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La `Operación Charnego´ planea sobre las estrellas declinantes de Maragall y Carod
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Antonio Casado

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La `Operación Charnego´ planea sobre las estrellas declinantes de Maragall y Carod

Rajoy, con el paso cambiado. Carod y Maragall, sin futuro. Son las consecuencias del pacto sellado en la nocturnidad de Moncloa por Zapatero y Mas el

Rajoy, con el paso cambiado. Carod y Maragall, sin futuro. Son las consecuencias del pacto sellado en la nocturnidad de Moncloa por Zapatero y Mas el pasado 21 de febrero. El más discreto es Maragall ("Desalentado y deprimido", según Alfonso Guerra). Pero a Rajoy y a Carod se les nota mucho.

Aparte de hacer lo mismo que hace un año le reprochaba a Ibarretxe (un referéndum al margen de la ley), Rajoy ha recurrido al verbo furioso de Aznar para abrir la Convención Nacional del PP (del 3 al 5 de marzo). Sorprendente pero significativo. Don Mariano renuncia definitivamente a la emancipación. Como esos gobiernos obligados a prorrogar los presupuestos del año anterior por falta de respaldo, Rajoy nos está diciendo que prorroga el discurso anterior al 14 de marzo por falta de apoyo para el suyo.

No menos graves son los síntomas que presenta ERC tras su tormentoso paso de ayer por la ventanilla de Rubalcaba. Los mismos, corregidos y aumentados, que denotaban los rostros cariacontecidos de sus dirigentes, Carod-Rovira y Joan Puigcercós, en una sala VIPS del aeropuerto de Barajas, aquella desdichada tarde del domingo 22, después de confirmar que en Moncloa les habían hecho el "salto".

Una especie de Pacto del Tinell (PP, proscrito) se cierne ahora sobre la misma ERC que hasta hace poco se permitía presumir de arbitro de la gobernabilidad en Barcelona y en Madrid. Les recuerda José Blanco (PSOE) que no se puede estar al plato y a las tajadas. O sea, que apoyen el ticket estatutario Zapatero-Mas o abandonen el tripartito y se vayan a la oposición.

En turno de réplica, ERC ha invocado el fuero de Maragall, no el de Blanco, para convocar elecciones y para hacer o deshacer los gobiernos de la Generalitat. Una prueba más de su desorientación y del calibre del sartenazo de Zapatero que, de paso, por si en ERC no lo saben, ha convertido a Pascual Maragall en un político amortizado, un president preparado para la muerte política en el difícil parto del Estatut.

Si sobre Carod gravita una especie de Pacto del Tinell no escrito, sobre Maragall planea la ‘operación Charnego’. Consistiría en nombrar a José Montilla, secretario general del PSC y actual ministro del Gobierno Zapatero, como el próximo candidato socialista a la presidencia de la Generalitat. ¿Por fin un representante de los "otros catalanes" en el Palau de Sant Jaume? "Todavía es pronto", dijo el ministro Jordi Sevilla, pero Zapatero ha echado sus cuentas: Montilla sería capaz de movilizar a ese medio millón largo de votos socialistas que se quedan en casa cuando llegan las elecciones autonómicas.

Entretanto se multiplican las señales de que Zapatero le ha roto la cintura a Carod y a Rajoy, casualmente quienes representan las posturas más extremas que se despachan en el aquí y ahora de la política nacional. Es fácil deducir que, al menos de momento, Zapatero se encuentra en el mejor de los mundos, aunque sean esos mundos cambiantes de la política, sutiles, ingrávidos y gentiles, como pompas de jabón.

Rajoy, con el paso cambiado. Carod y Maragall, sin futuro. Son las consecuencias del pacto sellado en la nocturnidad de Moncloa por Zapatero y Mas el pasado 21 de febrero. El más discreto es Maragall ("Desalentado y deprimido", según Alfonso Guerra). Pero a Rajoy y a Carod se les nota mucho.