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Cuidado: el tsunami rojo comienza a coger fuerza
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Alberto Artero

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Cuidado: el tsunami rojo comienza a coger fuerza

Cada vez son más los autores que evocan crisis pasadas para recordarnos las similitudes entre la actual coyuntura económica y episodios anteriores que supusieron un cambio

Cada vez son más los autores que evocan crisis pasadas para recordarnos las similitudes entre la actual coyuntura económica y episodios anteriores que supusieron un cambio en el equilibrio de fuerzas a nivel mundial. En juego, la actual primacía de Estados Unidos, consolidada en la primera mitad de este siglo a costa de Reino Unido. En la otra esquina de ese cuadrilátero redondo que es el planeta Tierra, la única alternativa posible: China y su pesado arsenal de divisas. Como objeciones principales a dicha potencial transición, la falta de incorporación definitiva del gigante amarillo a la economía de mercado; las débiles bases sobre las que ha sustentado hasta ahora su crecimiento, dependiente de la demanda externa; los riesgos que amenazan con desestabilizar su actividad económica como el inmobiliario o la inflación; y, sobre todo, la falta de una moneda de libre circulación que pueda reemplazar al dólar como reserva fiduciaria mundial, depósito de valor y/o medio de cambio. Greenback vs Redback.

 

Una estrategia consciente de control de su divisa que ha perseguido hasta ahora un doble objetivo: por una parte, mantenerla artificialmente devaluada con objeto de favorecer los intercambios exteriores a través del mantenimiento de unas estrechas bandas de fluctuación frente al billete verde; por otra, establecer un régimen monetario autárquico que favoreciera el desarrollo sin interferencias de esos flujos externos de entrada o salida que ya antes había desestabilizado financieramente a otras economías emergentes condicionando sus políticas monetarias y/o fiscales. Si hasta comienzos del año pasado el inmovilismo respecto a esta cuestión había caracterizado a las autoridades chinas, se percibe en los últimos meses un cambio de actitud destinado a favorecer las transacciones en moneda local allende las fronteras y su uso para inversiones tanto reales como financieras. Cuestión de prestigio y diversificación. Sin embargo, aún queda aún lejos la plena convertibilidad… O no.

A modo de ejemplo podemos citar los siguientes hitos recientes:

  1. a partir de junio se favoreció la realización de exportaciones y/o importaciones denominadas en reminbis, cuya unidad básica es el yuan, fijando un cupo del que actualmente se benefician hasta 70.000 compañías. ¿Resultado? 340.000 millones en transacciones cerradas en dicha divisa -que facilita a los operadores chinos eliminar tal riesgo y reducir los costes de intermediación- en apenas un semestre. Entre las contrapartidas, socios comerciales fundamentalmente asiáticos, pero también la finesa Nokia o la alemana Metro. Aún así, su volumen es apenas el 1% del total mundial de acuerdo con el BIS.
  2. desde julio, China permitió a algunos bancos centrales e inversores seleccionados acumular reservas en su moneda a la vez que mantenía currency swaps con hasta ocho instituciones nacionales por un valor superior a los 800.000 millones (92.300 millones de euros ó 120.000 millones de dólares).
  3. el interés está creciendo de forma exponencial. Para muestra un botón: a cierre de octubre los bancos de Hong Kong tenían 217.000 millones de depósitos en reminbi. A final de noviembre dicha cifra había aumentado hasta 280.000, casi un 30% en apenas un mes y cuatro veces más que el importe existente a principios de año. El porcentaje sobre el total pasaba en doce meses del 1,3% al 5%. Aún así la negociación de la moneda en Hong Kong se limita al equivalente a unos residuales 400 millones de dólares al día.
  4. las emisiones de deuda denominada en yuanes han empezado a generalizarse, siendo utilizadas incluso por multinacionales estadounidenses como Caterpillar o McDonalds. Los llamados dim-sums en el argot financiero acumulaban a diciembre 43 emisiones por un importe total de 59.000 millones. En el horizonte las primeras OPVs y OPS en esta moneda en Hong Kong.
  5. la última novedad, de esta misma semana, ha sido conocer cómo desde febrero Bank of China -cuarta entidad por activos del país- ofrece a sus clientes de banca privada en Estados Unidos, UK o Canadá el poder tener depósitos y hacer trading con la divisa china, noticia que ha pasado bastante desapercibida en el mundo financiero con excepción del seguimiento realizado por WSJ

No hay garantía de éxito en la transición. Y es que, como nos recuerda este imprescindible reportaje de FT sobre la cuestión, se trata de la primera vez en que un proceso de este tipo es controlado por un país a través de una estrategia fijada de antemano. Siempre había sido fruto de una decisión previa de permitir la convertibilidad de la divisa con el resto de monedas de contrapartida y de facilitar la apertura de sus fronteras a la entrada y salida de dinero. No es el caso. De hecho, su sujeción a intereses políticos puede provocar que se produzcan retrocesos de mayor o menor calado -como las nuevas restricciones que se establecieron a principios de 2011, un claro paso atrás- que tienen como objetivo último frenar cualquier atisbo especulativo en el reminbi al calor del fuerte descuento respecto a su valor real con el que cotiza y que ha llevado incluso a un tal McCoy a escribir que no dudaría en poner todos los huevos en esa cesta.

Sin embargo estos primeros movimientos, aún modestos en importe para un mercado que mueve a diario globalmente tres Españas, llevan a los analistas de la Lex Column de Financial Times a concluir que, en contra de lo que se pensaba con anterioridad, no estamos hablando de un proceso de décadas sino de años. ¿Quince de los que habla el Cato Institute, tal vez? Quien lo sabe. Pero si la crisis muestra su peor cara, la de una pérdida de confianza en el dinero fiduciario, la transición podría acelerarse como un ejercicio de supervivencia de la propia China, cuya suerte está excesivamente ligada a la del dólar. Las complicadas circunstancias actuales no se van a resolver de la noche a la mañana y… ¿adivinan quién tiene la sartén por el mango?

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Cada vez son más los autores que evocan crisis pasadas para recordarnos las similitudes entre la actual coyuntura económica y episodios anteriores que supusieron un cambio en el equilibrio de fuerzas a nivel mundial. En juego, la actual primacía de Estados Unidos, consolidada en la primera mitad de este siglo a costa de Reino Unido. En la otra esquina de ese cuadrilátero redondo que es el planeta Tierra, la única alternativa posible: China y su pesado arsenal de divisas. Como objeciones principales a dicha potencial transición, la falta de incorporación definitiva del gigante amarillo a la economía de mercado; las débiles bases sobre las que ha sustentado hasta ahora su crecimiento, dependiente de la demanda externa; los riesgos que amenazan con desestabilizar su actividad económica como el inmobiliario o la inflación; y, sobre todo, la falta de una moneda de libre circulación que pueda reemplazar al dólar como reserva fiduciaria mundial, depósito de valor y/o medio de cambio. Greenback vs Redback.

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