Oferta-trampa del PNV en nombre de la estabilidad

El PNV, inesperadamente generoso, ofrece un pacto de estabilidad “institucional” y “presupuestaria” para todas las administraciones vascas. Lagarto, lagarto. En los próximos días dará detalles a los distintos partidos, pues a todos va dirigida, al PSE sobre todo, con la aviesa esperanza de que cambie de pareja, según traducción libre del abajo firmante.

 

Suena a provocación. Se detecta en la puerta entreabierta al entendimiento con Zapatero donde más lo necesita el PSOE: en el Congreso de los Diputados. Puerta cerrada conscientemente en su día por el PSOE, como precio por la reconquista de la normalidad en Euskadi. La marcha atrás no sería de recibo cuando apenas han pasado tres meses desde la investidura del lehendakari, Patxi López, con el apoyo del PP.

Si realmente todos los partidos políticos pusieran el interés general por encima de sus conveniencias en la lucha por el poder tendríamos que aplaudir con las orejas una iniciativa teóricamente orientada a combatir o minimizar los efectos de la crisis económica, según confiesan los dirigentes nacionalistas. Pero no es el caso. Y menos en el País Vasco, donde acaba de ponerse en marcha una operación política de desintoxicación nacionalista en base a un pacto PSE-PP denigrado por el PNV desde su alumbramiento.

Se hace cuesta arriba creer que es inocente y desinteresado este movimiento del PNV decidido el lunes por el EBB, precisamente cuando se está planteando la posibilidad de desalojarle de la presidencia de la Diputación Foral de Álava. Una moción de censura del PP contra el actual diputado general, Xabier Aguirre, apoyada por los socialistas, ahora mismo, antes del día 15, fecha límite para consumar el relevo antes de las vacaciones, sería una descortesía con quienes acaban de proponer tan benemérita iniciativa contra la crisis económica.

Por tanto, la simple admisión a trámite de la oferta significaría frenar el desalojo del PNV del órgano foral alavés, donde gobierna en minoría con el apoyo de otros dos grupos nacionalistas, Eusko Alkartasuna y Aralar. Aunque a los socialistas les suene bien, según dice su portavoz parlamentario, José Antonio Pastor, espero que Patxi López no caiga en la tentación de utilizar este paso adelante del PNV como excusa para enfriar la impaciencia del PP por ocupar el sillón de la Diputación alavesa.

Si solo se quedara en eso, estaríamos ante un movimiento táctico. Pero, en mi opinión, la mencionada oferta de pacto de estabilidad tiene mayor alcance en las intenciones del PNV. Se trata de forzar las contradicciones que habitan en la alianza de los socialistas vascos con el PP, jugando a favor del sentir mayoritario de la opinión pública vasca, que sigue mostrándose partidaria de una alianza transversal  PSE-PNV. En ese sentido, la oferta ataca la línea de flotación del “pacto constitucional” (PSE-PP) y puede convertirse en un elemento no precisamente estabilizador de la situación en el País Vasco.

Al lehendakari, Patxi López, y al líder del PP vasco, Antonio Basagoiti, no les queda otra que dar al PNV la bienvenida al pacto de estabilidad institucional y presupuestaria previamente firmado por las terminales vascas de los dos grandes partidos de ámbito nacional (PSOE-PP). Ampliarlo a las administraciones forales y municipales, con la colaboración y el apoyo del PNV sería deseable. Una noticia excelente para la ciudadanía vasca, siempre que dicha colaboración del PNV no afecte a los contenidos del acuerdo previo PSE-PP o a la condición de “socio preferente” que el PP tiene para los socialistas. Eso es exactamente lo que dice el pacto firmado hace unos meses por Patxi López y Antonio Basagoiti.