Es noticia
Día 9 - Las peperadas, el ridículo del PP con Ciudadanos
  1. Elecciones Andalucía
  2. Diario Impertinente
Javier Caraballo

Diario Impertinente

Por

Día 9 - Las peperadas, el ridículo del PP con Ciudadanos

Todo lo que trascienda de un exabrupto o una nadería se vuelve complejo y se pierde en la polvareda. ¿Será prepotencia de ellos o imbecilidad nuestra? En esto, el PP supera a otras formaciones

Foto: Rafael Hernando, en un acto en Sevilla. (Efe)
Rafael Hernando, en un acto en Sevilla. (Efe)

La clase política considera siempre al electorado como un grupo social inmaduro. Lo que no sabría determinar, exactamente, es si la culpa es de los políticos, porque son así de prepotentes y soberbios, o en realidad la responsabilidad es de la sociedad misma, porque los gurús del marketing de las campañas electorales han comprobado que ese tipo de mensajes elementales, básicos, son los que conectan de verdad con el electorado.

Todo lo que trascienda de un exabrupto o una naderíase vuelve complejo y se pierde en la polvareda. ¿Será prepotencia de ellos o imbecilidad nuestra? Bueno, ahí está la duda. La cuestión es que, aunque se trate de un defecto que comparten todos los partidos políticos, la verdad es que nadie consigue superar al Partido Popular. En ese partidoestán los verdaderos crack del disparate, de la tontería, de la inoportunidad. Los Floriano, Hernando, De la Riva… Por favor, esos juegan la Champions con respecto a los demás. Están todo el año de guardia, es verdad, o acaso es que están entrenando, porque cuando llegan las campañas electorales están exuberantes, como higos chumbos en agosto.

¿Cómo se descalifica a Podemos? Pues ahí está Hernando con la frase perfecta: “Podemos es caca” ¿Se puede ser más elemental? Ahora, como Ciudadanos ha irrumpido en las encuestas y a quien amenaza directamente –o eso piensan–es al Partido Popular, los grandes referentes de esa formación han dirigido sus dardos más letales contra el partido de Albert Rivera. Como si espantaran al mismo demonio, van por ahí repitiendo en todos los mítines que cómo va a votar la gente a un partido que se llama “Ciudadans” y que tiene como líder a un tipo que se llama “Albert”.

Empezó con la coña catalana Carlos Floriano, la continuó Hernando con su ‘naranjito’, y la ha rematado ahora, en la campaña andaluza, el delegado del Gobierno en esta comunidad, Antonio Sanz, brazo derecho de Javier Arenas. En un mitin, el hombre no se ha dejado nada dentro, lo ha expulsado todo: “No quiero que a Andalucía se la mande desde Catalunya, no quiero que mande un partido que se llama Ciutadans, que tiene un presidente que se llama Albert, con todo el respeto, a mí no me gusta que en Andalucía se mande desde fuera”. En las farolas de muchos pueblos andalucescuelgan carteles en los que aparece la cara de Albert Rivera pidiendo el voto. ¿Habrá quien se crea, al ver a Albert Rivera y al lado la palabra ‘vota’ que es él mismo quien se presenta a las elecciones andaluzas? Igual es eso, que el delegado del Gobierno se lo ha creído y ha saltado el hombre como un resorte. ¡Y lo dice el delegado del Gobierno!

Peperadas, en fin, llamémoslas así, que por mucho que se puedan tomar a broma, la verdad es que acaban provocando un daño importante, unas veces sólo a la propia formación, otras veces a un colectivo social determinado, preferentemente mujeres y gais. Esta vez le ha tocado a los catalanes, que ya aguantaban, muchos de ellos, los excesos del independentismo, para que ahora llegue un tipo como Antonio Sanz regalándole motivos y razones a quienes llevan toda la vida proclamando, en falso, que en el resto de España se rechaza a Cataluña. Ahora que el soberanismo catalán se ha estancado en las encuestas, ahí va Sanz a darles impulso. Peperadas, llamémoslas así, vale, que rima con chorradas.

La clase política considera siempre al electorado como un grupo social inmaduro. Lo que no sabría determinar, exactamente, es si la culpa es de los políticos, porque son así de prepotentes y soberbios, o en realidad la responsabilidad es de la sociedad misma, porque los gurús del marketing de las campañas electorales han comprobado que ese tipo de mensajes elementales, básicos, son los que conectan de verdad con el electorado.

Rafael Hernando Ciudadanos