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El más oportunista y forzado mitin de Zapatero en La Moncloa
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José Antonio Zarzalejos

Las Claves de la Jornada

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El más oportunista y forzado mitin de Zapatero en La Moncloa

Estaba previsto que el presidente del Gobierno acudiese ayer a Oslo -a invitación del Ejecutivo noruego- para participar en la que para él sería su tercera

Estaba previsto que el presidente del Gobierno acudiese ayer a Oslo -a invitación del Ejecutivo noruego- para participar en la que para él sería su tercera cumbre de “líderes progresistas” (sic) entre los que estaría Georgios Papandreu, primer ministro griego. Es comprensible que Zapatero no desease una foto con el  representante del país farolillo rojo de la UE. Pero resulta de un oportunismo fuera de lo común que cubra el hueco en la agenda con una reunión meramente propagandística con CEOE, UGT y CC OO para chequear la marcha de las conversaciones sobre la reforma de la negociación colectiva. Hasta los agentes sociales se sorprendieron de la convocatoria y dijeron ayer que el encuentro con Zapatero no era “ni sobrevenido, ni ineludible, ni inaplazable”.  O sea, que como excusa ante Oslo, no vale. Y ante la opinión pública nacional, tampoco.

A falta de viaje y de mitin oficial –ayer se suspendieron los actos de la campaña en solidaridad con las víctimas de la tragedia de Lorca—bueno ha debido parecerle a Zapatero un encuentro machaconamente publicitado y unas declaraciones que, en versión amplia o reducida, recogerán todos los medios. Así, el día queda rentabilizado con un acto sólo aparentemente institucional pero, en realidad, más eficaz que cualquier discurso electoral con sus correspondientes cuarenta segundos en televisión. Eso sí, encuentro discreto, es decir, sin foto. O sea, se trata de un adelantamiento por la derecha, demasiado burdo aunque formalmente inatacable. Todos los políticos suelen tener reacciones ventajistas, pero el Presidente del Gobierno ha de mantener más y mejor que nadie la sobriedad del juego limpio. Zapatero no lo ha hecho. Ha forzado la jugada con regular estilo.

Y unas preguntas que dejo en el aire: ¿Por qué la CEOE con Rosell a la cabeza no se empeñó en posponer el encuentro justo en el ecuador de la campaña cuando era aplazable, eludible y en ningún modo sobrevenido?, ¿siempre que el presidente lo desee seguirán los empresarios y sindicatos acudiendo a la Moncloa a toque de corneta?, ¿serán tan dóciles si  Mariano Rajoy llega a ocupar el sillón monclovita. Veremos.

Estaba previsto que el presidente del Gobierno acudiese ayer a Oslo -a invitación del Ejecutivo noruego- para participar en la que para él sería su tercera cumbre de “líderes progresistas” (sic) entre los que estaría Georgios Papandreu, primer ministro griego. Es comprensible que Zapatero no desease una foto con el  representante del país farolillo rojo de la UE. Pero resulta de un oportunismo fuera de lo común que cubra el hueco en la agenda con una reunión meramente propagandística con CEOE, UGT y CC OO para chequear la marcha de las conversaciones sobre la reforma de la negociación colectiva. Hasta los agentes sociales se sorprendieron de la convocatoria y dijeron ayer que el encuentro con Zapatero no era “ni sobrevenido, ni ineludible, ni inaplazable”.  O sea, que como excusa ante Oslo, no vale. Y ante la opinión pública nacional, tampoco.

A falta de viaje y de mitin oficial –ayer se suspendieron los actos de la campaña en solidaridad con las víctimas de la tragedia de Lorca—bueno ha debido parecerle a Zapatero un encuentro machaconamente publicitado y unas declaraciones que, en versión amplia o reducida, recogerán todos los medios. Así, el día queda rentabilizado con un acto sólo aparentemente institucional pero, en realidad, más eficaz que cualquier discurso electoral con sus correspondientes cuarenta segundos en televisión. Eso sí, encuentro discreto, es decir, sin foto. O sea, se trata de un adelantamiento por la derecha, demasiado burdo aunque formalmente inatacable. Todos los políticos suelen tener reacciones ventajistas, pero el Presidente del Gobierno ha de mantener más y mejor que nadie la sobriedad del juego limpio. Zapatero no lo ha hecho. Ha forzado la jugada con regular estilo.

Y unas preguntas que dejo en el aire: ¿Por qué la CEOE con Rosell a la cabeza no se empeñó en posponer el encuentro justo en el ecuador de la campaña cuando era aplazable, eludible y en ningún modo sobrevenido?, ¿siempre que el presidente lo desee seguirán los empresarios y sindicatos acudiendo a la Moncloa a toque de corneta?, ¿serán tan dóciles si  Mariano Rajoy llega a ocupar el sillón monclovita. Veremos.

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