Al Grano
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PP: mecanismos de autodepuración
José María Aznar quería hablar de su libro y Mariano Rajoy no tuvo a bien asistir (memorias del expresidente, en noviembre del año pasado). Ahora Rajoy
José María Aznar quería hablar de su libro y Mariano Rajoy no tuvo a bien asistir (memorias del expresidente, en noviembre del año pasado). Ahora, Rajoy quiere hablar del suyo y la significativa ausencia será la de Aznar. Hoy por ti, mañana por mí. Paquete devuelto. Arsénico envuelto en celofán, de sucedido a sucesor. No es la primera vez ni será la última, mientras se va decantando el futuro de un partido en el que están funcionando sus propios mecanismos de depuración interna.
El suegro de Agag no asistirá a la convención nacional del próximo fin de semana en Valladolid. Su agenda internacional es más importante que el precalentamiento del PP ante las elecciones europeas. Del mismo modo que el exministro Mayor Oreja prefiere renunciar a su escaño en el Parlamento Europeo antes que competir con su viejo amigo, Alejo Vidal-Quadras, que acaba de sumarse a la escisión de Ortega Lara y Santiago Abascal, sin renunciar a su euroescaño y con previa garantía de encabezar su lista europea del nuevo partido (VOX).
En los dos casos sale perdiendo la causa del partido de sus amores (¿amores muertos?). Su sentimiento de pertenencia al mismo se debe de haber debilitado mucho cuando da un paso atrás ante la excusa tonta de un viaje al extranjero, como en el caso de Aznar.
Los partidos políticos, organismos socialmente vivos, también tienen sus mecanismos de defensa y autodepuración (espantada, verso suelto, expulsión disciplinaria, rebeldía, escisión, manzana podrida, desistimiento, etc)
Y en el caso de Mayor Oreja, por su renuncia a competir política e ideológicamente contra un gemelo ideológico y político, aunque uno abandona el partido y el otro no. En este segundo episodio el lance cobra más sentido. Al menos como explicación de lo que está ocurriendo en el ala derecha del PP. Nada nuevo. Los partidos políticos, organismos socialmente vivos, también tienen sus mecanismos de defensa y autodepuración (espantada, verso suelto, expulsión disciplinaria, rebeldía, escisión, manzana podrida, desistimiento, etc).
La misma moraleja se desprende de la elocuente y pública defensa de Consuelo Ordóñez (Covite, víctimas del terrorismo) firmada ayer por la expresidenta del País Vasco, María San Gil, justo cuando la hermana del asesinado dirigente vasco del PP, Gregorio Ordóñez, acababa de protagonizar su enésimo encontronazo con la dirección oficial del partido en esta comunidad autónoma. San Gil, una criatura política del mencionado Mayor Oreja, acusó a su partido de “consentir la pesadilla que vive Euskadi”. Y ahí le dio.
La política antiterrorista del Gobierno como desencadenante y excusa de la aversión a Rajoy-Cospedal y su franquicia vasca (Arantza Quiroga-Iñaki Oyarzábal). Ese ha terminado siendo el denominador común a todos ellos: Aznar, Consuelo Ordóñez, Vidal-Quadras, Abascal, Mayor Oreja, Pedraza, Ortega Lara.
Dentro o fuera del partido, con más o menos descaro, en público o en privado, han puesto en circulación un relato tóxico sobre el papel del Gobierno Rajoy en la etapa abierta tras el adiós a las armas de ETA en octubre de 2011. Poco más o menos que Rajoy ha seguido la estela negociadora de Zapatero con la banda terrorista y está siendo demasiado indulgente con los etarras y sus amigos. Insisto: tóxico, injusto, malintencionado y reñido con los hechos.
Pero eso es lo que hay.
José María Aznar quería hablar de su libro y Mariano Rajoy no tuvo a bien asistir (memorias del expresidente, en noviembre del año pasado). Ahora, Rajoy quiere hablar del suyo y la significativa ausencia será la de Aznar. Hoy por ti, mañana por mí. Paquete devuelto. Arsénico envuelto en celofán, de sucedido a sucesor. No es la primera vez ni será la última, mientras se va decantando el futuro de un partido en el que están funcionando sus propios mecanismos de depuración interna.