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El fin de la campaña, el asno de Buridán y el Brexit
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José Antonio Zarzalejos

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El fin de la campaña, el asno de Buridán y el Brexit

El PSOE de momento persiste en la actitud del asno de Buridán, que murió de inanidad porque no terminó de decidirse entre el trigo y la avena

Foto: El líder del PSOE, Pedro Sánchez. (Reuters)
El líder del PSOE, Pedro Sánchez. (Reuters)

El debate a cuatro registró el lunes una audiencia significativa pero no histórica. Frisó los 10 millones de espectadores, aunque se transmitió por todos los canales y radios. Hay un efecto fatiga entre la ciudadanía que se va a desembarazar ya de los pocos hitos que le quedan a esta campaña. La incógnita que sigue en el ambiente es ya solo una: qué hará el PSOE. De momento, persiste en la actitud del asno de Buridán, que murió de inanidad porque no terminó de decidirse entre el trigo y la avena.

Los socialistas deben tomar una decisión: se comprometen con Podemos y manejan los riesgos de que los morados les canibalicen, o lo hacen con la gobernabilidad que ofrecería una plataforma integrada por el PP y Ciudadanos. Posiblemente no sea Sánchez quien deba tomar esa decisión, porque sus expectativas para el 26-J son muy reducidas. Caerá la noche electoral salvo que, milagrosamente, algo imprevisto ocurra. Rajoy, aunque fortalecido tras el debate, sigue siendo una moneda de cambio: un PP sin él en la presidencia tiene más opciones que con su continuidad. Opciones de negociación con Ciudadanos y con el PSOE. Esa es una de las deducciones también claras del debate. Como alguien ha escrito, el presidente del Gobierno en funciones ha podido ganar el debate, pero no los pactos para formar Gobierno.

España va ser el país más concernido por el resultado del refrendo británico porque sus resultados se conocerán 48 horas antes de que vayamos a votar

El foco del escenario, sin embargo, se va desplazar hasta el jueves próximo al Reino Unido. España y la Unión Europea se juegan en el referéndum del Brexit tanto como los propios británicos. Cameron ha vuelto a jugar con fuego. Lo hizo con el referéndum escocés de independencia y ahora lo hace con la permanencia de su país en el club europeo. No solo es una cuestión doméstica de los isleños, sino de todos los europeos. Si gana el sí, podemos regresar a una recesión que introduzca, además, elementos de implosión en la propia Unión. España va a ser el país más concernido por el resultado del refrendo británico porque sus resultados se conocerán 48 horas antes de que vayamos a votar. Si el Reino Unido opta por marcharse de la UE, ¿cómo van a reaccionar los españoles? Según algunos analistas, respaldando más al PP; según otros, a Podemos. En todo caso, el efecto de la decisión de los británicos no va ser neutro en España. Y la incertidumbre del Brexit se va a acumular a la del 26-J, enrareciendo el ambiente hasta niveles de desasosiego general.

Si el Reino Unido opta por marcharse de la UE, ¿cómo reaccionarán los españoles? Según algunos analistas, respaldando más al PP; según otros, a Podemos

La ciudadanía, además de fatigada, registra también un especial estrés. Entramos en la segunda parte del año sin visos de una fórmula de gobierno que ofrezca certidumbre, y desde el exterior todo son también inseguridades. Atravesamos por uno de los peores momentos de nuestra historia en un contexto general internacional de alteraciones y convulsiones impensables: el populismo de derechas, el radicalismo de izquierdas, la falta de reputación de las instituciones europeas y una transformación cultural y de hábitos tan rápida e intensa que provoca vértigo. No disponemos en esta tesitura de políticos de altura sino de 'hobbits', gestores públicos de baja talla y escasa proyección. La normalidad ya es el sobresalto.

La campaña electoral ha terminado virtualmente porque la angustia se traslada al Reino Unido, mientras el PSOE medita si se alimentará de oposición o de Gobierno y Rajoy acepta o no la invitación que a la reflexión le hizo Albert Rivera sobre su continuidad. O hay descartes, o el 27-J, cuando despertemos de la jornada electoral, puede ser dramático.

El debate a cuatro registró el lunes una audiencia significativa pero no histórica. Frisó los 10 millones de espectadores, aunque se transmitió por todos los canales y radios. Hay un efecto fatiga entre la ciudadanía que se va a desembarazar ya de los pocos hitos que le quedan a esta campaña. La incógnita que sigue en el ambiente es ya solo una: qué hará el PSOE. De momento, persiste en la actitud del asno de Buridán, que murió de inanidad porque no terminó de decidirse entre el trigo y la avena.

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