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La otra campaña: democracia real contra la ‘telebasura’
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José Antonio Zarzalejos

Las Claves de la Jornada

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La otra campaña: democracia real contra la ‘telebasura’

En paralelo a la campaña electoral se está produciendo otra ciudadana y publicitaria que trata de torcer el brazo a la ‘telebasura’. Ayer El Corte Inglés,

En paralelo a la campaña electoral se está produciendo otra ciudadana y publicitaria que trata de torcer el brazo a la ‘telebasura’. Ayer El Corte Inglés, una de las tres empresas de España con más volumen de inversión publicitaria, comunicaba a través de las redes sociales que retiraba sus anuncios del programa “La Noria”, que hace dos semanas entrevistó a la madre de uno de los implicados en el asesinato de Marta del Castillo, “el Cuco”, entonces menor de edad. La señora fue debidamente pagada y la cantidad, en torno a 10.000 euros, trabada por el Juzgado de Menores de Sevilla a petición de la Fiscalía.

Gracias a un bloguero y periodista, Pablo Herreros, que lanzó la iniciativa de rechazo a la zafiedad deontológica de Telecinco, un grupo importante de anunciantes se ha retirado del programa y, en algunos casos, de la cadena: Nestlé, Campofrío, President, Puleva, Bayer y otras más. Según el diario El Mundo de ayer “coches y telecos evitan “La Noria”, “Sálvame” y “Acorralados”, todos programas de la cadena de Mediaset que dirige como un cortijo Paolo Vasile, ese “ciudadano italiano que debe moderar sus términos” (Rodríguez Zapatero dixit) quien acusó al Gobierno de “dar un golpe de Estado audiovisual” cuando el Ejecutivo autorizó la Sexta y Cuatro.

Debemos congratularnos de que sean los anunciantes y no los poderes públicos -inactivos pese aconstituir la TVen España un servicio público sometido a licencia administrativa- los que rechacen programas con espacios desaprensivos que se amparan en una sedicente libertad de expresión tantas veces vulnerada por Telecinco como prueban las abundantes condenas que acumula por infracción de los derechos al honor, la intimidad y la imagen de las personas (desde el futbolista Guti al matrimonio Aznar, pasando por Cayetana de Alba). Habrá que admitir que si se paga a la madre de un implicado en un terrible asesinato para que haga declaraciones en un programa, y tal comportamiento se ampara en el artículo 20 de la Constitución, también son libérrimas las marcas anunciantes para publicitarse allí donde quede en cuestión su reputación.

La rebelión de los anunciantes preanuncia el final, seguramente, del modelo de Paolo Vasile que ha patentado una programación de TV que busca la optimización de los resultados económicos a costa de la ingestión por la opinión pública española de abundantes contenidos-bazofia.

Aquí llegamos al meollo de la cuestión: hay empresas -de comunicación y de otros sectores- a las que la reputación, que es una identidad de excelencia y valores, no interesa. Sólo se buscan fines (beneficios) sin consideración ética de medios (‘telebasura’). La rebelión de los anunciantes preanuncia el final, seguramente, del modelo de Paolo Vasile que ha patentado una programación de TV que busca la optimización de los resultados económicos a costa de la ingestión por la opinión pública española de abundantes contenidos-bazofia. Por fin comienza la respuesta ciudadana a través de las empresas y a las que con seguridad, seguirán las audiencias.

Si de sanear la vida pública española se trata, la campaña electoral del 20-N debería abordar estos trendingtopics de las redes sociales que comienzan a ser auténticas salas de máquinas de creación de opinión como ayer nos demostraba en su pieza periodística Alberto Pérez Giménez en El Confidencial a propósito del debate entre Rubalcaba y Rajoy. Dicen que GiuseppeTringali, consejero delegado de Publiespaña, había advertido a Paolo Vasilede que su modelo de “todo vale” (en España, no sé si Mediaset se comporta así en Italia), estaba agotado y se volvería contra el consejero-delegado milanés de la cadena de Fuencarral.

El problema es que las cosas han ido muy lejos y recoger velas no es fácil. Pero, sea como fuere, hay que felicitarse por la reacción empresarial ante la zafiedad moral y lamentar que, en plena campaña, los políticos no tengan una sola palabra hacia este gran debate social en España que trata de velar por su sanidadcívica. Que se haya establecido por una vez la pelea entre la rentabilidad y la reputación -a veces conceptos y realidades incompatibles- es una inmejorable noticia porque ésta sí que es democracia real.

En paralelo a la campaña electoral se está produciendo otra ciudadana y publicitaria que trata de torcer el brazo a la ‘telebasura’. Ayer El Corte Inglés, una de las tres empresas de España con más volumen de inversión publicitaria, comunicaba a través de las redes sociales que retiraba sus anuncios del programa “La Noria”, que hace dos semanas entrevistó a la madre de uno de los implicados en el asesinato de Marta del Castillo, “el Cuco”, entonces menor de edad. La señora fue debidamente pagada y la cantidad, en torno a 10.000 euros, trabada por el Juzgado de Menores de Sevilla a petición de la Fiscalía.