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Y ahora, el marmitaco
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Antonio Casado

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Y ahora, el marmitaco

Solo nos faltaba ahora la superposición del órdago soberanista vasco. O la confluencia de ambos –el otro es el catalán, claro– en el ánimo de millones

Sólo nos faltaba ahora la superposición del órdago soberanista vasco. O la confluencia de ambos –el otro es el catalán, claro– en el ánimo de millones de españoles incapaces de entender la guerra de las patrias en el siglo de las fronteras caídas. Es lo que hay. Lo que hubo este fin de semana en Sukarrieta (Pedernales, Vizcaya), junto a la tumba de Sabino Arana, donde los dirigentes del PNV acaban de darse la salida hacia un nuevo intento de convertir el País Vasco en una unidad de destino en lo universal. O al menos en lo europeo, si nos atenemos a las palabras del presidente del partido, Andoni Ortuzar: “Queremos una Euskadi-nación con voz propia en Europa”.

¿Alguna duda sobre las intenciones del nacionalismo llamado moderado? Ahora que los guerreros de la tribu han dado un paso atrás, los guardianes de las esencias dan un paso adelante. Por no dejar espacios libres ni asignaturas pendientes, después de los dos intentos fallidos más cercanos en el tiempo. Uno por las malas, que acabó en las cárceles y en los cementerios. Y otro por las buenas, el llamado Plan Ibarretxe, que se desvaneció en las hormas de la razón legal (1 febrero de 2005 en el Congreso de los Diputados).

Ya hay hoja de ruta. Uno, ronda de tanteo a los demás partidos políticos. Dos, constitución de una ponencia en el Parlamento de Vitoria que señale el camino hacia la formación de un nuevo marco jurídico-político. Y tres, referéndum popular en 2015. Por si nos aburría la “pasión de catalanes” (copyright Carlos Herrera), toma ración doble de marmitaco vasco. Dice Ortuzar que se trata de un ineludible “compromiso electoral que vamos a cumplir”. Más madera.

Se detecta, por ahora, un especial cuidado en el lenguaje y una sobredosis de buenismo en la disposición al diálogo con otros grupos políticos. A la búsqueda de un denominador común en las posiciones de salida que el PNV quisiera convenir con los socialistas: el “incumplido” Estatuto de Guernica ya no sirve como herramienta legal de mejora en el autogobierno.

Espero que no se repita el culebrón de los socialistas catalanes y la gente de Patxi López no se embarque en aventuras condenadas al fracaso y de enorme potencial desestabilizador

El portavoz del PSE-PSOE, José Antonio Pastor, ya ha dicho que acudirá a la llamada del PNV “con ánimo de diálogo y consenso”. Espero que no se repita el culebrón de los socialistas catalanes –hasta que Pere Navarro mandó parar–, y la gente de Patxi López no se embarque en aventuras condenadas al fracaso y de enorme potencial desestabilizador de la convivencia nacional.

El periodo de desintoxicación nacionalista (2009-2012, con López en el Palacio de Ajuria Enea) supo a poco y no dejó huella ¿O sí? La prospección oficial del sociómetro vasco conocida ayer (2.289 entrevistas a domicilio, entre los días 8 y 11 de octubre) revela una mayoría de vascos contraria a la independencia, aunque me parece más significativo ese 43% de ellos “nada interesado” por la política frente a un 4% muy interesado.

Puestos a buscar elementos significativos del tema que nos ocupa, nada tan inquietante como la coincidencia de estas dos noticias en los medios de comunicación: una, el plan de excarcelación de etarras presentado en Moncloa por el lehendakari, Iñigo Urkullu, y otra, el lanzamiento del nuevo órdago soberanista apadrinado por el PNV.

Sólo nos faltaba ahora la superposición del órdago soberanista vasco. O la confluencia de ambos –el otro es el catalán, claro– en el ánimo de millones de españoles incapaces de entender la guerra de las patrias en el siglo de las fronteras caídas. Es lo que hay. Lo que hubo este fin de semana en Sukarrieta (Pedernales, Vizcaya), junto a la tumba de Sabino Arana, donde los dirigentes del PNV acaban de darse la salida hacia un nuevo intento de convertir el País Vasco en una unidad de destino en lo universal. O al menos en lo europeo, si nos atenemos a las palabras del presidente del partido, Andoni Ortuzar: “Queremos una Euskadi-nación con voz propia en Europa”.

PNV Iñigo Urkullu Patxi López