alterna; es decir, tanto la intensidad de la corriente eléctrica como su voltaje oscilan rápidamente con el tiempo, a un ritmo de 50 veces por segundo (a una frecuencia de 50 Hz). Además, por razón de las características de las líneas de transporte y distribución, así como también por las de los diversos tipos de consumidores, siempre hay un desfase entre la oscilación de la intensidad y el voltaje: sus máximos no coinciden en el tiempo. Este hecho da lugar a considerar que la electricidad aporta dos tipos de potencia, la activa y la reactiva. La potencia activa es la real, la que obtenemos en un motor eléctrico conectado a la red, mientras que la reactiva no es potencia real, pero sí necesaria para el funcionamiento del Sistema y se deriva de esa no coincidencia de fases entre la intensidad y el voltaje. En resumen, la estabilidad del Sistema requiere que tanto la energía activa como la reactiva que se generan sean coincidentes con las que el transporte, distribución y consumo precisan.
Cualquier desviación entre generación y consumo en potencia activa se manifiesta en variaciones de la frecuencia eléctrica, mientras que, si la desviación es en reactiva, el efecto se produce en el voltaje. El resultado: inestabilidad en la Red que es necesario corregir cuanto antes.
A lo largo del día el nivel de consumo varía, de forma programada o por incidentes no previstos. También la generación eléctrica puede sufrir el mismo tipo de variaciones. ¿Cómo podemos entonces mantener el equilibrio entre generación y consumo? Los Sistemas Eléctricos vienen siendo tradicionalmente muy estables (en España no se había producido nunca un Apagón como el del pasado 28 de abril y muy pocos en países del mundo desarrollado), a través de los siguientes mecanismos:
Regulación Frecuencia-Potencia. Cuando la potencia activa de generación supera puntualmente la de consumo, la frecuencia de 50 Hz de la electricidad tiende a subir y, a la inversa, cuando el consumo es superior a la generación, a bajar.
Regulación Tensión-Reactiva. Lo mismo que con la potencia activa ocurre con la reactiva.
Protecciones. El Sistema Eléctrico está dotado de protecciones que aíslan zonas o equipos cuando se sobrepasan los límites de frecuencia o voltaje.
¿Qué ocurrió, entonces, el 28 de abril?
El PNIEC 2024 prevé, para 2030, 214 GW de potencia instalada (138 GW eólica y fotovoltaica) frente a una punta de consumo de solo 56-65 GW. Ese desequilibrio —junto con apenas 22,4 GW de almacenamiento previstos— provoca que, en muchas ocasiones, la generación renovable supere el consumo y la capacidad de almacenamiento, generando inestabilidad por falta de generación síncrona rodante. Eso fue lo que ocurrió prematuramente el 28 de abril, cuando se alcanzó un 82 % de generación renovable con la demanda estancada.
Las renovables no son la panacea universal, ni la nuclear lo es. La solución pasa por una combinación de nuclear (≈ 30 % como base) y renovables, tal como recomienda el Informe Draghi y se practica en otros países desarrollados.
Las energías renovables, especialmente eólica y fotovoltaica, presentan inconvenientes:
No aportan inercia al Sistema ni capacidad de regulación frecuencia-potencia.
Mantener un porcentaje elevado de generadores rodantes convencionales.
Instalar equipos adicionales (convertidores electrónicos, compensadores síncronos, baterías, bombeo reversible, etc.). Pero estas inversiones —casi 0,9 € extra por cada euro invertido en renovables— encarecen el sistema.
¿Podemos cerrar las nucleares?
El PNIEC prevé cerrar los 7,1 GW nucleares entre 2027 y 2035. Sustituir su producción (≈ 8 000 h/año) exige instalar unos 33 GW de renovables, ampliar la Red y añadir equipos de estabilidad, con una inversión superior a 60 000 M €. Ello encarecería el MWh de 40 € (nuclear) a unos 70 € (renovables + back-up gas), junto con mayores emisiones de CO₂ si se mantiene gas de respaldo, como sucedió en Alemania.
El Apagón del 28 de abril evidenció la fragilidad de la actual planificación y ejecución de la transición energética. Extraer conclusiones y tomar medidas correctoras es clave para la fiabilidad del sistema y la atracción de inversiones.
*Adolfo García Rodríguez, expresidente de la ingeniería Empresarios Agrupado
Mes y medio después del fatídico Apagón, el Gobierno hace público un Informe bastante documentado, del que se desprende que la causa raíz del problema está en una planificación y ejecución deficientes del proceso de descarbonización del Sistema Eléctrico (Plan Nacional Integrado de Energía y Clima, PNIEC). Sin embargo, la conclusión oficial es que la responsabilidad recae conjuntamente en Red Eléctrica, operador del Sistema, y en las empresas de generación y distribución. Curiosamente, esa conclusión coincide con la propuesta que al día siguiente al Apagón planteó el Gobierno a esas mismas empresas.