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Estados Unidos: ¿De Guatemala a Guatepeor?
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Alberto Artero

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Estados Unidos: ¿De Guatemala a Guatepeor?

Quizás uno de los gráficos más interesantes que he tenido ocasión de contemplar en los últimos meses, dentro de la dificultad que la adecuada gestión de

Quizás uno de los gráficos más interesantes que he tenido ocasión de contemplar en los últimos meses, dentro de la dificultad que la adecuada gestión de la información plantea hoy en día, hace referencia a la duración de los ciclos de consumo en Estados Unidos, medida en términos de los meses necesarios para que este componente principal del PIB de muchos países desarrollados recupere sus niveles pre-crisis. Un chart que me pone sobre la mesa el estratega de banca privada de altos patrimonios de J.P. Morgan, al que le debo, por tanto, la percha del artículo de hoy, si bien, nadie es perfecto, no he logrado incorporar a Valor Añadido el cuadro original.

La evolución de esta variable es fundamental para la determinación del estadio en que se encuentra la crisis actual, como prueban las virulentas reacciones recientes de los mercados tanto a los datos de ventas minoristas como de confianza del consumidor, que el martes vivió un fuerte rebote gracias fundamentalmente a la mejora de unas expectativas que pasan de 51 a 72, 3 enteros. No sólo el dato es importante para Estados Unidos, donde está por ver si las tasas de ahorro llegan a esos niveles por encima incluso del 15% en que algunos analistas cuantifican la corrección del exceso de deuda del sistema privado de aquél país, sino para todas aquellas naciones, fundamentalmente asiáticas, que dependen de la demanda norteamericana para dar salida a su stock productivo, mantener la actividad industrial y garantizar su paz social.

Pues bien, lo interesante del gráfico al que les remitía al inicio de esta pieza es que, con independencia de las circunstancias de inflación y tipos de interés vigentes en cada momento crítico anterior, los ciclos de consumo en Estados Unidos no han hecho sino alargar su duración conforme ha ido pasando el tiempo. Así, en 1974 la recuperación se demoró 19 meses; con Reagan, 1981 en adelante, hubo ya que esperar 28 meses; la primera crisis del golfo provocó un parón que se prolongó casi cuatro años, 32 meses; por último, el estallido de la burbuja de internet trajo consigo 48 meses de consumo por debajo del estándar anterior. Una vez hechos públicos los datos, mi interlocutor lanzó una pregunta al aire: ¿por qué? Ante el silencio colectivo de la audiencia entre la que me encontraba, sonrió socarronamente y contestó: porque Estados Unidos es cada vez más europea.

Una frase lapidaria de enorme calado intelectual que tenía pendiente un espacio en este blog. El analista del banco de inversión norteamericano justificaba su aseveración en la  incorporación al modelo de pensamiento americano, a su capacidad de innovación y ejecución, a su espíritu emprendedor, de parte de los ticks que suponían una rémora para el desarrollo económico de la Unión: complejidad del modelo fiscal, desarrollo del estado del bienestar con el envejecimiento de los baby boomers, necesidad de financiarlo. Una conclusión a la que llega igualmente John Mauldin, -sé que estoy abusando de él en fechas recientes pero es que está siempre en los temas de más actualidad con aportaciones más que sensatas, característica primera y principal para tener cabida en esta columna- en su última carta semanal.

El inversor hace, primero, referencia al último artículo en el FT de John Taylor, inventor de la Regla de Taylor, esa relación entre tipos de interés, inflación y capacidad productiva que ha determinado de modo implícito la política monetaria de naciones con mandato dual de precios y crecimiento en los últimos años. Una pieza demoledora que subraya el terrible efecto que, sobre el futuro de las economías afectadas, puede tener el salvaje uso del déficit público que están llevando a cabo algunos países, como el propio Estados Unidos, y que se manifestará en forma de fuertes subidas impositivas, hiperinflación y violenta depreciación del dólar a medio plazo. Una preocupación compartida por ese gestor optimista que, a mediados de febrero, dotó de contenido a un controvertido Valor Añadido. He cambiado de bando, me confesaba esta misma semana precisamente por los argumentos que aquí se recogen.

Posteriormente Mauldin, ya saben que pueden darse de alta gratis en su Newsletter -en efecto, como se ve en su site, necesita un peluquero como el comer-, iba al meollo del artículo de hoy: para evitar que el desequilibrio de las cuentas de la Administración se convierta en estructural y genere un riesgo sistémico para la economía “aún mayor que la crisis financiera” (Taylor, Pixi y dixit), es preciso actuar por la parte del gasto (salida de conflictos internacionales con la consecuente merma de la poderosa imagen de Estados Unidos como primera potencia bélica mundial) y aumentos de ingresos, sin descartar el establecimiento de impuestos indirectos similares al IVA europeo. Y aún así los défivits permanecerían, aunque a un tercio de los niveles superiores al 10% del PIB que las proyecciones actuales auguran. Un escenario al que el analista atribuye una probabilidad del 60% y que “nos traerá tasas de crecimiento y desempleo similares a los de Europa, mientras queda pendiente de resolver el problema con el sistema público de salud nacional”. Y ya sabemos lo que trae consigo una Estados Unidos más europea...

Aunque esta solución de emergencia salve a Estados Unidos a corto plazo, puede suponer su puntilla como líder económico mundial a medio. Algo que ya empiezan a percibir alguna de las mejores cabezas pensantes del mundo mundial. Nos comentaba la semana pasada el presidente de uno de las principales instituciones financieras de este país, asistente frecuente a esos saraos donde la posición relativa de cada uno se mide en términos de Chairman o CEO o en cero, más de 9 en la cuenta corriente, en un encuentro privado que, aunque gran parte de esos líderes no saben en qué va a desembocar todo esto, ¿y quién sí?, sin embargo no tienen duda en dónde hay que apostar de cara al futuro: donde están los recursos humanos (India y China) y/o donde se encuentran los recursos físicos. ¿Será por eso que Mauldin habla de Canadá, Australia, Brasil o Sudáfrica?

¿Un nuevo ordenamiento mundial? Como siempre, McCoy propone y ustedes disponen. Se abre el telón de sus comentarios.

Quizás uno de los gráficos más interesantes que he tenido ocasión de contemplar en los últimos meses, dentro de la dificultad que la adecuada gestión de la información plantea hoy en día, hace referencia a la duración de los ciclos de consumo en Estados Unidos, medida en términos de los meses necesarios para que este componente principal del PIB de muchos países desarrollados recupere sus niveles pre-crisis. Un chart que me pone sobre la mesa el estratega de banca privada de altos patrimonios de J.P. Morgan, al que le debo, por tanto, la percha del artículo de hoy, si bien, nadie es perfecto, no he logrado incorporar a Valor Añadido el cuadro original.