Es noticia
Alberto Nadal, torpedo en la flotación de un Soria incapaz
  1. Mercados
  2. Valor Añadido
Alberto Artero

Valor Añadido

Por

Alberto Nadal, torpedo en la flotación de un Soria incapaz

Pocas veces una designación política ha tenido tanta relevancia aun perteneciendo a los teóricos segundos niveles de la Administración. Alberto Nadal llega a la Secretaría de

Pocas veces una designación política ha tenido tanta relevancia aun perteneciendo a los teóricos segundos niveles de la Administración. Alberto Nadal llega a la Secretaría de Estado de Energía, primero, para desfacer entuertos pasados y recientes -esos que tienen calentito a todo un sector sin exclusión, cosa que no deja de tener su mérito- y, después, para intentar acometer la reforma integral de un sistema, el eléctrico, que con tanto parche administrativo, fiscal o medioambiental ha tornado glorias pretéritas en inviabilidad actual de una parte no menor de sus actores. El desastre que ha supuesto la gestión de José Manuel Soria, salvado por el buenismo de un Rajoy entregado a darle una segunda oportunidad y evitar, de este modo, la ruptura del equilibrio ‘formal’ -que no real, Hacienda manda- Guindos/Soria-Montoro/Báñez en el Ejecutivo, le ha llevado desde la comodidad de la CEOE al más ardiente candelero tras su toma de posesión de ayer. No obstante, el cambio más importante hasta hoy en el ámbito de la Administración se veía venir, y de qué manera (Valor Añadido, "Cuidado, el carajal eléctrico puede hacer ‘pum y se acabó’", 19-07-2012).

Sin nada que envidiar a su hermano Álvaro, el verdadero factótum económico del complejo de Moncloa, disfruta como él de una mente privilegiada. No en vano, ambos aprobaron en tiempo récord, con los dos primeros números de su promoción, las oposiciones a economista del Estado, título del que también disfruta su mujer, a la que conoció como opositora siendo él preparador. Hombre de Rato, no dudó en seguirlo como consejero comercial de la Embajada en Washington durante la estancia de aquel en el FMI. Metódico, ecuánime y sensato son atributos con que le definen quienes le conocen. Como en el caso de su gemelo, el desapego personal, que fomenta aún de modo inconsciente, puede convertirse, en función de su uso, en un aliado o enemigo de su gestión.

Porque es verdad que buena parte de los males actuales se derivan de una falta de interlocución entre afectados y legisladores, consecuencia de un modelo de lobby tan intrusivo con los socialistas que alarmó, y de qué manera, a los gobernantes populares nada más aterrizar en el poder. Pero conseguir el equilibrio entre los distintos intereses creados, las necesidades financieras del Estado y el respeto al bolsillo de los ciudadanos difícilmente se puede lograr sin contar con la opinión razonada de los afectados y, sobre todo, sin que la misma se integre, en virtud de su racionalidad, en la ecuación. No hacerlo así conduce a hechos tan insólitos como que una central nuclear cese su actividad por motivos meramente fiscales, cuando la dependencia energética de España sigue siendo la que es, que buena parte del ciclo combinado esté parado o que hayamos convertido esa España llamada a ser el Silicon Valley de las renovables en un erial quebrado y sembrado de litigios (gentileza en este caso del zapaterismo, cierto es, pero no solo: Valor Añadido, "Y el Embajador USA dijo, ¿sí? Te vas a enterar, España", 02-10-2012 y EC, "Más de 70 firmas solares atacan el tasazo retroactivo de Soria en una carta a Bruselas", 19-12-2012)).

Llegar a final de año sin que se haya resuelto el problema del déficit de tarifa, siendo una de las prioridades de Rajoy cuando disfrutaba únicamente de la etiqueta de candidato, clama al cielo (V.A., "Guerra abierta en el Gobierno mientras Rajoy se fuma un puro", 23-08-2012 y EC, "Soria cuadra ‘a martillazos’ los 2.270 millones que necesita para acabar con el déficit de tarifa", 24-12-2012). Lo dice muy acertadamente Carmen Monforte, especialista sectorial, en el comienzo de su artículo de ayer en Cinco Días: "El año energético no ha podido comenzar peor. Tal y como se veía venir, al Gobierno le ha estallado entre las manos la bomba de relojería del déficit de tarifa con la que se dedicó a jugatear a lo largo del año pasado. Primero anunciando reformas que han resultado inútiles simulacros y, después, dedicando meses y meses a crear unos impuestos a la generación eléctrica y al consumo de gas natural que perjudicarán a todos y apenas servirán de paliativo". Toda la pieza merece una lectura detallada por cuanto advierte del modo en el que está legislando esta materia: de tapadillo y ‘sin respeto alguno institucional’ (Cinco Días, "Empleados del hogar y déficit eléctrico", 07-01-2013). El temor a una solución vía BOE como la que terminó de un plumazo con los CTC cobra cada vez más cuerpo entre las eléctricas. ¿Déficit, qué déficit? Ajo y agua instead…

Siendo como es el asunto más candente, no es el único. Ayer, El Economista hacía referencia al vacío legal que impide cualquier inversión en energías verdes en nuestro país (EE, "España da cerrojazo a la construcción de renovables por el vacío regulatorio", 08-01-2013), mientras La Vanguardia advertía del final con el cierre del año del llamado ‘bono social’, tarifa preferente de la que disfrutan 2’5 millones de usuarios de la electricidad en nuestro país, no estando clara ni su continuidad ni su financiación. El propio impuestazo que grava la producción eléctrica tiene importantes aristas abiertas, tal y como recoge esta información del siempre solvente Daniel Toledo (EC, "Las eléctricas se ahorrarán un 30% del ‘impuestazo’ de Soria por la vía fiscal", 07-01-2013). Y así sucesivamente. Es en medio de este carajal en el que llega Alberto Nadal a los predios dominados por Álvaro. Peón para tutelar el polvorín eléctrico. Torpedo en la línea de flotación del ministro titular. A nada que ponga en funcionamiento las cualidades y aptitudes que le atribuyen, triunfará. Hacerlo peor parece, a día de hoy –otro vendrá que bueno te hará-, imposible. Voy camino Soria, tú hacia dónde vas...

Pocas veces una designación política ha tenido tanta relevancia aun perteneciendo a los teóricos segundos niveles de la Administración. Alberto Nadal llega a la Secretaría de Estado de Energía, primero, para desfacer entuertos pasados y recientes -esos que tienen calentito a todo un sector sin exclusión, cosa que no deja de tener su mérito- y, después, para intentar acometer la reforma integral de un sistema, el eléctrico, que con tanto parche administrativo, fiscal o medioambiental ha tornado glorias pretéritas en inviabilidad actual de una parte no menor de sus actores. El desastre que ha supuesto la gestión de José Manuel Soria, salvado por el buenismo de un Rajoy entregado a darle una segunda oportunidad y evitar, de este modo, la ruptura del equilibrio ‘formal’ -que no real, Hacienda manda- Guindos/Soria-Montoro/Báñez en el Ejecutivo, le ha llevado desde la comodidad de la CEOE al más ardiente candelero tras su toma de posesión de ayer. No obstante, el cambio más importante hasta hoy en el ámbito de la Administración se veía venir, y de qué manera (Valor Añadido, "Cuidado, el carajal eléctrico puede hacer ‘pum y se acabó’", 19-07-2012).