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¿Primarias? No, gracias
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Antonio Casado

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¿Primarias? No, gracias

Lo de las primarias socialistas mirando a Moncloa va camino de convertirse en el triángulo de las Bermudas. Prácticamente todos los barones que han pasado por

Lo de las primarias socialistas mirando a Moncloa va camino de convertirse en el triángulo de las Bermudas. Prácticamente todos los barones que han pasado por Ferraz, empezando por Susana Díaz, le han pedido a Pedro Sánchez que olvide la decisión del Comité Federal el 18 de enero de 2014: convocar primarias en octubre de 2014 y celebrarlas en noviembre si hubiera más de un candidato. Esos son exactamente los términos del compromiso adquirido por la dirección del PSOE.

Pero esa dirección está amortizada, y las circunstancias ya son otras. He ahí el agua de mayo que en pleno verano ha hecho rebrotar la documentada aversión de los dirigentes socialistas, nacionales y regionales, a la fórmula de elecciones primarias abiertas a los simpatizantes. Ya tienen coartada. La patada de Rubalcaba al tablero los libera del compromiso sin necesidad de reconocer que en realidad, salvo Carmen Chacón, perdida en la polvareda, nadie quería ni quiere primarias abiertas “a todos los ciudadanos que lo deseen”, para elegir al candidato socialista a presidente del Gobierno.

Y menos coincidiendo con el presunto referéndum catalán, que ya va a crispar bastante al país, y a punto de otras primarias (candidatos autonómicos y municipales), que ya van a crispar bastante al partido.

Ahora la excusa está servida: la prioridad es centrarse en las elecciones territoriales de la primavera y retrasar la batalla por la Moncloa a unos meses antes de las elecciones generales del otoño de 2015, si Rajoy no decide adelantarlas. Pero no hace falta ser muy espabilado para imaginar que, salvo una nueva catástrofe en las urnas municipales y autonómicas, el PSOE afrontará la recta final de la Legislatura con un líder recrecido en los índices de conocimiento y valoración. ¿Quién va a querer disputarle la candidatura a la Moncloa?

Ergo, llegado el momento, las tan cacareadas primarias abiertas se convocarán (probablemente a principios del verano de 2015), conforme al reglamento aprobado por el Comité Federal en enero de 2013, pero no se celebrarán por falta de candidato alternativo a Sánchez. Absténganse las mentes calenturientas que imaginan a Susana Díaz jugando dentro de un año a destronar a Sánchez.

Mira por dónde, Sánchez le debe el cargo a Eduardo Madina, su competidor, porque este fue quien forzó a Rubalcaba a convocar la consulta a los militantes por voto directo y secreto, so pena de bajarse en la próxima. Y Rubalcaba, que apostaba por Madina sin decirlo en público por no perjudicarle, pilló con parte del trabajo hecho a Pedro Sánchez, que para entonces ya había regalado muchas sonrisas y recorrido muchos kilómetros en su silenciosa campaña para las primarias de noviembre.

O sea, que gracias al atajo abierto por Madina (al líder deben elegirlo antes los militantes y no los delegados al congreso federal de finales de julio), ahora Pedro Sánchez está en condiciones de esquivar unas primarias en noviembre, como quedó reglamentado por el Comité Federal. Los barones, de acuerdo en dejarlas para después de las elecciones municipales y autonómicas. Y eso le exime de verbalizar el riesgo a quedar desautorizado cinco minutos después de debutar como secretario general. Habría podido ocurrir si hubiera tenido que competir tan pronto con un compañero o una compañera por la candidatura a la Moncloa.

Lo de las primarias socialistas mirando a Moncloa va camino de convertirse en el triángulo de las Bermudas. Prácticamente todos los barones que han pasado por Ferraz, empezando por Susana Díaz, le han pedido a Pedro Sánchez que olvide la decisión del Comité Federal el 18 de enero de 2014: convocar primarias en octubre de 2014 y celebrarlas en noviembre si hubiera más de un candidato. Esos son exactamente los términos del compromiso adquirido por la dirección del PSOE.

Pedro Sánchez Susana Díaz Eduardo Madina