Montilla anuncia el funeral del tripartito para el 28-N

Con ciertas garantías de que el choque del Barsa con el Madrid se llevará a cabo el sábado 27, José Montilla, el president, se decidió finalmente por el domingo 28 para que los catalanes oficien el funeral más digno posible al “tripartito”.

Ya solo se discute el tamaño de la ventaja de CiU sobre el PSC y la posibilidad de que la matemática electoral regale a Alicia Sánchez Camacho (PP) la posibilidad de decidir entre un Gobierno monocolor de Artur Mas o cuatro años más de lo mismo.

Creo que, si llega el caso, Mariano Rajoy no lo dudará ni medio minuto. Y Mas no le hará ascos a  una eventual abstención de los diputados del PP en la investidura. Sin necesidad de reclamarla. Jamás lo haría el líder de CiU con el partido que impugnó el Estatut ante el Tribunal Constitucional y que se pasa la vida acusando al nacionalismo catalán de romper España y perseguir el castellano.

Aún faltan ochenta días para confirmar, o no, ese escenario en principio bastante verosímil. Mientras tanto, cuando acaba de desvelarse la fecha de las elecciones catalanas, cuyo desenlace, sea el que sea, será determinante en la agenda política nacional, lo que toca es celebrar el fin de un periodo muy confuso de la política catalana.

Los últimos siete años han estado caracterizados  por la falta de cohesión interna en un extraño consorcio de poder formado por el catalanismo de izquierdas y el independentismo republicano, liderado en estos últimos cuatro años por un ex ministro de Zapatero.

Si a este elemento del análisis le unimos el accidentado parto del Estatut y las consabidas secuelas de su larga espera a las puertas de un Tribunal Constitucional averiado, se entenderá que los catalanes afrontan su próximo paso por las urnas marcados por el desaliento y la desafección política.
Por si faltaba algo, la crisis económica está acabando de fijar el pesimismo en el estado de ánimo de los catalanes en vísperas de su fiesta nacional  (la Diada del 11 de septiembre). Los datos no son para tirar cohetes: un paro del 18 %, que se dobla en el caso de los jóvenes, una quinta parte de la población viviendo por debajo del umbral de la pobreza, y un 30 % de fracaso escolar.

Son los datos que este martes, al conocer la convocatoria electoral por una llamada personal del presidente de la Generalitat, Mas arrojó sobre Montilla como tres puñetazos al bajo vientre. Y como advertencia de que, sedientos de centralidad, los dirigentes de CiU no van a incurrir en el error de centrar la campaña en el debate identitario sino, justamente, en el de una gestión gubernamental que ha producido frutos tan amargos.