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Prisa, ese cadáver mediático andante
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Alberto Artero

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Prisa, ese cadáver mediático andante

Siento especial predilección por lo extraño, por todo aquello que no responde a una lógica normal de mercado y que, en consecuencia, puede llevar aparejado una

Siento especial predilección por lo extraño, por todo aquello que no responde a una lógica normal de mercado y que, en consecuencia, puede llevar aparejado una interpretación interesante que va más allá de la aburrida dinámica cotidiana del día a día. Escribir todos los días es duro. Y que haya motivos para que lo escrito se lea más todavía. De ahí que busque muchas veces fantasmas donde no los hay. Si una compañía cotizada publica sus resultados a última hora de la tarde de una víspera de puente, a servidor, casi de forma automática, se le enciende una alarma imaginaria en la cocorota. ¿Y si…? Con ese espíritu trabajo el Día del Trabajo, qué paradoja, sobre las cifras del primer trimestre dadas a conocer el jueves a la hora de la cena por el Grupo Prisa. Y, si les digo la verdad, no por intuido su contenido decepcionan lo más mínimo. Si todos los grandes imperios de la comunicación en España padecen una situación complicada, el que fuera santo y seña de Jesús de Polanco agoniza sin remedio. Muy difícil verle una salida, la verdad.

El apalancamiento operativo que les machaca.

Las cifras son demoledoras y muestran, pese a la reducción de los gastos de explotación en un 8% año sobre año, que la particular estructura de resultados de este tipo de conglomerados provoca que su apalancamiento operativo sea brutal y que mermas más o menos razonables a nivel de ingresos, caída de tan sólo un 10%, tengan un efecto cercano al 20% en el EBITDA -beneficio antes de intereses, impuestos, depreciaciones y amortizaciones-, muy próximo al triple o menos 30% a nivel EBIT, de alrededor del 75% en el BAI y, por último, casi del 90% por lo que al beneficio neto se refiere. Ese es el principal problema al que se enfrentan estas compañías y su falta de cintura ante la débil coyuntura es la que provoca que, a falta de ingresos corrientes, apelen a cualquier tipo de ayudas que les permitan mantener su actividad, subvenciones públicas incluidas.

Siento especial predilección por lo extraño, por todo aquello que no responde a una lógica normal de mercado y que, en consecuencia, puede llevar aparejado una interpretación interesante que va más allá de la aburrida dinámica cotidiana del día a día. Escribir todos los días es duro. Y que haya motivos para que lo escrito se lea más todavía. De ahí que busque muchas veces fantasmas donde no los hay. Si una compañía cotizada publica sus resultados a última hora de la tarde de una víspera de puente, a servidor, casi de forma automática, se le enciende una alarma imaginaria en la cocorota. ¿Y si…? Con ese espíritu trabajo el Día del Trabajo, qué paradoja, sobre las cifras del primer trimestre dadas a conocer el jueves a la hora de la cena por el Grupo Prisa. Y, si les digo la verdad, no por intuido su contenido decepcionan lo más mínimo. Si todos los grandes imperios de la comunicación en España padecen una situación complicada, el que fuera santo y seña de Jesús de Polanco agoniza sin remedio. Muy difícil verle una salida, la verdad.