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Jaime Olmos

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Poder y contrapoder

España respira un ambiente de fin de ciclo que acumula contradicciones y en el que “lo nuevo y lo viejo” continúan echando un pulso del que resultará, con toda probabilidad, algo distinto

Foto: Sesión de la apertura de las Cortes en la XII Legislatura. (EFE)
Sesión de la apertura de las Cortes en la XII Legislatura. (EFE)

Tras los convulsos meses que pusieron fin al año perdido que, al menos en lo político, fue 2016, parece que la normalidad institucional ha vuelto a abrirse paso y, francotiradores al margen, las tertulias han devuelto a los 'realities' su protagonismo en la parrilla televisiva española.

Sin embargo, detrás de la novedad de quienes aún no llevan 100 días estrenando o renovando cartera ministerial, España respira un ambiente de fin de ciclo que acumula contradicciones y en el que “lo nuevo y lo viejo”, como algunos lo denominan, continúan echando un pulso del que resultará, con toda probabilidad, algo distinto.

El equipo de Asuntos Públicos de Kreab inaugura, en colaboración con El Confidencial, este espacio que hemos bautizado 'Agenda Pública'. Pretende ser un lugar de reflexión informada, de análisis de la coyuntura sin prisas, en el que poder compartir con los lectores claves que nos ayuden a todos a interpretar una realidad política y regulatoria, marcada por la complejidad y la incertidumbre.

Pretende ser un lugar de reflexión en el que poder compartir claves que nos ayuden a interpretar una realidad política marcada por la incertidumbre

Es también la forma más directa que hemos encontrado, quienes hacemos inteligencia y análisis político de forma cotidiana para el sector privado, de compartir y hacer pública una parte de nuestro trabajo, poniéndola al servicio de quien pueda estar interesado, mediante un formato más divulgativo, amable —y atractivo— que el que implica la frialdad de un informe.

Así, durante los próximos meses, con periodicidad mensual, trasladaremos en estas páginas un análisis del pulso político de nuestro país, sin perder de vista la obligada mirada internacional, sin la que sería imposible entender lo que ocurre en nuestro patio.

I. Política: no todo es populismo

Hace un par de meses, el ex primer ministro italiano y director del instituto de asuntos internacionales de Sciences Po, Enrico Letta, explicaba en Madrid el enorme clivaje existente entre lo que él llama políticas tradicionales y no tradicionales. Criticaba esa tendencia creciente a meter todo lo disonante en el cajón de sastre del populismo. Y animaba a intentar comprender con valentía los cambios que la globalización, la digitalización, la desintermediación y las variables demográficas han ocasionado en nuestros sistemas políticos y económicos, sin excepción.

Una parte del diagnóstico de la situación actual tiene que ver con la desconexión profunda de los partidos tradicionales con los sectores más jóvenes

En España, el foco ha estado centrado en el último año en las élites políticas tradicionales. Su mayor o menor capacidad para entender, aceptar y gestionar estos cambios ha monopolizado parte del debate, si bien el problema parece haberse cerrado en falso. La investidura se produjo solo tras la voladura de uno de los dos partidos históricamente mayoritarios y la llegada al Gobierno del otro, en condiciones de una debilidad que harían mal en ubicar solamente dentro de las paredes del Congreso de los Diputados.

Hay una parte del diagnóstico de la situación actual que tiene que ver con la desconexión profunda de los partidos tradicionales con los sectores más jóvenes, más urbanos y más formados, que resulta profundamente acertada. Errarán las formaciones que, teniendo la oportunidad de plantear un proyecto alternativo, se distraigan en otras tareas, se anclen en el negacionismo, opten por no hacer un diagnóstico serio de la situación o busquen consuelo en datos macroeconómicos de difícil digestión para el común de los mortales, ya que su capacidad de reconexión con la sociedad quedará definitivamente mermada.

II. Partidos: el mes de los congresos

Ciudadanos, PP y Podemos afrontarán en el mes de febrero sus congresos, mientras que el PSOE gana tiempo hasta el mes de junio para afrontar un cónclave con garantías. Pocos cambios se esperan en el partido de Albert Rivera que, sin embargo, solo saldrá con éxito de su cónclave si afronta el reto de la sostenibilidad a medio plazo como competidor electoral de un PP asentado y con una maquinaria política mucho más engrasada. El partido de Rajoy, por su parte, deberá afrontar una necesaria renovación si no quiere que los de Rivera sigan cavando trincheras en su 'target' electoral a costa de un programa renovado, amén de la simpatía, jovialidad y vocación regeneracionista que, en general, caracterizan a los naranjas. En Podemos, las cosas son, aparentemente, más complejas. El duelo entre Iglesias y Errejón representa, en esencia, un debate ideológico profundo: es la confrontación entre un modelo de partido rupturista y otro que busca ocupar un espacio socialdemócrata en el que el PSOE ha dejado vacíos en el último periodo.

Cómo salgamos de estos procesos de reconfiguración interna marcará nuestro sistema de partidos a futuro. Y, en paralelo, el Congreso seguirá siendo protagonista de la gobernabilidad, si bien la situación de interinidad que acompañará al PSOE hasta el verano restará nitidez a la foto en los próximos meses.

III. Sector privado: el reto de navegar en la incertidumbre

El sector privado ha de aprender la lección y ha de jugar un papel proactivo que lo lleve a optimizar su conexión con la sociedad en tiempos en los que la falta de confianza es un reto prioritario. Sectores estratégicos e hiperregulados, como el de la banca o el de la energía, están ya sufriendo las consecuencias de la nueva geometría parlamentaria.

Al otro lado tenemos a un ciudadano que es más crítico, que está más informado, que valora la transparencia, para el que la rendición de cuentas es un 'must' y que, además, cuenta con herramientas de interacción directa que le han empoderado.

Las empresas necesitan también renovar su misión corporativa y explorar terrenos que trasciendan la RSC para asumir una responsabilidad con lo público

Hay una imprescindible labor de 'lobby' interno en las organizaciones para hacerlas más permeables a los cambios y más cercanas a los sectores más disruptivos de la sociedad, entre los que están, como siempre, los jóvenes.

Solo así será posible hacer propuestas de valor audaces que tengan engarce directo en el interés general. Será posible una relación sostenible con el nuevo ecosistema político y social, y será posible tejer los mimbres de una nueva sociedad civil en la que empresas, instituciones y ciudadanos se sientan lo suficientemente cómodos como para encontrar puertos hacia los que remar juntos.

Como le escuchaba decir recientemente a un expresidente de nuestro país, las empresas necesitan también renovar su misión corporativa y explorar terrenos que trasciendan la RSC para asumir una “responsabilidad con lo público”.

Tras los convulsos meses que pusieron fin al año perdido que, al menos en lo político, fue 2016, parece que la normalidad institucional ha vuelto a abrirse paso y, francotiradores al margen, las tertulias han devuelto a los 'realities' su protagonismo en la parrilla televisiva española.

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