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El mejor y el peor Rajoy de 'Tengo una pregunta para usted'
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Antonio Casado

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El mejor y el peor Rajoy de 'Tengo una pregunta para usted'

El Mariano Rajoy del lunes por la noche en 'Tengo una pregunta para usted' no recuerda en nada al PP furioso de la pasada Legislatura. Parece

El Mariano Rajoy del lunes por la noche en 'Tengo una pregunta para usted' no recuerda en nada al PP furioso de la pasada Legislatura. Parece haberse divorciado de esa derecha sin complejos que relaciona al PSOE con la cultura de la muerte y practica a todas horas el tiro al blanco contra Zapatero. Prudente, sensato, capaz de pedir disculpas en nombre propio y de Federico Trillo por lo del Yak-42 y de reconocer que no todo lo hace mal el Gobierno. Incluso le oímos pedir confianza respecto a la salida de la crisis económica y sostener que los depósitos bancarios de los españoles están seguros. Relevante llamamiento a la tranquilidad mientras se disparaban las conjeturas sobre causas y efectos de la intervención de la Caja Castilla-La Mancha.

Sin embargo, ese esfuerzo por ser más constructivo que de costumbre, o al menos parecerlo, hasta el punto de ofrecerse a echar una mano para afrontar la crisis, contrastó con su rotunda afirmación de que la política económica del Gobierno es muy mala y apoyarla sería propio de un “antipatriota”. La conclusión no puede ser otra: está dispuesto a apoyar al Gobierno para salir de la crisis si hace lo que Rajoy cree que tiene que hacer. Cuando alguien quiso tener más detalles, “¿Y qué es lo que usted haría?”, la respuesta no pudo ser más evanescente: “Pues una política que genere confianza”. Vale.

De todos modos, insisto, el mejor Rajoy de la noche fue el que trató de dar una imagen centrada sin querer ser excesivo en nada. El peor se perdió en los cerros de Úbeda. Justamente cuando las preguntas trataban de acercarle, él no se esforzaba en compartir el lugar de quien preguntaba, ponerse a su nivel o hablar su lenguaje. Me explico. Cada vez que el preguntante le proponía suprimir la distancia líder-ciudadano ("qué hay de lo mío", "qué haría usted si…"), siempre acababa buscando el burladero de las generalidades. Como si rehuyera el acercamiento, como si le asustase la proximidad.

Así no había forma de creerse sus teatrales movimientos por el plató, orientados precisamente al acortamiento de distancias. Sólo físicas, claro. Algunos ejemplos. Cuando le contó su drama personal un emigrante sin papeles, un camerunés llegado hace cuatro años en patera, Rajoy le habló de Galicia como tierra de emigrantes. Una muchacha de Jaén quiso compartir con el líder el amor a su patria chica y Rajoy le salió con la batalla de las Navas de Tolosa. Con sacacorchos y después de mucho insistir, una señora logró del presidente del PP la única respuesta lógica a la pregunta de si recurriría a la genética de laboratorio (células embrionarias) para salvar a un hijo enfermo.

Hasta ese momento, Rajoy se había limitado a recordar que su partido había votado a favor de la Ley que autoriza la investigación con células madres con fines terapéuticos. Ya le había interrumpido hasta cuatro veces: “No, si yo no le pregunto eso, lo que quiero saber es qué haría usted si tuviera un hijo enfermo y...”. De no haber insistido tanto esta señora, nos hubiéramos quedado con la duda de si el protagonista del programa del lunes (26% de audiencia, la peor de todos los 'Tengo una pregunta' emitidos hasta ahora) es en ese asunto tan normal como el 99,9% de los ciudadanos.

Este lance concreto fue, a mi juicio, uno de los momentos claves de la noche en un programa cuyo formato está precisamente calculado para el acercamiento de los políticos a la ciudadanía. Lo demás es pasto de columnistas y expertos en cuestiones de imagen.

El Mariano Rajoy del lunes por la noche en 'Tengo una pregunta para usted' no recuerda en nada al PP furioso de la pasada Legislatura. Parece haberse divorciado de esa derecha sin complejos que relaciona al PSOE con la cultura de la muerte y practica a todas horas el tiro al blanco contra Zapatero. Prudente, sensato, capaz de pedir disculpas en nombre propio y de Federico Trillo por lo del Yak-42 y de reconocer que no todo lo hace mal el Gobierno. Incluso le oímos pedir confianza respecto a la salida de la crisis económica y sostener que los depósitos bancarios de los españoles están seguros. Relevante llamamiento a la tranquilidad mientras se disparaban las conjeturas sobre causas y efectos de la intervención de la Caja Castilla-La Mancha.

Mariano Rajoy