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El aborto: piedra de escándalo
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Antonio Casado

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El aborto: piedra de escándalo

La propuesta de aborto según Gallardón se ha convertido en piedra de escándalo desde que salió del Consejo de Ministros hace un mes. Incluso dentro del

La propuesta de aborto según Gallardón se ha convertido en piedra de escándalo desde que salió del Consejo de Ministros hace un mes. Incluso dentro del Gobierno. Dos de sus cuatro mujeres, la vicepresidenta, Sáenz de Santamaría, y la ministra Ana Pastor, no comparten en absoluto las tesis del titular de Justicia. Sonadas también han sido las discrepancias de ciertos barones del PP y la expresa petición de Celia Villalobos, vicepresidenta del Congreso, de que su grupo permita el voto en conciencia cuando llegue el momento.

En su intento de fidelizar al Tea Party de cercanías y prevenir un “abascal” de mayor cuantía, el Gobierno Rajoy ha conseguido sembrar la discordia en sus propias filas y movilizar al electorado socialista. En Ferraz no han desaprovechado el espíritu y la letra de la “contrarreforma” para emparentar al PP con el partido de Le Pen y la Conferencia Episcopal. Sólo falta ya que monseñor Sebastián declare sobre las posibilidades de curación de los abortistas, como los homosexuales, para que Elena Valenciano pueda recomendar al futuro cardenal (ya casi) algún tratamiento contra la estupidez.

La semana pasada el PP quedó alineado con la extrema derecha cuando el Parlamento Europeo se ocupó del asunto, mientras que en la Diputación Permanente del Congreso (versión reducida de la Cámara en tiempos de vacaciones) la mayoría del PP tumbaba todas las iniciativas del PSOE encaminadas a rentabilizar la división interna de sus adversarios políticos y el subidón que el asunto está causando en las filas socialistas. Todo esto se va a escenificar mañana, con una calculada ofensiva en la primera sesión de control al Gobierno después de las vacaciones parlamentarias. Atención al cruce de Valenciano con el ministro Gallardón, y de la portavoz socialista, Soraya Rodríguez, con la vicepresidenta, Sáenz de Santamaría.

En su intento de fidelizar al 'Tea Party' de cercanías y prevenir un “abascal” de mayor cuantía, el Gobierno Rajoy ha conseguido sembrar la discordia en sus propias filas y movilizar al electorado socialista

Otro ámbito de confrontación por cuenta de la reforma del aborto propuesta por el Gobierno es el CGPJ (Consejo General del Poder Judicial). Se le remitió el anteproyecto el viernes pasado. Su informe es preceptivo, aunque no vinculante. Se supone que se trata básicamente de un informe técnico sobre la legalidad del texto. Sin embargo, nada más entrar ya se ha producido la primera fisura entre los vocales llamados conservadores y los vocales denominados progresistas del nuevo CGPJ.

Me refiero a la figura del ponente, que ya estaba nombrado antes de recibir el encargo del Gobierno, en la persona de Carmen Llombart, expresidenta de la Audiencia Provincial de Valencia. Pero a última hora ha ocurrido algo verdaderamente inusual: que se nombre a un segundo ponente. Mujer, igualmente, Pilar Sepúlveda, pero del otro bando, el de los vocales nombrados a propuesta del PSOE. Dicho sea para matizar que, aunque el informe sea de carácter técnico, véase cómo el debate político sobre el aborto según Gallardón también ha llegado al órgano de gobierno de los jueces recientemente renovado.

La propuesta de aborto según Gallardón se ha convertido en piedra de escándalo desde que salió del Consejo de Ministros hace un mes. Incluso dentro del Gobierno. Dos de sus cuatro mujeres, la vicepresidenta, Sáenz de Santamaría, y la ministra Ana Pastor, no comparten en absoluto las tesis del titular de Justicia. Sonadas también han sido las discrepancias de ciertos barones del PP y la expresa petición de Celia Villalobos, vicepresidenta del Congreso, de que su grupo permita el voto en conciencia cuando llegue el momento.

Aborto Alberto Ruiz-Gallardón