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El cierre de una campaña hueca
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Antonio Casado

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El cierre de una campaña hueca

Fuegos artificiales en el cierre de la campaña. Quema de restos. Fogonazos verbales, frases vacías, pedradas de ida y vuelta. He aquí la traca final: los

Fuegos artificiales en el cierre de la campaña. Quema de restos. Fogonazos verbales, frases vacías, pedradas de ida y vuelta. He aquí la traca final: los socialistas siempre dejan al país en quiebra y se cargan el Estado del bienestar, según el PP, así que no tiene sentido que pidan el voto para volver a hacer lo mismo. El PSOE, por su parte, mantiene la concentración del fuego verbal en la figura del candidato Arias Cañete, por machista y por haber aprovechado su anterior etapa europea para defender sus intereses particulares y no los de España.

A pesar de las disculpas del adversario, Elena Valenciano no ha impedido que sus equipos difundan por tierra, mar y aire, el apoyo recibido de los principales líderes de la socialdemocracia europea, en tanto que no ha sonado ninguna voz europea en defensa del candidato Cañete y sus nobles esfuerzos por evitar aires de superioridad. Eso sí, contó con el apoyo explícito de su amiga, Esperanza Aguirre, y del jefe, Mariano Rajoy, aunque, mecachis, este le arropase públicamente cinco minutos antes de las disculpas, de lo que se deduce que el presidente del Gobierno las consideraba innecesarias.

Como ustedes comprenderán, no vale la pena tomarse en serio ni lo uno ni lo otro. De hacerlo, sólo serviría como prueba de cargo contra una clase política, la representada al menos en los dos partidos centrales del sistema, totalmente insensible a los verdaderos problemas de Europa y de esta España atormentada por el paro, la erosión institucional y el desaliento ciudadano. Sólo faltaba incorporar a la banda sonora del PP la acusación de que los socialistas están haciendo una campaña sucia. Toma nísperos, que decía Campmany. Como si el partido de Rajoy diera un ejemplo de juego limpio al recordar que al líder de los socialistas vascos, Jesús Eguiguren, se le fue la mano al rostro de su mujer hace veintidós años.

En campaña todos pierden el oremus y son capaces de aprovechar cualquier incidente de recorrido para dejar al adversario a los pies de los caballos. De modo que ni el uno ni el otro son ejemplares en punto al juego limpio que debería presidir el debate político

Es una pedrada más con retroceso. Sin tiempo que perder, el partido de Rubalcaba ha incluido en sus guiones de campaña ciertos detalles de la anterior vida de Cañete como eurodiputado, cuando hace veintitrés años aprovechaba el turno de preguntas para interesarse por la liberalización del juego y la importación de automóviles. Poco tiempo después fue nombrado consejero de Tecnijuego y Cebingo, empresas dedicadas a la explotación de salas de bingo y juegos de azar. Tal vez fue una pura casualidad, como que un año después fuera nombrado consejero de Italcar España, empresa de recambios para coches.

Queda claro en que en campaña todos pierden el oremus y son capaces de aprovechar cualquier incidente de recorrido para dejar al adversario a los pies de los caballos. De modo que ni el uno ni el otro son ejemplares en punto al juego limpio que debería presidir el debate político, incluso en campaña electoral para la que, afortunadamente, sólo quedan unas horas.

En lo referido a España, el desenlace de las urnas está cantado. Sin margen de error. Dos noticias que, en realidad, son dos confirmaciones. Primera, el pasotismo de más de la mitad del electorado. Y segunda, el castigo a los dos grandes con victoria sin alas de uno de los dos. O sea, por la mínima. Lo demás será irrelevante, Salvo la repercusión en dos asuntos de cercanía nacional: la convulsión interna que se avecina en el PSOE (primarias) y la toma de temperatura a las relaciones de fuerza entre los dos partidos nacionalistas catalanes que van por separado a las urnas del domingo.

Fuegos artificiales en el cierre de la campaña. Quema de restos. Fogonazos verbales, frases vacías, pedradas de ida y vuelta. He aquí la traca final: los socialistas siempre dejan al país en quiebra y se cargan el Estado del bienestar, según el PP, así que no tiene sentido que pidan el voto para volver a hacer lo mismo. El PSOE, por su parte, mantiene la concentración del fuego verbal en la figura del candidato Arias Cañete, por machista y por haber aprovechado su anterior etapa europea para defender sus intereses particulares y no los de España.

Miguel Arias Cañete Elena Valenciano