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Claves personales y políticas en la dimisión de Oliart
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Antonio Casado

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Claves personales y políticas en la dimisión de Oliart

Alberto Oliart se va por razones familiares y de salud. Son coincidentes y están relacionadas con él mismo y con su esposa. Además porque el ejercicio

Alberto Oliart se va por razones familiares y de salud. Son coincidentes y están relacionadas con él mismo y con su esposa. Además porque el ejercicio del cargo para el que fue nombrado por el Congreso en noviembre de 2009, de común acuerdo PSOE-PP, se había convertido en un vía crucis. Ya lo había comunicado en Moncloa pero le seguían pidiendo que aguantase. Hasta que no pudo más y tiró por la calle del medio, una vez logrado el pasado día 30 el pre-acuerdo del primer convenio colectivo de la Corporación con los trabajadores.

Llevaba la dimisión en la recámara desde hace meses y ha elegido el peor momento para irse de forma “inmediata e irrevocable” ¿Por qué el peor momento? Porque su dimisión va a quedar asociada a la sospecha de una mala práctica en el ejercicio de su cargo. Muchos pensarán que se va por haber sido pillado en falta al saberse que RTVE acababa de otorgar un contrato de trabajo a la empresa de su hijo. Eso no se ajusta a la verdad.

Es cierto que las acusaciones vertidas contra él por supuesto tráfico de influencias o trato de favor en la adjudicación externa de un servicio, han producido en su fuero interno el consabido efecto de la gota que colma el vaso. Pero esa no es la causa de la espantada, sin perjuicio de que las sospechas estén más o menos fundadas. Que no lo están, en mi opinión, a la vista de las explicaciones de RTVE, de muy fácil comprobación. Ni la empresa que concursó (Overon) ni las otras cuatro capaces de prestar el servicio y que fueron invitadas a concursar, incluida la vinculada al esposo de María Dolores de Cospedal, han denunciado ningún tipo de irregularidad.

Oliart estaba harto del acoso constante al que estaba siendo sometido por el PP, que respaldó su nombramiento sin darle luego ni los cien días de gracia antes de hacerle la vida imposible

Por tanto, me parece injusto relacionar la marcha de Oliart con el descubrimiento de una supuesta corruptela. Cualquiera que se aproxime de buena fe a lo ocurrido en la contratación de las llamadas “terrenas” (unidades móviles), destinadas al servicio de un determinado programa de TVE, sabe que se hizo de forma legal y transparente. Más allá de razones estéticas (serlo y parecerlo, como la mujer del César). No menores, ya lo sabemos, pero distan mucho de asimilarse a conductas reprobadas por las leyes o las normas internas de la Corporación.

Oliart estaba harto del acoso constante al que estaba siendo sometido por el PP, que respaldó su nombramiento sin darle luego ni los cien días de gracia antes de hacerle la vida imposible en los medios de comunicación, en el Consejo de Administración y en la comisión de control de RTVE. Si a esto unimos que no se sentía debidamente compensado con el apoyo del PSOE, me parece que lo ocurrido está bastante claro.

Se va Oliart pero queda el modelo, si no se atasca ahora cuando los dos grandes partidos tengan que acordar el nombre del sustituto en vísperas de unas elecciones generales. Por si lo habíamos olvidado conviene poner en valor que RTVE ya no es la herramienta del partido en el poder que siempre fue. Desde la reforma de 2005, tenemos una televisión pública desvinculada del Gobierno, plural, libre, imparcial, sin publicidad, sin coste para el contribuyente y dependiente del Congreso.

Con especial mención para los Servicios Informativos de TVE. Cuarenta y seis meses encabezando los ranking de audiencia y credibilidad que el PP, por boca del diputado Ramón Moreno despachaba pidiendo que Fran Llorente, el jefe de Informativos, asuma la misma responsabilidad que Oliart. Decía ayer Moreno que esta etapa viene marcada por “la falta de objetividad, de pluralismo y de imparcialidad”. Hace falta ser osado. ¿Serán acaso Telemadrid o Canal Nou, dos televisiones gestionadas por gobiernos autonómicos del PP, el modelo de imparcialidad que nos propone?

Alberto Oliart se va por razones familiares y de salud. Son coincidentes y están relacionadas con él mismo y con su esposa. Además porque el ejercicio del cargo para el que fue nombrado por el Congreso en noviembre de 2009, de común acuerdo PSOE-PP, se había convertido en un vía crucis. Ya lo había comunicado en Moncloa pero le seguían pidiendo que aguantase. Hasta que no pudo más y tiró por la calle del medio, una vez logrado el pasado día 30 el pre-acuerdo del primer convenio colectivo de la Corporación con los trabajadores.

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