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Duración, una oportunidad única para el Tesoro
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Alberto Artero

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Duración, una oportunidad única para el Tesoro

No se entiende muy bien este afán del gobierno por colocar bonos ligados a la inflación europea precisamente en el momento en el que el coste

No se entiende muy bien este afán del Gobierno por colocar bonos ligados a la inflación europea precisamente en el momento en el que el coste de la vida se encuentra en la región por los suelos y el hambre por los activos de deuda públicaespañola está en niveles no vistos en mucho tiempo.

A la ventaja de captar inversores que requieren, por diversas cuestiones, una rentabilidad real recurrente en sus carteras se opone el riesgo de que el principal final a pagar por el Tesoro sea sustancialmente superior al nominal de la emisión como consecuencia de un repunte significativo del IPC europeo, ex tabaco, de aquí alvencimiento, dentro de una década. Una posibilidadaparentemente lejanaa día de hoy que, por el contrario, una vez que el dinero puesto en circulación por los bancos centrales coja velocidad, podría convertirse en más que real.

Pero claro, ya saben lo que es esto: el que venga detrás que arree.

Con una paradoja más: mientras exijo a la actividad real, con razón, que se desindexe–"liguemos salarios a productividad"– ofrezco esa garantía de poder adquisitivo a la economía financiera y así no queda duda alguna de para quién trabajo realmente. Amigo Luis, que se te ve el plumerete.

Sin embargo, es una estrategia más que correcta servirse delas bajas rentabilidades nominales que el mercado exige a nuestros bonos soberanos, con el 10 años situado en el secundario por debajo del 3%, para aumentar su duración, entendida esta como aquel momento en suvida en el que los flujos de efectivopor cupones y amortización final hasta él y después de él son financieramente equivalentes. En un bono cupón cero, que paga todos intereses a vencimiento, el plazo y la duración coinciden. Pero no ocurre lo mismo con el resto de los títulos de renta fija, donde el cobro de una renta recurrente adelanta el momento en que se produce dicha equivalencia.

Se trata de un instrumento imprescindible para comparar emisiones, cuya sensibilidad es función, fundamentalmente, de dos variables: plazo (directa, a más, más) y rentabilidad (inversa, a más, menos ya que se anticipan pagos). Cuanto más lejana esté la recuperación de lo invertido y/o peor sea el retorno a obtener, más volatilidad introducirá un título de renta fija en el porfolio al que pertenezca, algo que puede suponer un problema para aquellos que están obligados, bien para el conjunto de sus posiciones, bien para una parte de ellas, a hacer un mark-to-market o ajuste a valor de mercado recurrente de sus activos.

Parece, por el contrario, un elemento de decisión subsidiario a día de hoy.

La búsqueda desesperada de rendimiento a la que está obligando a muchos actores el programa de represión financiera cuasi estructural desarrollado por los bancos centrales ha convertido este factor en algo aparentemente secundario. Y es, precisamente esa falta de cautela la que deberían aprovecharnuestros dirigentes para consolidar el benigno entorno actual en el largo plazo y aumentar el vencimiento medio de nuestra deuda pública con una mayor oferta acinco, diez, quince o treinta años.

Es verdad que, en el mundo desarrollado, prácticamente sólo el Reino Unido tiene una duración mayor que la española, en la actualidad en niveles de 6,40 años y un tipo 3,67%. En consolidar este mínimo (sólo mejorado en 2009, 3,53%) está la oportunidad. En 2007, cuando saltó a 6,85 ejercicios, estaban en el 4,53%. Con más razón ahora. Hay 210.000 millones de amortizaciones de bonos entre 2014 y 2016 y otros 140.000 de letras de acuerdo con la estadística oficial. Más allá de que el volumen en circulación sea a todas luces un disparate, que padecerán nuestros hijos o nietos, se hace imperativo un programa de alargamiento de maturities. Ya se encargará el propio roll-over de la deuda de volver a ajustarlas temporalmente cuando llegue el momento.

Dicho queda. Quien tenga orejas para oír…

No se entiende muy bien este afán del Gobierno por colocar bonos ligados a la inflación europea precisamente en el momento en el que el coste de la vida se encuentra en la región por los suelos y el hambre por los activos de deuda públicaespañola está en niveles no vistos en mucho tiempo.

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