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Aznar volvió a envenenar el ambiente con una dosis de recuerdo
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Antonio Casado

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Aznar volvió a envenenar el ambiente con una dosis de recuerdo

Dale que te pego. Ayer la vicepresidenta De la Vega entró al trapo de Aznar. Como antes el ministro Fernández Bermejo, con sus sarcasmos, y el

Dale que te pego. Ayer la vicepresidenta De la Vega entró al trapo de Aznar. Como antes el ministro Fernández Bermejo, con sus sarcasmos, y el número dos del PSOE, José Blanco, con la difusión de un video totalmente prescindible. Prescindible fue también la apelación de la 'vice' al ex presidente para que aprenda a conjugar la promoción de su libro con el respeto a las víctimas del 11-M y a la verdad judicial.

No le falta razón. Pero el Gobierno debería esforzarse en evitar que la insensata bronca política por la masacre del 11-M, entre cuyos escombros aún buscan algunos la causa de sus desgracias, siga zumbando en los oídos de las víctimas y sus familiares. La sentencia no ha terminado de purificar el aire. Sigue oliendo a azufre, aunque los puntos fétidos están cada vez más localizados.

Es justo señalar que el PP oficial, el de la banda sonora a cargo de Juan Costa, el que se ha mordido la lengua ante la innecesaria difusión del último video del PSOE, está cumpliendo su anuncio del lunes pasado cuando Rajoy, tras su mal explicada alusión a la necesidad de seguir investigando, expresó su acatamiento de la sentencia e invitó a su gente a pasar página.

No se puede decir lo mismo de los dirigentes socialistas respecto al similar llamamiento de Zapatero al conocerse la sentencia. En todo caso, sus incumplimientos responden a un mismo elemento provocador: el ex presidente del Gobierno, a quien considero ajeno a la organización oficial del PP sólo como hipótesis de trabajo y para subrayar su distanciamiento de Mariano Rajoy.

En Aznar, la condición de presidente honorario del PP se esfuma ante la de la víctima que busca furiosamente al culpable de su tragedia personal. Como no lo encuentra, apunta sin disparar, insinúa, sugiere, lo deja caer, sin pruebas y sin otro fundamento que el que se agota en su propio discurso: "No está en desiertos lejanos ni en remotas montañas". Dosis de recuerdo para volver a envenenar el ambiente. Jugar a las adivinanzas después de la sentencia es reavivar el foco principal del incendio que ha devastado el paisaje de la Legislatura: los autores de la masacre habitan entre nosotros.

La innecesaria respuesta del vídeo socialista -enésimo recuento de las 'perlas' del PP-, no nos distrae de la irresponsabilidad de un ex presidente que insiste en pregonar su singular indagación del 11-M al margen de la respuesta del Estado de Derecho. Los autores intelectuales y materiales habitan entre nosotros. O habitaban, porque la mayoría están muertos. La policía localizó sus domicilios: Leganés, Latina, Chamberí.

Pero Aznar piensa y quiere que los demás pensemos en autores todavía más cercanos, en lengua, en religión, en costumbres, cuyo teatro de operaciones es el ruedo ibérico y no el mundo global. Este ex alto servidor del Estado debería ir inmediatamente a la policía a concretar sus sospechas y aportar la información de la que dispone. Si no, al menos queda inhabilitado como imitador de Andrada en esa supuesta epístola moral al joven 'Santiago', en la que el ex presidente sostiene que lo importante son los valores. Tal vez se refiere a los bursátiles. De los otros, el señor Aznar no pasa de ser un faro inservible y un referente tóxico.

Dale que te pego. Ayer la vicepresidenta De la Vega entró al trapo de Aznar. Como antes el ministro Fernández Bermejo, con sus sarcasmos, y el número dos del PSOE, José Blanco, con la difusión de un video totalmente prescindible. Prescindible fue también la apelación de la 'vice' al ex presidente para que aprenda a conjugar la promoción de su libro con el respeto a las víctimas del 11-M y a la verdad judicial.

José María Aznar Botella