Aborto y unidad de voto en el PP

Aunque el aborto según Gallardón no ha pasado de una primera lectura en Consejo de Ministros, el PSOE sigue rentabilizando la polémica. Sin haberse convertido siquiera en proyecto de ley, ha tenido el dudoso mérito de movilizar a los enemigos y dividir a los amigos. Que un sector del PP vería con buenos ojos la retirada del anteproyecto, incluidos muchos y señalados dirigentes con mando en plaza, ya se ha puesto de manifiesto en el consabido goteo de declaraciones públicas. Entonces, ¿por qué los diputados del partido de Rajoy votaron anteanoche en contra de la propuesta de retirada presentada por el PSOE?

Se equivocan quienes creen que esas diferencias internas quedaron abolidas en la votación. La propia vicepresidenta del Congreso, Celia Villalobos, habló ayer por boca de los discrepantes. Espera que el anteproyecto no llegue a tramitarse –al menos en su actual redacción–, pero se niega a hacerle el juego al PSOE. Lógico. Por eso ella y otros que piensan como ella –sobre todo, otras–, votaron en contra de la propuesta socialista y hoy volverán a hacer lo mismo con la moción de Izquierda Plural, que, esta vez a cara descubierta, también reclama la retirada.

El cierre de filas en el grupo parlamentario del PP ante la evidente maniobra socialista, el de anteanoche y el que se va a producir hoy, no deroga ni mucho menos la “falta de unanimidad” en las filas del Gobierno y del PP, tal y como ayer dijo la vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría. Ni impide su aprovechamiento político por parte del PSOE. Rubalcaba quiere ‘europeizar’ el debate y el PP le sigue dando facilidades.

Nunca pudo imaginar Elena Valenciano la ayuda que iba recibir del adversario en su empeño de personalizar el malestar de las mujeres

Nunca pudo imaginar Elena Valenciano la ayuda que iba recibir del adversario en su empeño de personalizar el malestar de las mujeres al presentarse en sociedad como cabeza de lista a las elecciones europeas del 25 de mayo. Será muy complicado asimilar a una derecha civilizada y moderna la imagen de un PP cerrando filas en defensa de esta marcha atrás en la regulación del aborto, tras la inusitada resonancia mediática que ha tenido en Europa. Y menos aún después de que todas las encuestas advierten a Rajoy de estar perdiendo votos por el centro.

La unidad de voto permite celebrar el cierre de filas pero, en el caso de los-las discrepantes, no la coherencia con unos principios. Siempre se les podrá reprochar que alquilaron su conciencia a la disciplina de partido. Por tanto, no se entiende la euforia del PP por el resultado de la votación de anteanoche. De momento, deja abierto el debate público sobre una eventual reforma del aborto que ha disparado las alarmas en toda Europa, justo en vísperas de unas elecciones europeas.

Valenciano ya tiene media campaña hecha. Le bastará recordar que, de aprobarse esta reforma, daría lugar a la ley más restrictiva de la UE. Y que ningún país de nuestro entorno ha legislado mirando hacia atrás en esta materia, incluso con gobiernos conservadores como la Francia de Sarkozy, la Alemania de Merkel o la Inglaterra de Cameron. De hecho, el único que la ha apoyado en Europa ha sido Le Pen, el conocido el ultraderechista francés.