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Esos brotes de republicanismo
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Antonio Casado

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Esos brotes de republicanismo

Absurdo, inoportuno, marginal, minoritario, inútil y, sobre todo, totalmente ajeno a las preocupaciones de los españoles. Eso me parece el debate, artificial donde los haya, sobre

Foto: Alfonso Guerra (i); Alfredo Pérez Rubalcaba (2i); Soraya Rodríguez (2d), y Eduardo Madina (EFE)
Alfonso Guerra (i); Alfredo Pérez Rubalcaba (2i); Soraya Rodríguez (2d), y Eduardo Madina (EFE)

Absurdo, inoportuno, marginal, minoritario, inútil y, sobre todo, totalmente ajeno a las preocupaciones de los españoles. Eso me parece el debate, artificial donde los haya, sobre monarquía o república, en vísperas de la votación de los diputados habilitada para dar salida a la abdicación del Rey.

Por tanto, votar "no" es rechazar la renuncia de don Juan Carlos. En teoría eso le obligaría a continuar. Quedaríamos abocados a entrar en un callejón sin salida. Es un contradiós que sean precisamente los antimonárquicos quienes hayan anunciado el "no" en la votación de mañana en el Congreso, como si estuvieran reclamando la continuidad de este Rey.

El debate resulta dañino porque parte de la malversación de un trámite legislativo. Se aprovecha el lance meramente instrumental –cauce jurídico a una decisión personal del Monarca– para desenterrar un clásico de la memoria histórica felizmente superado por los españoles. Que lo desentierren. Están en su derecho. Pero que no hagan trampas porque lo que se vota mañana no es monarquía o república. Eso ya lo decidió el pueblo español en 1978. Ni siquiera el procedimiento sucesorio, que está perfectamente reglado en la Constitución.

Con especialísima atención hemos de seguir las posibles intervenciones de los diputados Eduardo Madina y Pedro Sánchez, a los que se supone en rampa de lanzamiento mientras miran de reojo a Susana Díaz. De Eduardo Madina sólo sabemos que hace unos días en la radio navegó entre dos aguas cuando se le interpeló sobre su posición en el debate monarquía-república, sin que haya la menor duda respecto al compromiso constitucional de los otros dos presuntos aspirantes al liderazgo del PSOE.

En todo caso, el desenlace no va a ir más allá de un par de abstenciones, tirando por lo alto, entre los 110 diputados socialistas, probablemente por vía de ausencia física a la hora del voto individual y de viva voz previsto en la sesión de mañana. Nada que ponga en riesgo la luz verde a la ley por un porcentaje en torno al 90% de la Cámara Baja.

Habrá enmiendas procedentes de Izquierda Unida y el Grupo Mixto, que clavetearán sus propuestas de referéndum sobre la forma del Estado. Están en su derecho. Como otros estamos en nuestro derecho de afirmar que el hecho de dar forma de república o de monarquía al Estado no va a crear más ni menos puestos de trabajo, no cambiará el rumbo histórico de España ni va a hacer más o menos felices a los españoles.

Absurdo, inoportuno, marginal, minoritario, inútil y, sobre todo, totalmente ajeno a las preocupaciones de los españoles. Eso me parece el debate, artificial donde los haya, sobre monarquía o república, en vísperas de la votación de los diputados habilitada para dar salida a la abdicación del Rey.

Eduardo Madina Pedro Sánchez Izquierda Unida