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UPyD, entre “una rosa para Rosa” y “Aguirre, esa Juana de Arco liberal”
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José Antonio Zarzalejos

Las Claves de la Jornada

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UPyD, entre “una rosa para Rosa” y “Aguirre, esa Juana de Arco liberal”

Según el CIS y a tenor de encuestas electorales de medios de comunicación, Unión, Progreso y Democracia estaría recibiendo intención de voto de antiguos electores del

Según el CIS y a tenor de encuestas electorales de medios de comunicación, Unión, Progreso y Democracia estaría recibiendo intención de voto de antiguos electores del PP. En paralelo, Izquierda Unida se beneficiaría de las defecciones de votantes del PSOE. En el caso del UPyD, sin embargo, esas mismas encuestas no le auguran relevancia parlamentaria ni en Galicia ni en el País Vasco (en Euskadi perdería el único diputado que obtuvo en las autonómicas de 2009). Y en Cataluña, su espacio se lo ha madrugado Ciudadanos. Es verdad que el partido de Rosa Díez ha logrado constituirse en árbitro en Asturias con un solo escaño, pero en marzo pasado no sacó la cabeza en Andalucía. Parece, en consecuencia, que su energía política no prende en las comunidades con partidos nacionalistas fuertes. ¿Por qué?

Quizás porque con un UPyD se produce una confusión que refleja extraordinariamente bien el gran valedor de este partido: Mario Vargas Llosa. El nobel de literatura, excelso escritor tanto de ficción como de ensayo (extraordinario su último libro: La civilización del espectáculo) se muestra, a veces, errático en sus análisis políticos. En noviembre de 2011, en un artículo muy comentado en el diario El País titulado ‘Una rosa para Rosa’, dijo que votaría en las generales a la formación de Díez porque, aunque UPyD, no era liberal “es lo que más se le parece en el ámbito político español”. Aducía el insigne escritor que su voto a UPyD, del que Rosa Díez era su “mejor credencial”, se debía a que le disgustaban las mayorías absolutas, los nacionalismos y ponía muy en valor el compromiso de UPyD para con la libertad de Cuba. Vargas Llosa dejaba claro que le encajaba el PP pero prefería las listas de Díez. Hete aquí, sin embargo, que el pasado 23 de septiembre, también en el diario El País, nuestro nobel se lanzó a un auténtica elegía de Esperanza Aguirre a la que denomina “esa Juana de Arco liberal”, sosteniendo, rotundo, que “con ella como presidenta del Gobierno jamás se hubiera hundido España en la crisis económica que hoy padece”. Pues bien ¿cómo es que mantiene esa creencia y sólo diez meses antes se proclama seguidor y votante de Rosa Díez y de UPyD?

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Al escritor hispano-peruano le ocurre como a muchos otros votantes que fluctúan entre el PP, sector liberal que representaba Aguirre (no se sabe muy bien ahora quién lo representa), y la ciudadanía igual que propugna Rosa Díez y su discurso antinacionalista. Por razones que sería largo desentrañar en este post, la inmensa mayoría de los dubitativos termina decidiéndose por las listas populares. O sea, se mueven, en el terreno de las percepciones y las cercanías, como Vargas Llosa, que envía una rosa a Rosa y eleva a los altares políticos a Esperanza Aguirre, haciendo ambas cosas sin solución de continuidad. Ejemplifica así la confusión y el desconcierto de muchos ciudadanos que quisieran cambiar de voto pero no lo hacen temerosos de romper el estatus quo actual, recelosos de la inexperiencia de UPyD y, muchos, desorientados por los meandros ideológicos del partido de Díez que plantea un modelo ideológico demasiado híbrido, tanto para la derecha como para la izquierda, bien porque para aquella se pasa en algunos aspectos de orden ético, bien porque se queda corto en progresismos para ésta.

Si UPyD no está presente en los parlamentos de Vitoria, Santiago de Compostela y Barcelona -aunque sí en los de Valencia y Madrid- necesitará una revisión de coherencia de sus programas y de sus discursos, porque jamás va a tener una coyuntura más favorable que la actual, con la opinión pública cansada de los partidos tradicionales, favorable a una reformulación del modelo territorial del Estado y crítica con la endogamia de la dirigencia política. Y si lograsen que Vargas Llosa se aclarase y nos lo relatase en su magnífica prosa periodística, mejor. Mientras tanto, seguimos entre la rosa para Rosa y la canonización de Aguirre como “esa Juana de Arco liberal”.

Según el CIS y a tenor de encuestas electorales de medios de comunicación, Unión, Progreso y Democracia estaría recibiendo intención de voto de antiguos electores del PP. En paralelo, Izquierda Unida se beneficiaría de las defecciones de votantes del PSOE. En el caso del UPyD, sin embargo, esas mismas encuestas no le auguran relevancia parlamentaria ni en Galicia ni en el País Vasco (en Euskadi perdería el único diputado que obtuvo en las autonómicas de 2009). Y en Cataluña, su espacio se lo ha madrugado Ciudadanos. Es verdad que el partido de Rosa Díez ha logrado constituirse en árbitro en Asturias con un solo escaño, pero en marzo pasado no sacó la cabeza en Andalucía. Parece, en consecuencia, que su energía política no prende en las comunidades con partidos nacionalistas fuertes. ¿Por qué?

Rosa Díez UPyD