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Gallardón, el mejor solista de un orfeón que sonó bien
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José Antonio Zarzalejos

Las Claves de la Jornada

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Gallardón, el mejor solista de un orfeón que sonó bien

El debate a cinco –PSOE, PP, IU-ERC, CiU y PNV—celebrado ayer en TV española fue, en el fondo y en la forma, mejor que el duelo

El debate a cinco –PSOE, PP, IU-ERC, CiU y PNV—celebrado ayer en TV española fue, en el fondo y en la forma, mejor que el duelo entre Rubalcaba y Rajoy del pasado lunes. En general sonó bien, las argumentaciones resultaron más fluidas, los temas se encararon con mayor interés y  primó más un ambiente de tertulia que de enfrentamiento a cara de perro. Fue un debate coral más eficiente para formar criterio que el cara a cara de los candidatos popular y socialista a la presidencia del Gobierno.

Pero claro, unos estuvieron mejor que otros. Ramón Jáuregui, habitualmente brillante y rápido, se vino abajo contagiado del síndrome de fracaso anticipado en el que está sumido su partido. El ministro de la Presidencia se mostró resignado, defensivo e impotente, mientras que Ruiz-Gallardón, sosegado, tranquilo, moderado y bien aleccionado, volvió a emitir –como Rajoy—en onda ganadora. Fue un solista en el orfeón sin sobreactuaciones innecesarias.

Supo combinar en su discurso las dosis necesarias de datos e ideas; de flash-back popular (1996-2004) con la proyección hacia el futuro; de críticas al Gobierno socialista con apelaciones al acuerdo. Estuvo superior en el abordaje del supuesto final del terrorismo etarra. El alcalde de Madrid –un fiscal en excedencia que sabe lo que es la oratoria—rindió en la noche de ayer un buen servicio a su partido, quedó claro por qué razón acumula su exitosa trayectoria política y los motivos por los que Rajoy le ha situado en el cuarto lugar en la lista por Madrid y, sobre todo, por qué el presidente de su organización le envió a él y no a otro a representar al PP en el debate a cinco.

Mientras Josu Erkoreka (PNV) –maneja bien las palabras y enhebra ideas pedagógicas--, y Pere Macías (CiU) –premioso y demasiado reduccionista-- hicieron discursos muy enfocados a sus electorados vasco y catalán, respectivamente, Gaspar Llamazares se comportó con eficaz demagogia y populismo, en coherencia con su militancia izquierdista, contrastando enormemente con las argumentaciones conformistas de Jáuregui, aunque sin tomarle la medida a un hábil Gallardón. En su papel, en ese rol rompedor por la izquierda del PSOE con pinceladas tremendistas, obtuvo seguramente el objetivo de alzarse con el alegato más consistente para enganchar a un electorado de la izquierda que, en este momento (ahí está el alto porcentaje de indecisos), huye casi despavorido de las políticas socialistas y les resulta imposible arrojarse en brazos del PP.

En un resumen un tanto sintético podría sostenerse con claridad que Gallardón voló alto y Llamazares dominó muy bien su terreno. Jáuregui fue la viva estampa del fracaso del PSOE; Erkoreka acreditó su condición de excelente portavoz del PNV y Macías perdió el punto al juego dialéctico al no saber calcular correctamente el mix argumental catalán-español. Y, desde luego, los cinco en general, mejoraron el nivel –por formato, por flexibilidad, por sinceridad y soltura—en el que Rubalcaba y Rajoy dejaron el debate político cuarenta y ocho horas antes.

Y una coda: TVE tuvo el buen criterio de emitir grabados los mensajes de BNG, Coalición Canaria y UPyD. Para eso es una televisión pública y está al servicio de todos los ciudadanos y de todas las opciones que compiten en las elecciones generales.

El debate a cinco –PSOE, PP, IU-ERC, CiU y PNV—celebrado ayer en TV española fue, en el fondo y en la forma, mejor que el duelo entre Rubalcaba y Rajoy del pasado lunes. En general sonó bien, las argumentaciones resultaron más fluidas, los temas se encararon con mayor interés y  primó más un ambiente de tertulia que de enfrentamiento a cara de perro. Fue un debate coral más eficiente para formar criterio que el cara a cara de los candidatos popular y socialista a la presidencia del Gobierno.