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Al mal tiempo de la crisis, buena cara de Báñez y Montoro
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Antonio Casado

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Al mal tiempo de la crisis, buena cara de Báñez y Montoro

La ministra de Trabajo, Fátima Báñez, dijo públicamente hace unos días que estamos saliendo de la crisis sin aportar las pruebas tangibles. No las hay o

La ministra de Trabajo, Fátima Báñez, dijo públicamente hace unos días que estamos saliendo de la crisis sin aportar las pruebas tangibles. No las hay o son muy escasas. Al menos las que se pueden contar, pesar o medir hasta resistir la comparación con las pruebas en contrario. ¿Cómo sostener, por ejemplo que “ya se están viendo señales esperanzadoras” pocas horas después de conocer las últimas cifras del paro, que ya van por los 5,7 millones, o el desplome del comercio minorista?

El eco mediático de sus palabras, no inspiradas en un “optimismo vacío”, según dijo, la ha dejado en mal lugar porque casi nadie comparte su diagnóstico. Sin embargo la ministra iba cargada de buena intención. No es poco en estos tiempos. El día de ayer se lo pasó explicando que, simplemente, quiso levantar acta de que la fe del Gobierno en las medidas adoptadas se está contagiando a los agentes de un sistema productivo con un enorme potencial de crecimiento. Y eso se debe pregonar como un resorte generador de confianza.

El abajo firmante siempre sostuvo que el Gobierno de Mariano Rajoy venía con un pan debajo del brazo. Me refiero al masivo deseo de los ciudadanos de que acierte en la guerra contra la crisis económica, al margen de la fe política de cada cual. Ojalá tengan razón los ministros Montoro y Bánez

En la distancia corta le oigo decir que es una actitud y no una cuestión de contabilidad. De acuerdo. Otros expertos lo dicen a menudo en relación con una crisis económica marcada por un intangible: la desconfianza. Empezaremos a salir de la crisis cuando empecemos a estar convencidos de que vamos a salir de la crisis. El Rey, don Juan Carlos, por ejemplo, constataba hace unos días que el relato de cercanías es “de llorar”, mientras que en el extranjero nos ven mucho mejor.

A la buena causa de mejorar el estado de ánimo de los españoles se sumó ayer el ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, colocando en el circuito el minuto y resultado de la lucha contra el déficit público en el presente ejercicio. Esta es una batalla –la batalla, en realidad- de alto valor estratégico para la recuperación de la economía nacional. Ojalá que alcancemos ese 6,3 comprometido para que Bruselas y los mercados nos pongan otra cara. Además sostiene que antes de terminar 2013 estaremos saliendo de la crisis gracias a los Presupuestos del Estado para el año próximo, aunque la oposición parlamentaria anuncia que nos hundiremos un poco más en la recesión por culpa de esos Presupuestos. Un lugar común a la contra de las medidas del Gobierno: ese círculo vicioso que se abre con los recortes en nombre de la austeridad y se cierra con recesión a causa de la austeridad.

¿A qué carta quedarse? El abajo firmante siempre sostuvo que el Gobierno de Mariano Rajoy venía con un pan debajo del brazo. Me refiero al masivo deseo de los ciudadanos de que acierte en la guerra contra la crisis económica, al margen de la fe política de cada cual. Ojalá tengan razón los ministros Montoro y Bánez. Nunca reprobaré la actitud de quienes desde plataformas políticas o mediáticas se esfuerzan en construir un discurso más optimista en base a la indiscutible mejoría en la balanza comercial, la llegada de turistas extranjeros, el notable aumento de autónomos-emprendedores, una juventud muy bien formada, la batalla contra el déficit público, la internacionalización de la economía española, etc, aunque haya pruebas en contrario que lo pongan en duda.

La ministra de Trabajo, Fátima Báñez, dijo públicamente hace unos días que estamos saliendo de la crisis sin aportar las pruebas tangibles. No las hay o son muy escasas. Al menos las que se pueden contar, pesar o medir hasta resistir la comparación con las pruebas en contrario. ¿Cómo sostener, por ejemplo que “ya se están viendo señales esperanzadoras” pocas horas después de conocer las últimas cifras del paro, que ya van por los 5,7 millones, o el desplome del comercio minorista?

Fátima Báñez Cristóbal Montoro