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El PP incluye la muerte de dos soldados en la reyerta política
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Antonio Casado

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El PP incluye la muerte de dos soldados en la reyerta política

Apenas cuatro horas después de conocerse la muerte de dos soldados españoles en Afganistán, por la explosión de una mina al paso del vehículo militar, el

Apenas cuatro horas después de conocerse la muerte de dos soldados españoles en Afganistán, por la explosión de una mina al paso del vehículo militar, el PP ya había convertido la desgracia en un asunto más de la reyerta política interior. El número dos, Ángel Acebes, y sus cuatro "exigencias" al Gobierno: funeral de Estado no "clandestino"; medalla por acción de "guerra"; comparecencia inmediata de Zapatero en el Congreso, y viaje de una comisión parlamentaria a zonas de conflicto para saber en qué condiciones trabajan nuestros soldados.

Es una simple cuestión de buen gusto lo que se ventila en el hecho de no conceder ni veinticuatro horas de carencia al debate permanente PSOE-PP. Ni el respeto al dolor de las familias ha frenado la tentación de hacer política con los dos soldados de cuerpo presente. Pero, en fin, es lo que hay. Se explica, se puede entender el trauma no superado de la guerra del Irak, como causa de la bancarrota electoral de hace casi cuatro años, pero el PP ya debería haberse quitado el luto y no seguir respirando por esa herida. No se hace ningún favor.

Naturalmente que el principal partido de la oposición tiene derecho a impugnar una determinada misión del Ejército en el extranjero. Puede y debe discutir si nuestras tropas están en son de paz o en son de guerra. Pero ayer era un día para quedarse en las condolencias y hacer votos por la recuperación de los heridos. No para acusar al Gobierno de ocultar a los españoles que estamos en un escenario de guerra de "altísimo riesgo".

Vuelve el estéril debate en relación con la naturaleza de nuestra misión en Afganistán. De "guerra", como en Irak, dice el PP. De "paz", como consta en las diversas resoluciones de la ONU, inexistentes en la unilateral invasión de Irak, dice el PSOE. Absurda batalla verbal que, de todos modos, no puede ocultar el hecho cierto, verificable, de que las cosas han evolucionado hacia peor en Afganistán. En gran parte, a causa de la guerra de Irak y la desastrosa gestión de sus consecuencias por parte de EE UU. En cualquier caso, como ayer decía Acebes con los cuerpos aún calientes, el escenario afgano es hoy por hoy de "altísimo riesgo". Y ese diagnóstico no cambia por el hecho de endosarle la palabra "paz" o la palabra "guerra".

La situación se ha venido envenenando a lo largo de los dos últimos años. Los señores de la guerra han recuperado terreno (el cultivo de la amapola ha crecido en un 59 % en el último año). Al Qaeda y los grupos afines se han reconstruido. La frontera este con Pakistán vuelve a ser un coladero y el futuro de Musharraf -teórico aliado de EE UU-, muy incierto. El pueblo afgano está decepcionado con las fuerzas internacionales porque no consiguen pacificar el país. El Gobierno de Hamid Karzai, con el que ayer se entrevistó Zapatero en Nueva York, es un nido de corrupción. Y los atentados suicidas siguen al alza. De los 27 que se produjeron en 2005 se pasó a nada menos que 139 en 2006.

En ese escenario se mueven nuestros 690 soldados, aunque la provincia de Herat no es de las más conflictivas., Eso explicará hoy el ministro de Defensa, José Antonio Alonso, que acude al Congreso para pedir la pendiente autorización de envío de 52 soldados más, ya comprometidos, para el contingente español. Ni uno más, dijo ayer Zapatero en Nueva York. España mantiene sus compromisos pero la opinión pública debe saber que van hacia un avispero cada vez más peligroso.

Apenas cuatro horas después de conocerse la muerte de dos soldados españoles en Afganistán, por la explosión de una mina al paso del vehículo militar, el PP ya había convertido la desgracia en un asunto más de la reyerta política interior. El número dos, Ángel Acebes, y sus cuatro "exigencias" al Gobierno: funeral de Estado no "clandestino"; medalla por acción de "guerra"; comparecencia inmediata de Zapatero en el Congreso, y viaje de una comisión parlamentaria a zonas de conflicto para saber en qué condiciones trabajan nuestros soldados.

Afganistán Ángel Acebes