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Las encuestas que carga el diablo y las plazas que llena cualquiera
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José Antonio Zarzalejos

Las Claves de la Jornada

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Las encuestas que carga el diablo y las plazas que llena cualquiera

El objetivo de las campañas electorales no es tanto convencer a los ajenos como movilizar a los afines. El grave problema del PSOE consiste, más que

El objetivo de las campañas electorales no es tanto convencer a los ajenos como movilizar a los afines. El grave problema del PSOE consiste, más que en la transferencia de sufragios, en la decepción de sus electores anteriores que, desmovilizados en un alto porcentaje, se abstendrán u optarán por opciones de izquierda cercanas a la socialista. Por el contrario, el PP mantiene en una alta tensión a sus electores y en militante movilización. El gran riesgo para el partido que preside Mariano Rajoy estriba, precisamente, en que sus votantes den por hecho que el día 22 los conservadores arrasarán al PSOE. Es decir, el peligro para los populares es que su electorado se distienda, pierda su actual movilización y de por hecho que el PP ganará sin dificultades tal y como ayer reflejaban casi con unanimidad las encuestas publicadas en distintos medios.

Cuando se observan las abarrotadas plazas de toros (también las llenan los cantantes, los toreros, los espectáculos diversos) y al público encendido y entusiasta y se lee que el PSOE podría sufrir, según las encuestas, una “hecatombe” o una “derrota histórica”, el peligro que acecha es el de la complacencia prepotente. Plazas completas y encuestas triunfantes podrían inocular en el circuito subconsciente de los electores conservadores una suerte de sedación que podría llevarles a dar la batalla electoral por terminada. Por el contrario, un riesgo de hundimiento del PSOE acaso persuadiría a su electorado de la necesidad de aminorar el golpe y, en un ejercicio de compensación instintiva, tratar de paliar el varapalo votando a los socialistas aun con la nariz tapada. Así, imágenes de masas fervientes aplaudiendo a los populares y encuestas que predicen su rotunda victoria se convierten en auténticas armas electorales de los adversarios para desmovilizar al electorado conservador y recuperar el voto para el PSOE.

El objetivo de las campañas electorales no es tanto convencer a los ajenos como movilizar a los afines. El grave problema del PSOE consiste, más que en la transferencia de sufragios, en la decepción de sus electores anteriores que, desmovilizados en un alto porcentaje, se abstendrán u optarán por opciones de izquierda cercanas a la socialista. Por el contrario, el PP mantiene en una alta tensión a sus electores y en militante movilización. El gran riesgo para el partido que preside Mariano Rajoy estriba, precisamente, en que sus votantes den por hecho que el día 22 los conservadores arrasarán al PSOE. Es decir, el peligro para los populares es que su electorado se distienda, pierda su actual movilización y de por hecho que el PP ganará sin dificultades tal y como ayer reflejaban casi con unanimidad las encuestas publicadas en distintos medios.