Al Grano
Por
Susana Díaz, al son de Podemos
La investidura queda abocada a la convocatoria de pasado mañana, a sabiendas de que la necesaria mayoría simple (más votos a favor que en contra) no se alcanzará con la testimonial abstención de C's
Obras son amores. Pero no hay obras si no hay investidura. Y sin investidura solo hay palabras. Tal cual. Hora y media de discurso empedrado de buenas intenciones. Así es el cielo prometido por Susana Díaz, que sigue tan inestable y tan bloqueada como el día de su amarga victoria del 22 de marzo. Ciudadanos parece estar a medio folio del acuerdo, aunque la cuota de sus nueve diputados es insuficiente para la reposición de la candidata socialista en el trono andaluz.
El programa de gobierno, enriquecido con propuestas ajenas, se somete a la prueba del contraste con otros grupos de la Cámara. Del contraste y del voto. La candidata les pidió ayer apoyo activo o pasivo en nombre de la estabilidad que ella se pasó por la peineta al decidir la prematura disolución de la Legislatura. De momento la fumata es negra. El ritual de hoy exige mayoría absoluta y eso es imposible con los 47 síes socialistas (necesita 55) y los cantados 62 noes de los demás (PP, Ciudadanos, IU y Podemos). Queda abocado a la convocatoria de pasado mañana, a sabiendas de que la necesaria mayoría simple (más votos a favor que en contra) no se alcanzará con la testimonial abstención de Ciudadanos.
A partir de ahí, será Podemos el que elija la tonada en el baile de la investidura. Esto puede convertirse en un calco de la angustiosa película de Sydney Pollack Danzad, danzad, malditos. Teresa Rodríguez, secretaria general del partido enAndalucía, no se ha reconocido en las propuestas de Díaz contra la corrupción, los desahucios y la inflación de altos cargos. Atrincherada en el “no”, en línea con la guerra de posiciones pregonada por Iglesias, tratará de prolongar el baile hasta quedarse con el PP sola ante el peligro. ¿Qué peligro? El de cargar con el sambenito de partido obstruccionista.
Adiós a los pactos de despacho y hola a los mandatos personalistas. Se institucionalizaría el llamado “pacto de perdedores”
Lo explico. Después de la enésima votación fallida, Podemos y PP se quedarían frente a frente. Eso le encantaría a Iglesias en vísperas de su confrontación con Mariano Rajoy por la Moncloa. A ver quién desenfunda primero en defensa de la gobernabilidad de Andalucía. El momento llegará un minuto antes de tener que convocar unas nuevas elecciones por la reiterada negativa de la Cámara a otorgar la confianza a Susana Díaz.
Será cosa de alquilar balcones y ver cómo Díaz acaba siendo una excusa y Andalucía un simple escenario de lucha por el poder, tal y como ha debido soñarlo Iglesias, ahora alineado con el PP en el “no” a la de Triana. Hasta que uno de los dos, o los dos al tiempo, pasen del obstruccionismo a la neutralidad. Unos, en nombre de su deber con las instituciones. Otros, en nombre de su accidentado viaje al centro. En todo caso, ocurriría después del 24 de mayo (municipales y autonómicas), cuando el recuento de votos abra el juego con un nuevo reparto de cartas.
Hasta entonces haremos caldo de cerebro con las propuestas de alcance nacional que nos dejó la lideresa. Como su segunda vuelta en la elección de presidentes de Gobiernos nacionales, regionales y locales, sin explicar cómo gobernarían luego contra la mayoría adversa que les impidió salir elegidos en primera vuelta. Adiós a los pactos de despacho y hola a los mandatos personalistas. Se institucionalizaría el llamado “pacto de perdedores”. En fin, lo ganado en estabilidad lo perderíamos en cultura del pacto, tan ensalzada ante la fragmentación que se avecina.
Ergo, si no nos dan más datos la inestable y bloqueada presidenta andaluza en funciones y la candidata del PP a la alcaldía de Madrid, Esperanza Aguirre, que también está por la labor, no acabaremos de entender esta enmienda a un sistema electoral vigente que tan buenos servicios ha prestado al juego político en nuestro país.
Obras son amores. Pero no hay obras si no hay investidura. Y sin investidura solo hay palabras. Tal cual. Hora y media de discurso empedrado de buenas intenciones. Así es el cielo prometido por Susana Díaz, que sigue tan inestable y tan bloqueada como el día de su amarga victoria del 22 de marzo. Ciudadanos parece estar a medio folio del acuerdo, aunque la cuota de sus nueve diputados es insuficiente para la reposición de la candidata socialista en el trono andaluz.
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