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Antonio Casado

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Comparaciones no tan odiosas

Lo ocurrido en Crimea se parece bastante a una segregación unilateral de Ucrania después del referéndum ilegal del domingo pasado. A las pocas horas el presidente

Lo ocurrido en Crimea se parece bastante a una segregación unilateral de Ucrania después del referéndum ilegal del domingo pasado. A las pocas horas el presidente de la Generalitat, Artur Mas, ya estaba diciendo que aquello “no es asimilable” a lo que pueda ocurrir en Cataluña, si bien no descarta una segregación unilateral de España. ¿En qué quedamos?

De las palabras del president se desprenden dos únicas diferencias entre ambos procesos separatistas. Una es la incorporación de Crimea a un Estado tercero (la Federación Rusa). La otra es la coactiva presencia de fuerzas militares. Ni lo uno ni lo otro tiene parangón en el caso catalán.

Hay otra diferencia de carácter histórico, aunque se la calla, como se calla la decisiva aportación del nacionalismo catalán a la forja de la legalidad vigente (Constitución Española de 1978). Me refiero a los cinco siglos largos de Cataluña en el Estado común, mientras que sólo tiene 60 años la integración de Crimea en Ucrania por el famoso regalo de Nikita Kruschev.

Mientras el mundo occidental denuncia la secesión de Crimea por unilateral y contraria a las leyes nacionales e internacionales, Mas marca distancias sin dejar al mismo tiempo de alborotar el gallinero

Sin embargo, los nacionalistas catalanes mantienen su ofensiva segregadora. Mientras el mundo occidental denuncia la secesión de Crimea por unilateral y contraria a las leyes nacionales e internacionales, Mas marca distancias sin dejar al mismo tiempo de alborotar el gallinero: “No descarto la declaración unilateral de independencia”.

¿Entonces, por qué dice públicamente que lo de Crimea no es “asimilable” a Cataluña? Está claro: por evitar comparaciones que le pondrían en grave riesgo de compartir la posición del Gobierno Rajoy, centrada en el respeto al principio de integridad territorial y a la Constitución escrita de Ucrania, lo cual es perfectamente aplicable al órdago catalanista y coincide con las posiciones de la Unión Europea y los Estados Unidos, dos referentes apreciados por Artur Mas y su gente de CiU. No me imagino a los defensores de una Cataluña independiente condenando la separación de Crimea porque atenta contra la Constitución de Ucrania y el derecho internacional, tal y como sostienen Obama, los jerarcas de Bruselas y el mismísimo Rajoy.

Aquí nos sale al paso, ay, el precedente de Kosovo (2008). Sólo el Reino de España, antes con Zapatero ahora con Rajoy, puede mirar hacia atrás sin ruborizarse. A diferencia de la UE y los EEUU, nunca reconoció la independencia unilateral de la antigua provincia serbia por las mismas razones que no reconoce ahora los resultados del referéndum en Crimea. Pero los nacionalistas catalanes aplaudieron en su día la segregación de Kosovo respecto a Serbia con apoyo europeo y norteamericano, aunque también, como ahora, marcaron distancias.

Rescato esta noticia de agencia fechada el 18 de febrero de 2008: “El presidente de CiU, Artur Mas, reclamó al Gobierno de España que respete la voluntad democrática de Kosovo de constituirse en Estado independiente, en la línea de la mayoría de los países de la Unión Europea, y destacó que no hay elementos que permitan establecer paralelismos con Cataluña. ‘Cataluña no es Kosovo’, aseguró”.

Lo ocurrido en Crimea se parece bastante a una segregación unilateral de Ucrania después del referéndum ilegal del domingo pasado. A las pocas horas el presidente de la Generalitat, Artur Mas, ya estaba diciendo que aquello “no es asimilable” a lo que pueda ocurrir en Cataluña, si bien no descarta una segregación unilateral de España. ¿En qué quedamos?

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