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Emboscada electoral a un gobierno torpe
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José Antonio Zarzalejos

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Emboscada electoral a un gobierno torpe

Alguien ha tenido en un cajón, retenidas, las grabaciones de Fernández Díaz-De Alfonso, desde octubre de 2014 y las pone ahora en circulación para hacer todo el daño político

Foto: Fernández Díaz susurrándole a Rajoy. (Reuters)
Fernández Díaz susurrándole a Rajoy. (Reuters)

Sudores fríos. La mera sospecha de que el ministro del Interior del Gobierno de España tenga pinchado su despacho causa una profunda sensación, primero, de perplejidad y, luego, de indignación. Perplejidad al descubrir que el recinto que debiera disponer de la mayor seguridad resulta un coladero. Indignación al demostrarse el descontrol político y administrativo que implican las grabaciones clandestinas al titular de Interior. La primera de las razones por las que Fernández Díaz debiera resignar su puesto remitiría mucho más a su ineptitud y a la de sus colaboradores que al contenido de las conversaciones grabadas y difundidas con el responsable de la Oficina Antifraude de Cataluña, Daniel De Alfonso. En este cuarto de hora ¿está el ministro del Interior en condiciones de garantizar que otras conversaciones que afectan a la seguridad pública no han sido igualmente grabadas y podrían ser difundidas como las que mantuvo con el magistrado De Alfonso en octubre de 2014?

La razón por la que podría plantearse la dimisión el actual ministro del Interior consistiría, más allá de la literalidad de las frases con las que excita el celo del responsable de la Oficina Antifraude catalana para buscarle las vueltas al hermano de Junqueras, a Puig o a Homs, en su incompetencia para desempeñar la cartera que le encomendó el presidente del Gobierno, al que, además, la grabación conocida deja como Cagancho en Almagro: el responsable de la Policía Nacional y de la Guardia Civil –y de sus respectivos servicios de información- se deshace en elogios sobre la discreción y responsabilidad de Mariano Rajoy al que habría comunicado el contenido de las conversaciones con De Alfonso.

Al Gobierno le han emboscado a cuatro días de las elecciones generales. Alguien ha tenido en un cajón, retenidas, las grabaciones de Fernández Díaz-De Alfonso, desde octubre de 2014 y las pone ahora en circulación con el propósito de hacer todo el daño político posible al Gobierno de Rajoy y al PP. Y no es imposible que se conozcan otras más. El/los responsables de la emboscada logran sus objetivos por la ineptitud o la torpeza del Gobierno que, pese a disponer de medios, no se entera de que su ministro de Interior ha sido escuchado en su propio despacho y que sus conversaciones iban a salir publicadas.

Es muy posible que los emboscados no anden lejos del ministerio del Interior si es que no están dentro

Es muy posible que los emboscados no anden lejos del ministerio del Interior si es que no están dentro. Este Departamento se ha venido caracterizando por su falta de hermetismo y la abundancia de filtraciones en forma de informes con acusaciones contra estos o aquellos más o menos fundadas. El primer sorprendido siempre ha parecido ser el ministro al que las fugas de información han aparentado cogerle en permanente fuera de juego. La filtración de su conversación con De Alfonso, un cargo que no depende jerárquicamente de él, que el titular de Interior no nombra y sobre el que carece de competencias, sean directas o indirectas, demostraría el alto criterio selectivo de los filtradores de la grabación y el buen cálculo de la repercusión que iba a tener, especialmente en Cataluña, pero también por parte de los demás partidos políticos que concurren a laselecciones del próximo domingo.

Fernández Díaz no era competente para mantener con De Alfonso la conversación que mantuvo. Se podría entender –y con dificultad- en el ministro de Hacienda y en términos bien diferentes a los que hemos podido escuchar. La debilidad de la posición del responsable de Interior es consecuencia de su incompetente injerencia en un asunto delicado que es tratado con una banalidad aprovechada hasta el histerismo por el independentismo catalán –“Gal mediático”, “tics franquistas”- que vio ayer los cielos abiertos para intentar salir de su depresión electoral y montar un pollo de agitación y propaganda con esa disciplina asiática que han demostrada cada vez que se dan cita en las calles de Cataluña. Pero, insisto, mucho más que por el contenido de la conversación -que también- la desairada posición del Gobierno se debe a su torpeza e ineptitud. Además, y como bien ha señalado De Alfonso, la nitidez de la grabación es de tal naturaleza que pareciera captada por un micrófono del tamaño de una alcachofa. Lamentable.

Sudores fríos. La mera sospecha de que el ministro del Interior del Gobierno de España tenga pinchado su despacho causa una profunda sensación, primero, de perplejidad y, luego, de indignación. Perplejidad al descubrir que el recinto que debiera disponer de la mayor seguridad resulta un coladero. Indignación al demostrarse el descontrol político y administrativo que implican las grabaciones clandestinas al titular de Interior. La primera de las razones por las que Fernández Díaz debiera resignar su puesto remitiría mucho más a su ineptitud y a la de sus colaboradores que al contenido de las conversaciones grabadas y difundidas con el responsable de la Oficina Antifraude de Cataluña, Daniel De Alfonso. En este cuarto de hora ¿está el ministro del Interior en condiciones de garantizar que otras conversaciones que afectan a la seguridad pública no han sido igualmente grabadas y podrían ser difundidas como las que mantuvo con el magistrado De Alfonso en octubre de 2014?

Mariano Rajoy Guardia Civil