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El Gobierno busca adhesiones a sus nuevas medidas contra la crisis
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Antonio Casado

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El Gobierno busca adhesiones a sus nuevas medidas contra la crisis

Consejo de Ministros deliberante el de ayer. Pero se tomaron decisiones, cuya presentación en sociedad se reserva Zapatero para el debate sobre el Estado de la

Consejo de Ministros deliberante el de ayer. Pero se tomaron decisiones, cuya presentación en sociedad se reserva Zapatero para el debate sobre el Estado de la Nación. Todas están orientadas a frenar la crisis económica, acelerar la recuperación, crear empleo y diseñar el modelo productivo del futuro. Por un lado, retoques a algunas medidas que ya están en marcha y que no funcionaron como cabía esperar. Por otro, las medidas nuevas: un secreto muy bien guardado hasta el cuerpo a cuerpo de Zapatero con Rajoy del martes que viene.

 

Secreto a medias. Me dice un pajarito que las nuevas medidas vienen inspiradas en la forja de un nuevo modelo productivo: valor añadido, capital humano, educación, diversificación de fuentes de riqueza. Algunas, muy innovadoras. Por ejemplo, en el terreno de la formación profesional, con la intención de rescatar a los jóvenes que desertaron prematuramente de su formación para ingresar en el mercado laboral. En cuanto al fomento del empleo, el Gobierno dio luz verde a algunas actuaciones en aplicación de la Ley de Dependencia, así como en turismo, construcción, medio ambiente y ámbito rural.

Sobre este puñado de decisiones pretende el Gobierno formar mayorías parlamentarias en las clásicas resoluciones que siguen a un debate del Estado de la Nación. O sea, busca el apareamiento con los grupos minoritarios. La intención es inequívoca. Quiere desmentir la imagen de soledad que le endosaron las elecciones autonómicas del 1 de marzo.

Algo más que imagen: falta de frescura, pérdida del encanto fundacional, fatiga de materiales en el proyecto encabezado por Zapatero y debilidad de liderazgo frente a la negrura de la situación económica. Todo lo que dio lugar al llamado “cambio de ritmo” para devolverle el pulso al Gobierno.

La secuencia se abrió con el juego de sillas y la hiperactividad de los nuevos ministros, hasta la reunión monográfica de ayer en Moncloa. Ahora toca el acto de exaltación socialista del domingo en Vista Alegre, con paseíllo triunfal de Patxi López incluido. Cuarenta y ocho horas después, máximo aprovechamiento de la actuación estelar de Zapatero en el debate del Estado de la Nación. Y después, la campaña electoral de las europeas con el objetivo de movilizar al alicaído electorado socialista.

Del resto de asuntos tratados ayer en el Consejo de Ministros extraordinario, que registró un inusual número de intervenciones, ya nos contaron las vicepresidentas, De la Vega y Salgado, que por primera vez se profundizó en la relación entre las medidas adoptadas hasta ahora (noventa y nueve, exactamente, en sucesivas entregas) y sus efectos prácticos.

Balance desigual, con expreso reconocimiento del fracaso cosechado por la moratoria en las hipotecas de los parados. Y sobredosis de recuerdo para mantener vivo el voluntarismo del Gobierno. Ninguna tan descarada como la supuesta falta de ambición a la hora de calcular la creación de puestos de trabajo por cuenta del Fondo de Inversión Local. La vicepresidenta Salgado aseguró que las previsiones (278.000 puestos directos y 120.000 indirectos), se han visto superadas en un 30%. Simplemente, no es creíble.

Consejo de Ministros deliberante el de ayer. Pero se tomaron decisiones, cuya presentación en sociedad se reserva Zapatero para el debate sobre el Estado de la Nación. Todas están orientadas a frenar la crisis económica, acelerar la recuperación, crear empleo y diseñar el modelo productivo del futuro. Por un lado, retoques a algunas medidas que ya están en marcha y que no funcionaron como cabía esperar. Por otro, las medidas nuevas: un secreto muy bien guardado hasta el cuerpo a cuerpo de Zapatero con Rajoy del martes que viene.