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Desembarco alemán en Paseo de Gracia a 24.000 euros/m2
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Alberto Artero

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Desembarco alemán en Paseo de Gracia a 24.000 euros/m2

No, no es un flashback de la primavera de 1939 ni este artículo es de Ángel Viñas. Se trata probablemente de la operación inmobiliaria más interesante

No, no es un flashback de la primavera de 1939 ni este artículo es de Ángel Viñas. Se trata probablemente de la operación inmobiliaria más interesante del verano de 2013, pese a pasar casi desapercibida. No tanto por el volumen de la transacción, muy ‘modesta’ en términos absolutos, sino por el activo objeto de la compraventa, los actores y el precio por metro cuadrado desembolsado por el adquirente. Una buena noticia para una nación, España, ávida de inversores de calidad entre tanto buitre como planea. Es la primera vez que vuelve a verse capital core en la piel de toro desde el inicio de la crisis en 2007.

¿De qué estamos hablando? El pasado 20 de agosto, en una operación intermediada por Retail Partners Europe y asesorada por Linklaters, el fondo inmobiliario alemán GLL Real Estate Partners adquirió Tree Inversiones, un vehículo integrado por clientes de Deutsche Bank, Banca March y los fondos internacionales AREA Property Partners y Europa Capital, la sucursal de BBVA en la calle Paseo de Gracia número 25 de Barcelona.

La oficina, que formaba parte del paquete adquirido en su día por Tree a la entidad presidida por Francisco González, se habría vendido por 31,1 millones de euros para una superficie total de unos 1.800 metros cuadrados, 1.300 metros en planta y el resto en distintas dependencias accesorias en semisótano y sótano. Estamos hablando de 24.000 euros el metro cuadrado sobre rasante, coste unitario sólo un 8% por debajo de lo que se llegó a abonar en el pico del ciclo (26.000). GLL se subrogaría en la renta en los términos del contrato original entre Tree y BBVA. Inquilino de primera, renta de largo plazo y protección frente a inflación.

¿Le saldrán los números a GLL? Imaginamos que sí. Experiencia no le falta. De hecho, lo más sustantivo de esta compraventa es el perfil del comprador. Estamos hablando de un fondo especializado en inmobiliario; alemán, país que cuenta con una larga tradición en este tipo de producto; abierto en el sentido de que los inversores pueden entrar y salir en cualquier momento de acuerdo con las condiciones establecidas en su folleto, lo que obliga a una cuidadosa gestión de la liquidez y selección de los bienes que componen su cartera; con 4.000 millones de euros bajo gestión; cuyo socio de referencia es la italiana Generali que, como aseguradora y tras experiencias dramáticas en el pasado, ha de tener cautela con dónde pone el dinero; y del que son partícipes, de acuerdo con la información suministrada por la propia firma en su web, fondos soberanos y de pensiones, tradicionalmente conservadores.

No se trata, por tanto, de un inversor oportunista más, de los que últimamente abundan, sino de alguien con visión a medio plazo, dueño ya de la sede de Planeta en el Paseo de Recoletos en Madrid. Además, el perfil del activo y su ubicación pone de manifiesto, en cierto modo, su confianza en el dinamismo de una de las arterias más comerciales de España, beneficiada en los últimos años por la consideración de Barcelona como destino preferente de los cruceros mediterráneos, así como su creencia en la estabilidad política en la región, cuestionable al calor de los acontecimientos, pero cuya ruptura con España han decidido no meter en la ecuación. El precio abonado así, al menos, lo acredita.

Mientras tanto, los inversores agrupados en torno a Deutsche Bank siguen haciendo un buen negocio a la sombra de una cartera inmobiliaria por la que pagaron cerca de 1.600 millones de euros en el cogollito de la crisis, cuando la financiación era una quimera, y de la que ya han recuperado más de 400 en desinversiones, con otros tantos en rentas percibidas. Y es que, al final, ya saben, donde otros ven problemas, algunos perciben una oportunidad. Es lo que tiene ser profesional.

No, no es un flashback de la primavera de 1939 ni este artículo es de Ángel Viñas. Se trata probablemente de la operación inmobiliaria más interesante del verano de 2013, pese a pasar casi desapercibida. No tanto por el volumen de la transacción, muy ‘modesta’ en términos absolutos, sino por el activo objeto de la compraventa, los actores y el precio por metro cuadrado desembolsado por el adquirente. Una buena noticia para una nación, España, ávida de inversores de calidad entre tanto buitre como planea. Es la primera vez que vuelve a verse capital core en la piel de toro desde el inicio de la crisis en 2007.

Inversión inmobiliaria Barcelona