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La jota navarra de Barcina
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Antonio Casado

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La jota navarra de Barcina

Ayer la presidenta de Navarra, Yolanda Barcina, se bailó una jota a la salud de Bildu y del PSOE. Sin querer el uno y queriendo el otro,

Ayer la presidenta de Navarra, Yolanda Barcina, se bailó una jota a la salud de Bildu y del PSOE. Sin querer el uno y queriendo el otro, ambos se han convertido en su doble blindaje y mejores avalistas para el último tramo de su accidentado mandato al frente de la Comunidad Foral. Así, la cantada moción de censura por las irregularidades denunciadas en la Hacienda Foral se pierde en la polvareda (frenazo de Rubalcaba a la iniciativa del PSN de Roberto Jiménez) como ya se perdió la de hace un año (18 abril de 2013) por el escándalo de las dietas de Caja Navarra (se votó la iniciativa de Bildu y Aralar-NaBai y no prosperó por abstención de los 9 votos socialistas).

El Parlamento autonómico aprobó por mayoría el dictamen de la comisión formada para investigar las denuncias de la exgerente de la Hacienda Foral, Idoia Nieves, sobre las injerencias de la vicepresidenta del Gobierno, Lourdes Goicoechea, en el trabajo de aquella. Al darse por acreditadas las acusaciones de Nieves, la presidenta queda reprobada por el órgano depositario de la voluntad de los navarros. Y a renglón seguido la Cámara reclama la inmediata convocatoria de elecciones. Son las conclusiones no vinculantes de la comisión. Como el frenazo de Rubalcaba impide la aritmética favorable a la moción de censura, Barcina se baila una jota. Anuncia que no piensa acatarlas, hace valer su blindaje para seguir gobernando contra la mayoría y además se permite acusar a la Cámara de dictar conclusiones que no responden a la verdad y “son injustas a sabiendas”.

Bildu y el PSOE se han convertido en su doble blindaje y mejores avalistas para el último tramo de su accidentado mandato al frente de la Comunidad Foral

Según el Código Penal, Barcina está acusando de prevaricación a los representantes políticos de los navarros. Hacer como si no lo hubiéramos oído es parte del precio de ver cómo el PP y el PSOE compiten en repudiar a los amigos políticos de ETA. En ellos, sin embargo, ha encontrado Barcina la clave de su supervivencia al frente de la Comunidad Foral, puesto que el acercamiento a Bildu es la raya roja que los dos grandes partidos han prometido no rebasar. Algo muy difícil de asumir por quienes hemos pasado años sosteniendo que cualquier ideario, incluido el nacionalista en su versión más radical, puede defenderse pacíficamente en el marco de la legalidad y con las mismas reglas de juego para todos.

El frenazo de Rubalcaba a la iniciativa política de sus compañeros navarros (moción de censura a la presidenta), bien motivada por un caso de corrupción en un escenario de prolongada inestabilidad (ruptura PP-UPN, ruptura coalición UPN-PSN, el caso de las dietas y el escándalo de la Hacienda Foral…), les ha dejado en posición muy desairada a nivel regional. Debe haber sido muy duro para ellos escuchar cómo el portavoz parlamentario de UPN, Carlos García Adanero, consciente de su blindaje, trataba de ponerlos en evidencia por no haber convencido “ni siquiera al secretario general del PSOE”.

Ayer la presidenta de Navarra, Yolanda Barcina, se bailó una jota a la salud de Bildu y del PSOE. Sin querer el uno y queriendo el otro, ambos se han convertido en su doble blindaje y mejores avalistas para el último tramo de su accidentado mandato al frente de la Comunidad Foral. Así, la cantada moción de censura por las irregularidades denunciadas en la Hacienda Foral se pierde en la polvareda (frenazo de Rubalcaba a la iniciativa del PSN de Roberto Jiménez) como ya se perdió la de hace un año (18 abril de 2013) por el escándalo de las dietas de Caja Navarra (se votó la iniciativa de Bildu y Aralar-NaBai y no prosperó por abstención de los 9 votos socialistas).

Navarra Yolanda Barcina Bildu