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Antonio Casado

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El desaliento que no cesa

La España real vuelve a pronunciarse sobre la España oficial. Nos dice que el PP se desploma (diez puntos menos) y el PSOE no levanta cabeza

La España real vuelve a pronunciarse sobre la España oficial. Nos dice que el PP se desploma (diez puntos menos) y el PSOE no levanta cabeza (apenas tres décimas más). Muy desalentador. El aldabonazo de Metroscopia sólo viene a recordar que, por primera vez en nuestra historia democrática, el desgaste del partido que gobierna no mejora las expectativas electorales del que aspira a gobernar. Que aún en esas condiciones el PP volvería a ganar en las urnas, aunque no por mayoría absoluta, desvía la carga de la prueba hacia la incapacidad del principal partido de la oposición para lograr que los ciudadanos renueven su fe en la política como herramienta de cambio.

La decepción de los españoles afecta a los dos grandes partidos del espectro parlamentario. Eso es verdad. Pero el margen de maniobra del que juega a la contra siempre es mayor porque puede apostar a un coste menor. Y hoy por hoy no será por falta de facilidades del titular al aspirante. Más no le puede dar. A saber: paro, corrupción, desigualdad, pobreza, deterioro de los servicios públicos, crisis institucional, malestar ciudadano, el órdago segregacionista del nacionalismo catalán, la percepción ciudadana de que todo va a ir a peor,una malísima imagen del Gobierno Rajoy y sus ministros…

Y tampoco es que el Gobierno y el partido que lo apadrina sean una piña. A las tensiones larvadas por la gestión del caso Gürtel-Bárcenas, que levanta ronchas entre los dirigentes de antes, de ahora y los de siempre, se suma la reciente sublevación contra Rajoy y Montoro protagonizada por los baronesdel PP respecto al trato de sus respectivas regiones en los Presupuestos Generales del Estado de 2014. Unos hacen públicas sus quejas y otros callan por disciplina de partido, pero todos se sienten políticamente desarmados ante sus electores.

En Baleares, Bauzá calla, pero manda a la infantería por delante: “Un desprecio a Baleares”, dicen sus dirigentes. El diputado Antoni Camps ha calificado los Presupuestos de “una burla, una nueva injusticia y un nuevo escarnio para los ciudadanos”. En Madrid, su presidente autonómico, Ignacio González, considera “insostenible” el recorte de las inversiones del Estado para la región.

Nada de esto está siendo capitalizado por los socialistas en expectativas de voto. Es más, sus adversarios políticos siempre tendrán a mano el argumento de que el índice de rechazo a Rubalcaba (85%) es aún mayor que el de Rajoy (75%), según la encuesta publicada ayer en el diario El País.

Es lo que hay, justo el día en que para la parroquia socialista se cierra el plazo de presentación de enmiendas a las ponencias de la Conferencia Política (8-9-10 de noviembre próximo) que los dirigentes actuales quieren convertir en palanca de recuperación del partido. Con una idea fuerza: la igualdad, que es el ADN del socialismo. Y un lema para los carteles: el partido de la esperanza. “Nos falta tiempo y nos sobran palabras”, me decía el otro día un socialista cabal como Ramón Jáuregui. Por él no va a quedar.

La España real vuelve a pronunciarse sobre la España oficial. Nos dice que el PP se desploma (diez puntos menos) y el PSOE no levanta cabeza (apenas tres décimas más). Muy desalentador. El aldabonazo de Metroscopia sólo viene a recordar que, por primera vez en nuestra historia democrática, el desgaste del partido que gobierna no mejora las expectativas electorales del que aspira a gobernar. Que aún en esas condiciones el PP volvería a ganar en las urnas, aunque no por mayoría absoluta, desvía la carga de la prueba hacia la incapacidad del principal partido de la oposición para lograr que los ciudadanos renueven su fe en la política como herramienta de cambio.

El País Política Ignacio González Baleares