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La previsión del fracaso andaluz del PSOE pincha la huelga general
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José Antonio Zarzalejos

Las Claves de la Jornada

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La previsión del fracaso andaluz del PSOE pincha la huelga general

Aunque parezca inverosímil, las Centrales Sindicales dicen no haber convocado la huelga general el jueves, día 29 de marzo, en función de las elecciones andaluzas del

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Aunque parezca inverosímil, las Centrales Sindicales dicen no haber convocado la huelga general el jueves, día 29 de marzo, en función de las elecciones andaluzas del domingo anterior, 25 de marzo. Sostienen que “no había mejor fecha” por las inminentes vacaciones de Semana Santa y la tramitación del decreto-ley de la reforma laboral como proyecto de ley en el Congreso de los Diputados. Los sindicatos -especialmente UGT por su proximidad al PSOE- son conscientes de la situación agónica de los socialistas y, en general, del maltrecho tono político de la izquierda española. Más aún, sus dirigentes perciben que sus organizaciones son las únicas que hoy por hoy ofician de oposición al Gobierno de Mariano Rajoy.

Lo que ocurre es que las pésimas expectativas del PSOE en Andalucía implicarían el domingo próximo, anterior al jueves de la huelga general, que el electorado muy mayoritariamente no reprocha, ni mucho menos castiga, al Gobierno del Partido Popular por la reforma laboral, los ajustes y el incremento de la fiscalidad. De tal suerte que, por mucho que se esfuercen los Sindicatos, la derrota -seguramente rotunda- del PSOE en Andalucía, y la insuficiencia de sus votos en Asturias para formar gobierno, adelantan en la conciencia colectiva un fracaso de la huelga general. No tanto una fracaso cuantitativo -la estrategia huelguista se basa en la paralización de los transportes- cuanto un fracaso cualitativo, es decir, en una adhesión real a la protesta. Si la izquierda PSOE-IU no triunfa en su bastión inexpugnable de Andalucía, ¿cómo hemos de creer que la protesta sindical, secundada por ambas organizaciones, sería de mejor condición?

Andalucía se ha convertido así es una trituradora de todas las iniciativas de último recurso de las que disponía la izquierda en España para poner coto a la barrida del PP en todos los ámbitos. Hasta el momento las encuestas dictan dos criterios: los socialistas perderán el domingo y la huelga general no es bien acogida por la opinión pública en porcentajes muy elevados (por encima del 65%). Si se confirma la quiebra del PSOE andaluz -tras una campaña que ha mostrado obscenamente la división interna en la organización-, ¿qué efecto tendrá sobre la movilización del día 29? Bien podría ocurrir que Andalucía pinche la huelga porque provocará un ánimo depresivo en el conjunto de la izquierda al hacer entrar en una crisis imprevisible al PSOE. Y por más que se empeñen, los sindicatos no son autónomos de las dinámicas socio-políticas de la izquierda.

La huelga general ha sido convocada porque de no hacerlo los sindicatos habrían aparecido como derrotados por la reforma laboral sin haberle planteado batalla. O sea, era una huelga tan irremediable como suponía Mariano Rajoy que lo era. Pero ni UGT ni CC OO tenían alternativa. “Nunca es buen momento para convocar una huelga” dicen los dirigentes sindicales. Pero ellos saben que el actual es el peor de todos. Y que toda su pólvora quedará empapada si, como parece seguro, el domingo se consuma el desplome del PSOE en Andalucía. Los idus de marzo pueden ser tan letales para la izquierda española como lo fueron para Julio Cesar, cosido a puñaladas en las columnatas del Senado romano. Y entre sus asesinos, Bruto, su ahijado. La historia siempre viene a socorrer el presente.

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Aunque parezca inverosímil, las Centrales Sindicales dicen no haber convocado la huelga general el jueves, día 29 de marzo, en función de las elecciones andaluzas del domingo anterior, 25 de marzo. Sostienen que “no había mejor fecha” por las inminentes vacaciones de Semana Santa y la tramitación del decreto-ley de la reforma laboral como proyecto de ley en el Congreso de los Diputados. Los sindicatos -especialmente UGT por su proximidad al PSOE- son conscientes de la situación agónica de los socialistas y, en general, del maltrecho tono político de la izquierda española. Más aún, sus dirigentes perciben que sus organizaciones son las únicas que hoy por hoy ofician de oposición al Gobierno de Mariano Rajoy.