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No es un 13%, sino un 17%: así se esconde la morosidad en España
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Alberto Artero

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No es un 13%, sino un 17%: así se esconde la morosidad en España

El Banco de España publicó el martes los datos de morosidad de bancos, cajas y establecimientos financieros de crédito que operan en nuestro país

El Banco de España publicó el martes los datos de morosidad de bancos, cajas, cooperativas y establecimientos financieros de crédito que operan en nuestro país correspondientes al mes de septiembre de 2013. La cifra agregada ascendió al 12,68% sobre el total de financiación crediticia concedida, esto es, 187.830 millones de euros, el volumen más alto desde que el supervisor compila estos datos. Un número, en cualquier caso, sabido toda vez que llega con posterioridad a que la gran mayoría de las instituciones financieras españolas hayan hecho públicas sus cuentas anuales a cierre del tercer trimestre. Para los que hicieron en su momento los deberes, no deberían suponer sorpresa alguna. Al contrario.

Porque, si se estudian con detenimiento los balances depositados en la CNMV, no es difícil concluir que este porcentaje oficial cercano al 13% que hace que muchos se lleven las manos a la cabeza es, en realidad, sustancialmente superior. Basta, simplemente, con llamar a las cosas por su nombre y desentrañar los –burdos, en ocasiones– intentos de algunas entidades de enmascarar la realidad. Así, por ejemplo:

el Popular ha decidido extender el tamaño deldenominador para incluir en él no sólo los créditos, sino todos los activos con riesgo. Si se hiciera el ajuste contrario, la mora reconocida del 11,84% (por encima del BBVA -10,68%-, en línea con CaixaBank -11,40%- o la parte doméstica del Santander -11,34%- y por debajo de Bankia -13,56%-) saltaría al 15,37%, décima arriba, décima abajo. Un cambio, sin duda, sustancial.

el Sabadell, por su parte, hace uso legítimo de la EPA como instrumento para conjurar, a los ojos de los mercados, la pésima herencia que, en estamateria, le dejó la adquisición mediante correspondiente subasta de la Caja de Ahorros del Mediterráneo o CAM. Así, admite, en función o no de su inclusión, una morosidad que salta del 12,61% ‘sin’ al 19,21% ‘con’. Es evidente con qué dato a efectos reales, y más allá de la ayuda del Gobierno, habría que quedarse.

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De hecho, falta, como señalábamos antes, referirse en puridad a las cosas. ¿Qué son si no los adjudicados incobrables que sustituyen una financiación a priori rentable por una fuente de gastos en mantenimiento, seguros e impuestos como las casas, oficinas, naves o solares? Pues bien, en el gráfico anterior se puede observar qué ocurre cuando nos vamos a lo que algún Servicio de Estudios ha dado en llamar 'morosidad ampliada', que incluye esta partida. Las alteraciones en los datos son significativas hasta el punto de que sólo uno de los 5 grandes (excluido el Sabadell, en el que las cifras pueden llevar a error por lo anteriormente comentado) se sitúa por debajo del umbral del 16%, siendo especialmente relevante la modificación en el caso del Popular. ¿Una referencia válida para el resto del sector?

Los más optimistas dirán que hay razones para la esperanza en la medida en que parece que la situación económica en España se estabiliza y que parte de este desaguisado ha sido causado tanto por las reclasificaciones crediticias exigidas por el Banco de España como por el llamado ‘efecto denominador’ por mor del cual para un mismo nivel de morosidad absoluta, si el crédito total del sistema cae, como ha sido el caso, la relativa o porcentual aumenta (no es lo mismo 10 sobre 100 que sobre 9,5 y es el crédito solvente el que se repaga y desaparece).

Nada que objetar a la burbuja de confianza macro no respaldada estadísticamente reciente. Por si acaso, desde aquí venimos aconsejando desde hace tiempo no bajar la guardia. Sí que son susceptibles de objeción los otros dos argumentos en la medida en que aún queda mucho por hacer en el tránsito de refinanciados a dudosos, por una parte, y, por otra, las variaciones a la baja en el total prestado por muchas firmas apenas influyen, salvo en el caso de Santander y Bankia, en su porcentaje de potenciales incobrables. Así se acredita en este otro chart.

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El impacto de este crecimiento de los activos dudosos es una caída significativa de los niveles de cobertura tanto general como inmobiliaria (más aún cuando en entidades como Bankia o Santander el peso de la financiación problemática al ladrillo, incluidos adjudicados, roza el 90% del total) en un entorno de presión sobre la rentabilidad del stock de crédito, ausencia de nueva producción, discusiones sobre el cómputo en capital de la deuda pública y un coste del pasivo aún no normalizado en nuestra banca en comparación con los competidores internacionales que limitan las posibilidades de provisionamiento y recapitalización. Si se añadiera, además, a la ecuaciónla porción de refinanciaciones ‘buenas’ que no lo son… nos iríamos fácilmente a umbrales del 17-18% de morosidad y a umbralespreocupantemente bajos de protección..

Pero, ya saben, para ministerio y supervisor, el Briande los Monty Phytonsigue siendo el modelo a seguir: Always look on the bright side of life. El problema está resuelto, el rescate concluido y aquí paz y después gloria. La verdad verdadera es que la mora del sistema está más cerca del 17% que del 13% y que, cuanto antes se reconozca pública y privadamente, menos sobresaltos nos llevaremos con cada dato trimestral, con cada revisión anual, con cada stress test ocasional. Y evitaremos así el bíblico llanto y rechinar de dientes en la única reforma que, aun incompleta, se da oficialmente por concluida.

Amén.

El Banco de España publicó el martes los datos de morosidad de bancos, cajas, cooperativas y establecimientos financieros de crédito que operan en nuestro país correspondientes al mes de septiembre de 2013. La cifra agregada ascendió al 12,68% sobre el total de financiación crediticia concedida, esto es, 187.830 millones de euros, el volumen más alto desde que el supervisor compila estos datos. Un número, en cualquier caso, sabido toda vez que llega con posterioridad a que la gran mayoría de las instituciones financieras españolas hayan hecho públicas sus cuentas anuales a cierre del tercer trimestre. Para los que hicieron en su momento los deberes, no deberían suponer sorpresa alguna. Al contrario.

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