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Rajoy, el juez, el fiscal y la Infanta
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Antonio Casado

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Rajoy, el juez, el fiscal y la Infanta

El fiscal Horrach toma a la infanta Cristina por lela (ni idea de los chanchullos de su marido) y el juez Castro la toma por mentirosa (aunque era

El fiscal Horrach toma a la infanta Cristina por lela (ni ideade los chanchullos de su marido) y el juez Castro la toma pormentirosa (aunque era una colaboradora necesaria en los delitosde Urdangarin, lo negó en el interrogatorio). La figura de la Infanta gana con las conclusiones del juez. Mejor embustera queidiota. Lo judicial es otra cosa. Ahí le favorecen las tesis delfiscal. Representa la acusación pública, pero se ha convertido enla defensa pública de la hermana del Rey al considerar que sufreuna penalización extra “por ser quien es”.

Al fiscal le gustaría que su viejo amigo, el juez, compartiese lahipótesis de una mujer que, a pesar de sus títulos universitarios,no sabía lo que firmaba, confundía gastos personales con gastosde explotación de la sociedad matrimonial (Aizoon) y ayudaba sinsaberlo en el blanqueo de dinero. No lo ha conseguido, a pesar decontar con seguidores de sus tesis tan señalados como su jefe, elfiscal general del Estado, Torres-Dulce, la Abogacía del Estado,la Agencia Tributaria y el mismísimo presidente del Gobierno.

Rajoy se ha declarado públicamente “convencido” de que doñaCristina será exonerada. El está a favor (“es mi deseo”). ¿Pero porqué estará tan convencido del desenlace en asunto estrictamentejudicial? Viva la separación de poderes, el respeto a la Justicia yla igualdad de los españoles ante la ley. Ni la propia Familia Realha llegado a tanto en el arropamiento a la Infanta. Más bien, alrevés. Fantástico.

Que tan poderosos seguidores de sus tesis no hayan logradopor ahora la exculpación explica el ataque de contrariedad deHorrach y las gravísimas acusaciones contra Castro en el recursode la Fiscalía. Hoy mismo tomará cartas en el asunto la comisiónpermanente del CGPJ (Consejo General del Poder Judicial),una vez que el juez Castro ha emplazado al fiscal Horrach a quepresente una querella por prevaricación contra él si realmentecree que actúa predispuesto contra la Infanta, que los indiciosde criminalidad sólo existen en la mente calenturienta del juez,que este recurre a la ficción porque “la realidad no vende”, quese deja influir por los medios de comunicación, que "convierteen sospechoso lo cotidiano”, que se basa en “conjeturas”,“insinuaciones” y “juicios de valor”, y que, en fin, confunde sufunción de juez con la de las acusaciones. Según el fiscal general,semejantes latigazos al fuero del magistrado son una mera formade expresar la discrepancia. Manda huevos.

No hay precedentes de un temerario juicio de intenciones tanclaro como el formulado por el fiscal Horrach contra el juezCastro al objeto de reventar la evidencia de que doña Cristinaestaba al cabo de la calle en los chanchullos de su marido. Ellenguaje jurídico es lo suficientemente rico como para argumentarla inocencia de la Infanta respetando al juez que argumenta ensentido contrario.

Sin embargo, la actitud del fiscal no parece haber escandalizadodemasiado y, además, anda sobrada de adhesiones, como quedadicho. La mayoritaria APM (Asociación Profesional de laMagistratura) se ha limitado a sugerir a Castro una petición deamparo en el CGPJ. Personalmente comparto la reacción de laFrancisco de Vitoria, segunda asociación judicial con mayornúmero de afiliados. Dicho en boca de su presidente, MarcelinoSexmero: “No tiene sentido que un fiscal se permita insultar,vejar o atentar contra la dignidad de un magistrado”. Amén.

El fiscal Horrach toma a la infanta Cristina por lela (ni ideade los chanchullos de su marido) y el juez Castro la toma pormentirosa (aunque era una colaboradora necesaria en los delitosde Urdangarin, lo negó en el interrogatorio). La figura de la Infanta gana con las conclusiones del juez. Mejor embustera queidiota. Lo judicial es otra cosa. Ahí le favorecen las tesis delfiscal. Representa la acusación pública, pero se ha convertido enla defensa pública de la hermana del Rey al considerar que sufreuna penalización extra “por ser quien es”.

Infanta Cristina Caso Nóos