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Fin de la trilogía: los mercados dominan el mundo
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Alberto Artero

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Fin de la trilogía: los mercados dominan el mundo

He recibido de alguno de ustedes lastimosa queja de cómo en los post de esta semana McCoy ha vuelto a un cierto tremendismo que recuerda a

He recibido de alguno de ustedes lastimosa queja de cómo en los post de esta semana McCoy ha vuelto a un cierto tremendismo que recuerda a su etapa inicial, cuando allá por 2006 y 2007 se sentía ‘voz que clama en el desierto’ frente a la euforia generalizada.

Servidumbres de la audiencia, dirán.

Todo lo contrario. El interés por un servidor languidece de forma natural, y la asunción de ese hecho, propio de todo ciclo vital, hace que uno renuncie al aplauso del lector y vuelva a sus orígenes, al apartado económico-financiero y al estudio de documentos. De nuevo, producto de nicho gracias al engrandecimiento del resto de El Confidencial. Bienvenido sea.

Hecha esta precisión, y si nos atenemos a lo que ha ido entrando en nuestro buzón de correo estos días, nos podemos haber quedado cortos tanto en las advertencias sobre el generalizado deterioro de la economía mundial que apuntamos el lunes (V.A., Diez sorpresas que ennegrecen el fin de año, 03-12-2012), como sobre el peligroso papel que está sumiendo el mundo financiero que denunciamos el martes (V.A., Cuando Dios pensó en el Apocalipsis, ¿se refería a esto?, 04-12-2012).

Valgan como ejemplo de lo anterior, tres nuevos enlaces:

Ayer Australia bajo tipos al 3%, mínimo de los últimos tres años, a fin de reactivar el crecimiento interno más allá de la industria minera (FT, Australia cuts rates to three-year low, 04-12-2012). Oceanía, pues, tampoco es ajena a unos problemas internacionales que afectan a su actividad productiva y de servicios.

Por otro lado, en una decisión que merecería un post aparte, el Fondo Monetario Internacional se ha mostrado favorable a la imposición de controles de capitaltransparentes, acotados y temporales’ que protejan a las naciones emergentes de la expansión monetaria de las ricas. Un cambio de política brutal que legitima el proteccionismo frente a los excesos de la represión financiera (IMF, The liberalization and management of capital flows: an institutional view, 14-11-2012). Adiós globalización.

Por último, para aquellos que se quejaban de que nuestra alusión al Apocalipsis era exagerada, les recomiendo que echen un vistazo a las declaraciones de Andrew Haldane, una de las mejores cabezas pensantes del Banco de Inglaterra. No ha dudado en equiparar la actual crisis, provocada por un exceso de crédito que apenas se ha corregido a nivel agregado, con una guerra mundial en cuanto a sus efectos económicos y sociales. ‘Suerte tendremos si la pagan nuestros nietos’, dice. Sigan dándole cancha a las finanzas y verán (The Telegraph, Loss of income caused by banks as bad as a ‘world war’, 03-12-2012).

Always look on the dark side of life, puede parecer esto. Estoy de acuerdo. Ya saben: un pesimista es un optimista bien informado. Y lo que un servidor ve por ahí no le gusta. Y no soy el único.

De hecho, hagan hueco en los anaqueles porque me ha mandado mi amigo Fernando Suárez -al que muchos de ustedes recordarán por su insustituible Teatro del Dinero- el informe del tercer trimestre de 2012 de Artemis Capital Management, llamado Volatility of an impossible object (tarda en cargar). Una pieza para enmarcar que, si acaso, peca de excesivo tecnicismo en buena parte de su contenido. Aún así, merece una lectura reposada ya que sintetiza perfectamente lo que hemos escrito en las últimas 48 horas.

Con un breve resumen de su contenido les dejo hoy:

Sobre la economía: ‘El mercado ha dejado de ser una expresión de la economía… es la economía. Sus expectativas (y la creación de dinero) son más importantes que la ley de la oferta y demanda de bienes y servicios (o el crecimiento económico). Somos prisioneros de una ingeniería monetaria creada por los bancos centrales que tratan de alentar la bonanza económica sosteniendo artificialmente los precios de los activos financieros. Fuera de esa híper realidad se halla el desierto de lo real. De ahí que no puedan dejar de actuar’.

Sobre la formación de los precios de los activos: ‘En un mundo en el que los bancos centrales manipulan el riesgo percibido, los precios de los activos se separan de la realidad hasta un punto en el que son meras representaciones de valor imposibles desde cualquier teoría eficiente de mercado. Ya no se pueden aplicar las reglas válidas hasta ahora (…) El sentido común dice… que no te fíes del sentido común (…) Si la FED sigue comprando al ritmo actual titulizaciones hipotecarias, será titular en una década del 100% de las mismas, ¿entonces?

Sobre su escaso impacto en los ciudadanos: ‘Toda esta acción apenas ayuda a las clases medias y bajas de la sociedad: no tienen acciones ni pueden comprar casas porque están excesivamente endeudados. No hay tampoco crédito para ellos (…) Podemos inflar nuevas burbujas, pero será a costa de inflación, guerra de clases, pérdida de cohesión social o incluso algo peor el día de mañana’.

Sobre la paradoja del riesgo: ‘Este régimen de estímulos socializa el riesgo de cola –sucesos posibles pero altamente improbables- a fin de generar prosperidad a corto plazo (…) Que nos digan que Estados Unidos no puede quebrar porque siempre puede tirar de la imprenta es como afirmar que mi casa nunca la van a robar porque antes la quemo (…) Vivimos en un mundo en el que los teóricos activos sin riesgo tienen más incertidumbres que aquellos que incorporan este factor a su valoración’.

Sobre el pánico como argumento de compra: ‘Vivimos una burbuja del miedo que lleva a que la volatilidad en plazos medios esté muy por encima de cómo cotiza al contado (bull market in fear). Hay pánico en el mercado y, paradójicamente, la protección frente al mismo fija un suelo vía coberturas y, de nuevo, acción de los bancos centrales (…). Si la curva de volatilidad se aplana, sal de la bolsa escopetado. El pánico es el único fundamental que le queda a este mercado’.

He recibido de alguno de ustedes lastimosa queja de cómo en los post de esta semana McCoy ha vuelto a un cierto tremendismo que recuerda a su etapa inicial, cuando allá por 2006 y 2007 se sentía ‘voz que clama en el desierto’ frente a la euforia generalizada.