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Minuto y resultado del careo entre Chacón y Rubalcaba
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Antonio Casado

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Minuto y resultado del careo entre Chacón y Rubalcaba

Como me lo cuentan lo cuento porque la fuente es de la mejor calidad: la precandidata a la secretaría general del PSOE, Carme Chacón, le ha

Como me lo cuentan lo cuento porque la fuente es de la mejor calidad: la precandidata a la secretaría general del PSOE, Carme Chacón, le ha ofrecido la presidencia del partido a Alfonso Guerra. Chacón me dice que es una intoxicación, y así lo hago constar, pero tendría mucho sentido. No solo por desplazar al actual presidente, Manuel Chaves, alineado con Rubalcaba, sino porque el ex vicepresidente del Gobierno (1982-1991) controla más de lo que parece en el socialismo andaluz (la delegación más numerosa, 234 representantes).

Algo todavía más morboso: los precedentes. Fue Alfonso Guerra quien en julio de 2000 (35 congreso federal) le dio a Zapatero los votos que le faltaban para derrotar a Bono (y a Rubalcaba, que jugaba en ese bando) en la lucha por la secretaría general del partido. El trasvase se hizo a última hora, a costa de unos votos destinados a la candidata “guerrista”, Matilde Fernández. A ésta no la hubieran sacado de perdedora y era la única forma no de impulsar a Zapatero sino de frenar a Bono. Ahora Guerra no ha de frenar a Bono, aparcado en un millonario contrato con Planeta para la edición de sus memorias, pero su simpatía por Rubalcaba es comparable a la que siente por aquel. Así que lo mejor sería tenerle a favor si la votación final de los delegados va a estar tan reñida como parece.

La orografía de los alineamientos previos, más o menos visible en los “congresillos” del pasado fin de semana”, se romperá con toda seguridad a la hora de ejercer el voto secreto y con urna

Cuando apenas faltan diez días para el gran cónclave socialista, continúa la estúpida guerra de cifras sobre cuál de los dos aspirantes cuenta con más delegados o con más barones. Es parte del debate cargado de palabras y vacío de contenido que se corresponde con la desorientación reinante en el PSOE después de su peor año desde la muerte del general Franco. Hablar por hablar. La orografía de los alineamientos previos, más o menos visible en los “congresillos” del pasado fin de semana”, se romperá con toda seguridad a la hora de ejercer el voto secreto y con urna. Como le oía decir ayer a cierto exministro de Zapatero, “la decisión de votar a Chacón o Rubalcaba la va a tomar cada delegado en vivo y en directo”.

Sería lamentable que esa decisión fuese el resultado de un careo. Si finalmente se trata de decidir entre dos perfiles personales, descargados de ideas y propuestas, el congreso del PSOE será un fracaso, una oportunidad perdida. La pregunta que en estos momentos se hacen los estrategas de Chacón y de Rubalcaba es si la reactivación llegará por sintonía preferente con los siete millones de ciudadanos que votaron al PSOE el 20-N o con los cuatro millones que perdió. Depende de los análisis de cada uno. El equipo de Rubalcaba, con hambre atrasada de centralidad, cree que los cuatro millones de votantes perdidos están pidiendo a gritos un giro al centro, mientras que la gente de Chacón cree que el desencanto electoral se produjo precisamente por unas decisiones de Gobierno ajenas al sentir del clásico votante de izquierdas.

Es el minuto y resultado de las vísperas del congreso, cuando lo único que trasciende es la guerra de cifras y el quinielismo sobre cuál de los dos aspirantes saldrá ganando en el careo.

Como me lo cuentan lo cuento porque la fuente es de la mejor calidad: la precandidata a la secretaría general del PSOE, Carme Chacón, le ha ofrecido la presidencia del partido a Alfonso Guerra. Chacón me dice que es una intoxicación, y así lo hago constar, pero tendría mucho sentido. No solo por desplazar al actual presidente, Manuel Chaves, alineado con Rubalcaba, sino porque el ex vicepresidente del Gobierno (1982-1991) controla más de lo que parece en el socialismo andaluz (la delegación más numerosa, 234 representantes).

Carme Chacón Alfredo Pérez Rubalcaba