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Julián Muñoz, Ruiz Mateos y Juan Hormaechea llevan la corrupción a la Universidad
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Antonio Casado

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Julián Muñoz, Ruiz Mateos y Juan Hormaechea llevan la corrupción a la Universidad

La Universidad Rey Juan Carlos ofrece una plataforma al ex alcalde de Marbella, Julián Muñoz, para explicarse ante los alumnos como ponente de un curso de

La Universidad Rey Juan Carlos ofrece una plataforma al ex alcalde de Marbella, Julián Muñoz, para explicarse ante los alumnos como ponente de un curso de verano sobre “Periodismo y Corrupción”. No va como periodista, se supone. Por tanto, va como corrupto. Y la Universidad no puede darle cancha a un sinvergüenza, dicen algunos dignísimos periodistas y demás guardianes de la moral pública mientras se rasgan las vestiduras. Otros aplaudimos con las orejas esta iniciativa. Éxito de público garantizado, nos cuentan los responsables de la Universidad. Pero no se trata de eso.

A quienes estamos a favor de esa presencia viva de un sinvergüenza de la política ante las clases dirigentes del futuro no nos motiva el hecho de que esté cantado el lleno hasta la bandera. Al margen del previsible éxito de público es una excelente oportunidad de los universitarios para conocer las condiciones objetivas y subjetivas que acaban deshonrando a un gobernante o poniéndole a disposición de los jueces.

Tampoco son letra pequeña en la conducta de un sinvergüenza sus propios mecanismos de defensa, su argumentario exculpatorio, sus atenuantes. De ahí también se pueden extraer muchas lecciones. Como este tipo de personajes no se suelen sentir culpables ni tener mala conciencia, puede resultar muy didáctico escuchar sus justificaciones. Es un filón de conocimientos para entender el extravío moral de un servidor público incapaz de vencer la tentación de redondear su patrimonio al margen de la ley.

Medio en broma y medio en serio, algunos temen que a Muñoz se le contagie el espíritu profesoral y acabe dando clases prácticas sobre cómo meter la mano en la caja para hacerse rico con la política, de modo que estaríamos doctorando a estos chicos en prevaricaciones, blanqueo de dinero, falsedad documental, cohechos,  tráfico de influencias y evasión fiscal. Nunca se deben poner límites a la sed de conocimientos, pero ya seríamos un caso perdido si resultase una mayoría de imitadores (de Julián Muñoz, de Ruiz Mateos, de Juan Hormaechea,  tres de los contratados por la URJC) entre los estudiantes asistentes a estos cursos de verano.

Tampoco estaría mal contratar a ciertos líderes políticos para que explicasen en el templo del saber su resistencia a retirar de la circulación a los sinvergüenzas que, por desgracia, florecen en todos los partidos. Ahora está llevando la peor parte el PP con el dichoso “caso Gürtel”, pero no incurriré en la simpleza de las comparaciones. Ni en enormidades como la de Antonio Hernando (PSOE), que ayer jugaba a mezclar las siglas del PP con “una red de delincuencia organizada”.

Y además el argumento es universal. Vale para todos. Me refiero al empeño de los jefes de filas en amparar a los sinvergüenzas. Creen que la mano dura con los corruptos le causaría males mayores que el hecho de concederles el beneficio de la duda. Es un imperdonable error de bulto en la estrategia de un partido, pues al fin y al cabo el daño recae en las siglas propias y la honorabilidad de la inmensa mayoría de sus dirigentes.

La Universidad Rey Juan Carlos ofrece una plataforma al ex alcalde de Marbella, Julián Muñoz, para explicarse ante los alumnos como ponente de un curso de verano sobre “Periodismo y Corrupción”. No va como periodista, se supone. Por tanto, va como corrupto. Y la Universidad no puede darle cancha a un sinvergüenza, dicen algunos dignísimos periodistas y demás guardianes de la moral pública mientras se rasgan las vestiduras. Otros aplaudimos con las orejas esta iniciativa. Éxito de público garantizado, nos cuentan los responsables de la Universidad. Pero no se trata de eso.