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Target-2, el arma secreta con la que el BCE está rescatando Europa
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Alberto Artero

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Target-2, el arma secreta con la que el BCE está rescatando Europa

Hay casualidades que tienen su miga. El pasado 29 de abril, un servidor publicaba un post encabezado por la siguiente pregunta: Quién es y qué piensa

Hay casualidades que tienen su miga. El pasado 29 de abril, un servidor publicaba un post encabezado por la siguiente pregunta: Quién es y qué piensa el que verdaderamente manda en Europa. Defendía la tesis de que la llave de la supervivencia financiera de la Unión no la tiene Alemania, sino el Banco Central Europeo a través de su política de financiación directa o indirecta a los estados comunitarios más frágiles. Pues bien, ese mismo día, el presidente del Instituto IFO alemán, Hans-Werner Sinn, refrendaba tal idea en una pieza recogida por Project Syndicate a la que llego gracias a un lector, Daniel Argumedo. En su artículo, el autor me alertaba por primera vez de la existencia de las cuentas Target-2 del BCE, del ingente volumen que habían acumulado desde 2007 y de su relación con la precaria supervivencia de algunas economías de la UE. Nunca te acostarás…

¿Qué son las cuentas Target-2? Básicamente líneas de financiación del BCE con los distintos bancos centrales locales. Permiten cubrir la necesidad de liquidez de naciones con abultados déficits por cuenta corriente, cuando el flujo exterior de fondos se seca -como ha ocurrido en varias ocasiones desde el inicio de la crisis-, a través de las aportaciones de otras en situación de superávit. Hay una asignada por cada miembro de modo tal que, si tiene saldo positivo, es que el país es prestamista, mientras que si es negativo significa lo contrario. Al permanecer en su totalidad en el balance de la autoridad monetaria, este crédito –muy ligado a operaciones intracomunitarias- no supone tanto un cambio en la reserva total de dinero de la región cuanto una transferencia “forzada” de fondos en su seno, de los países exportadores de liquidez a los importadores. Si no ha quedado claro, miren esta imprescindible explicación de John Whittaker sobre el particular, referida al caso irlandés.

Precisamente por eso, “su saldo no se recoge en el balance del BCE, pues la suma agregada de las distintas posiciones acreedoras y deudoras es cero, pero sí aparece en el de cada uno de los bancos centrales nacionales como activos que generan intereses cobrables al BCE o como pasivos pagables al BCE. Hasta mediados de 2007, su importe agregado era insignificante. Desde entonces han crecido a un ritmo de 100.000 millones de euros al año”. En el caso del Bundesbank de 5.000 millones en 2006 a 323.000 en marzo de este año a cobrar. Por el lado de Grecia, Irlanda, Portugal y España, salen 340.000 millones… a pagar (51.000 solo en España), una cantidad equivalente a los déficits por cuenta corriente acumulados por estos cuatro estados entre 2008 y 2010. ¿Mera casualidad? “No estamos hablando de una política monetaria sui generis sino de un rescate en toda regla”, concluye Sinn. Mucho más grande y a un coste menor que el oficial, pero rescate al fin y al cabo.

La situación no se normaliza y las alarmas han saltado en la sede de la institución supranacional que ve insostenible este ritmo de crecimiento en relación con su base monetaria. De ahí que, por una parte, rechace cualquier tipo de restructuración de deuda que pueda perjudicar el actual precario equilibrio financiero (y obligue al rescate de los bancos centrales de los deudores) y, por otra, trate de impulsar medidas que incidan directamente sobre la base de la cuestión: las necesidades de financiación corriente de los países deudores. El establecimiento de un tope a las cuentas Target-2, que limite formalmente el endeudamiento anual de una economía y le obligue a mejoras de eficiencia y de competitividad para reducir el desequilibrio, es la propuesta concreta del presidente del IFO. Lo importante, según Whitakker, es romper con el círculo vicioso de “obtengo dinero barato del Eurosistema lo que me desincentiva a buscar otras fuentes de recursos ajenos”.

Una solución que, a juicio de Martin Wolf, que retoma el problema en su columna de ayer de Financial Times, es insuficiente. Dando por sentada la imposibilidad a priori de romper el euro, por las consecuencias que llevaría aparejadas, tres son las reformas que exige si se quiere que el sistema siga funcionando: uno, carácter comunitario y no local de toda la banca, respaldada por un Tesoro único; dos, separación de los problemas monetarios y fiscales (en la génesis del engorde de las cuentas Target-2 hay un desequilibrio comercial que propicia un descarrilamiento financiero); tres, aseguramiento de la financiación de los miembros más débiles durante un periodo largo de tiempo, una década por ejemplo. Tres iniciativas que supondrían el paso de una “transfer union”, como hasta ahora, a una “support union” (mantengo el inglés porque se entiende mejor en el original).  Más integración financiera y supervisión fiscal.

Sea como fuere, el panorama es como para salir corriendo, la verdad. Es difícil no estar de acuerdo con lo propuesto por Wolf pero… En fin, esto es Europa: problemas que duran y duran, como las pilas Duracell; urgencias que matan, “muertes” de determinados presupuestos de partida que urgen; bolas de nieve que van creciendo y creciendo sin que se sepa a ciencia cierta cuál es su final. Un sueño de unidad que es aún posible, probablemente, sobre un papel en blanco y con la ayuda de quienes, presentándose como amigos, no dejan de ser tus competidores a nivel global: aquellos que tienen las perras. Momento apasionante. Pero cuatro años de pasión diaria, agotan a cualquiera, la verdad.

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Hay casualidades que tienen su miga. El pasado 29 de abril, un servidor publicaba un post encabezado por la siguiente pregunta: Quién es y qué piensa el que verdaderamente manda en Europa. Defendía la tesis de que la llave de la supervivencia financiera de la Unión no la tiene Alemania, sino el Banco Central Europeo a través de su política de financiación directa o indirecta a los estados comunitarios más frágiles. Pues bien, ese mismo día, el presidente del Instituto IFO alemán, Hans-Werner Sinn, refrendaba tal idea en una pieza recogida por Project Syndicate a la que llego gracias a un lector, Daniel Argumedo. En su artículo, el autor me alertaba por primera vez de la existencia de las cuentas Target-2 del BCE, del ingente volumen que habían acumulado desde 2007 y de su relación con la precaria supervivencia de algunas economías de la UE. Nunca te acostarás…