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"Fusiles" o "margaritas": un falso debate sobre los muertos en Líbano
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Antonio Casado

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"Fusiles" o "margaritas": un falso debate sobre los muertos en Líbano

Después de los emotivos funerales de Estado presididos por los Príncipes de Asturias, el PP difundió ayer tarde un comunicado oficial que se limita a expresar

Después de los emotivos funerales de Estado presididos por los Príncipes de Asturias, el PP difundió ayer tarde un comunicado oficial que se limita a expresar condolencia y solidaridad con las familias de los soldados muertos, apoyo a las Fuerzas Armadas -especialmente a sus misiones en el extranjero- y exigencia al Gobierno para adoptar las máximas medidas de protección de "los militares españoles en zonas de guerra".

Nada que ver con su reacción inicial cuando apenas se acababa de proceder al levantamiento de los cadáveres y los dirigentes del principal partido de la oposición ya habían desencadenado la tramposa disputa sobre "fusiles" y "margaritas". Sólo los toques de silencio, el himno nacional y el de la infantería, durante los funerales celebrados en la base militar de Paracuellos (Madrid), se impusieron a esa insoportable banda sonora que ha convertido la Legislatura en una reyerta política interminable.

El seguimiento de los funerales nos permitió comprobar que de nuevo habían de ser los más directamente afectados por una tragedia, los familiares de los seis muchachos asesinados en el atentado terrorista del domingo en Líbano, quienes dieran una lección de dignidad. Y esa puede ser la clave de lo que parece una reconducción del discurso inicialmente desplegado por los dirigentes del PP. Un discurso muy mal traído. Revanchista, falso, marcado por la impaciencia y las comparaciones odiosas.

Nadie ha dicho que el Ejército sea una ONG, pero Rajoy necesita ese hallazgo retórico para burlarse del "pacifismo" de Zapatero. Aunque la trampa le obligue a pasar por alto los datos reales. A saber: las tropas españolas desplegadas en Líbano no están en ninguna guerra, su misión responde a un mandato de la ONU y cuenta con la expresa autorización del Parlamento. Tampoco puede ocultarse que no estamos ante un acto de guerra sino ante un atentado terrorista que puede ocurrir en Beirut o en San Sebastián.

La parte tóxica del discurso del PP, al menos el anterior a su comunicado de ayer tarde, es la que fomenta la desconfianza del ciudadano en las instituciones. Pedir a Zapatero que hable con "claridad" de la misión en Líbano es como el "Queremos saber la verdad", grito de guerra de los enredadores del 11-M. Si este lema implica un descarado ataque a la credibilidad de la Justicia, la Fiscalía y los Cuerpos Policiales -buscar la verdad es su razón de ser como instituciones-, en el primer caso se ataca la confianza de los ciudadanos en los mecanismos democráticos que funcionan para decidir el envío de tropas españolas al extranjero.

Esta tarde, en la sesión de control al Gobierno, el líder del PP llevará el asunto al Congreso en su pregunta semanal al presidente Zapatero. Sin perjuicio de que exija legítimamente, faltaría más, la máxima cobertura en la seguridad de nuestras tropas y el máximo de información sobre los pormenores del atentado, debería aclarar Mariano Rajoy ante el órgano de la soberanía nacional si el PP está a favor o en contra de que los soldados españoles sigan participando en misiones internacionales de paz, no de invasión armada, bajo el mandato de la ONU y con autorización parlamentaria.

Después de los emotivos funerales de Estado presididos por los Príncipes de Asturias, el PP difundió ayer tarde un comunicado oficial que se limita a expresar condolencia y solidaridad con las familias de los soldados muertos, apoyo a las Fuerzas Armadas -especialmente a sus misiones en el extranjero- y exigencia al Gobierno para adoptar las máximas medidas de protección de "los militares españoles en zonas de guerra".

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