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Villancicos del Rey, Díaz Ferrán y Rouco Varela
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Antonio Casado

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Villancicos del Rey, Díaz Ferrán y Rouco Varela

En el cuaderno de notas del paréntesis navideño, tres apuntes para otros tantos personajes heterogéneos como la vida misma: Díaz Ferrán, don Juan Carlos de Borbón 

En el cuaderno de notas del paréntesis navideño, tres apuntes para otros tantos personajes heterogéneos como la vida misma: Díaz Ferrán, don Juan Carlos de Borbón  y Rouco Varela. Tres protagonistas del ruedo ibérico que compartieron escaparate de actualidad durante los días de la gran evasión y el gran retorno del fin de semana.

Empezando por lo último, la concentración de las familias católicas convocadas por monseñor Rouco Varela, arzobispo de Madrid, en el paseo de la Castellana, donde se llamó “canalla” al presidente del Gobierno y se gritaron lemas en defensa de la vida. Se entiende que se trataba de la vida del no nacido. Al nacido que le vayan dando. Por ejemplo, a los muy creciditos habitantes de Gaza, al cumplirse el primer aniversario de la masacre en la que unos 1.300 palestinos murieron achicharrados durante  veintidós días de crueles bombardeos.

No se apea de las portadas el presidente de los empresarios españoles, Gerardo Díaz Ferrán, cuyo particular imperio se basa en el hallazgo de que los pobres gastan poco pero son muchos. Era el secreto del negocio que marcha hacia la bancarrota porque no cumple con los clientes, con sus propios trabajadores, con la Seguridad Social, con los bancos… Hablamos del mismo personaje que un día se confesó al micrófono chivato: “El único problema para salir de la crisis es Rodríguez Zapatero”. Se atuvo a los resultados: recesión, paro, déficit público, deuda… Son los frutos de la gestión del Gobierno, según el discurso de Esperanza Aguirre, buena amiga del presidente de la patronal.

Si hemos de juzgar una gestión por sus resultados, Zapatero lo tiene crudo. Pues, señor, aplíquese el cuento. Los resultados de la gestión empresarial del patrón de patrones están a la vista. Peor, imposible: cotizaciones, salarios, créditos y pasajeros descolgados en el aeropuerto por la mala cabeza de Díaz Ferrán. ¿Quién le iba a decir que sería el mismísimo, lamentable, impresentable, incompetente e ineficaz Gobierno de Rodríguez Zapatero el que le iba a sacar las castañas del fuego?

Para estricto consumo de la chismografía nacional, que es como el debate permanente pero venido a menos, es decir, cada vez más barato, queda el último mensaje navideño del Rey de España, cuya novedad más reseñable es el éxito de audiencia en uno de los tres canales autonómicos del País Vasco. Los dirigentes nacionalistas que calificaron la emisión del mensaje, por primera vez en la televisión pública vasca, como una “imposición españolista”, por falta de quórum popular, se podían ir cortando la lengua.

En cuanto a los contenidos del mensaje, lo de siempre: llamamiento a la  unidad en nombre de los intereses generales,  A ver quién se da por aludido si el Rey menciona el “liderazgo responsable” y “la voluntad de acuerdo” como resortes de la deseable y exigible remada conjunta para salir de la crisis económica. La culpa siempre será del otro en la respectiva valoración de los dos grandes partidos del espectro político nacional, enzarzados en esa reyerta  permanente que llamamos “crispación”.

El llamamiento de la primera autoridad del Estado no tiene ninguna posibilidad de prosperar mientras la propia crisis económica, como primer elemento de la realidad, siga siendo al mismo tiempo el primer resorte de la oposición para echar del poder a sus adversarios políticos. Es una constatación de hechos y no tanto una valoración subjetiva de la estrategia política decidida por el PP para ganar al PSOE en las próximas elecciones generales.

En el cuaderno de notas del paréntesis navideño, tres apuntes para otros tantos personajes heterogéneos como la vida misma: Díaz Ferrán, don Juan Carlos de Borbón  y Rouco Varela. Tres protagonistas del ruedo ibérico que compartieron escaparate de actualidad durante los días de la gran evasión y el gran retorno del fin de semana.

Gerardo Díaz Ferrán Antonio María Rouco Varela